— Martin, ya pasó, supongo que podremos quedar para otro día —me atreví a tomarle de ambas mejillas y besarle la frente—

— Seguro que sí —sonrió radiante—

Sin embargo dentro de esa sonrisa podía percibir algo.

Acompañé a los chicos en mi cuarto mientras acomodaban su poco equipaje. Nos acostamos todos en mi cama y empezamos a conversar. La razón por la cual Martin se había disculpado conmigo hace unos minutos es que se tuvo que cancelar nuestro pequeño supuesto paseo. Al parecer él había confundido los días y olvidó consultar con su agenda o con Watse antes de aceptar mi invitación. En pocas palabras, no salimos a ningún lado. 

Sentí su mano tibia encontrándose con la mía, sin dudarlo dejé que nuestros dedos se entrelacen entre ellos. Volteé mi rostro hasta encontrarlo y le dediqué una pequeña sonrisa. Mis amigos seguían hablando de cualquier cosa que, la verdad, no prestaba mucha atención.

— Pensé que habían salido —mi mamá se metió a mi cuarto sin previo aviso— ¿Por qué no vinieron a saludarme?

— ¡Tía Malena! —gritó Menno poniéndose de pie y tirándose a los brazos de mi mamá—

Sí, por alguna razón mi mamá adoraba a Menno, en sí quería mucho a mis amigos, pero él era su favorito.

Mi mamá iba a ver a Martin por primera vez después de años. Él en algún momento me dijo que tenía miedo de encontrarse con ella nuevamente por todo lo que había pasado.

— Oh, aquí está el muchacho que destruyó el corazón de mi pequeña hija —era sarcasmo, pero al parecer Martin no lo notó y pude ver cómo sus mejillas se teñían y cómo su mano iba a parar a su cuello en una clara muestra de nerviosismo—

— ¡Mamá! —le reclamé y ella soltó una risa—

— No hay rencores, hijo —mi mamá lo abrazó y él, conmocionado, demoró en devolverle el abrazo— ¿Cómo has estado?

Ellos se quedaron un rato hablando. Me acerqué a mis amigos y hablamos sobre lo que podríamos hacer los días que se iban a quedar. Tal vez un picnic o salir a acampar.

— ___, Hugo está abajo —sonreí involuntariamente— ¿Tus amigas aún van a venir?

— Es probable.

— Jean acaba de empezar a cocinar la barbacoa, será mejor que ya vayan bajando.

Mi mamá se fue de mi habitación y con las mismas bajamos hacia la sala. Ahí estaba Hugo «jugando» con mi hermana, grité y corrí hacia él a saludarlo. Después de tanto haberlo deseado, finalmente mis amigos más importantes se habían conocido cara a cara.

Más tarde, Zoey y Mía llegaron a mi casa donde también por primera vez conocieron a mis amigos. Fuimos al jardín donde Jean había armado una mesa bastante grande para que todos entremos. La comida empezó y a mitad de ella, mi hermano había llegado de sorpresa. Lo había extrañado mucho, no lo había visto cara a cara durante un año y un poco más. La expresión en el rostro de mi hermano decayó un poco al ver a Martin entre los invitados. En algún momento ya le había dicho que supere todo lo que pasó entre él y yo. En todo caso, la cara de Martin me pareció bastante graciosa al ver que mi hermano no lo veía con la mejor expresión del mundo.

Niños.

Terminada la cena, mi familia subió a sus habitaciones y yo me quedé con mis amigos. Pusimos algo de música y sacamos unas cuantas botellas de bebidas alcohólicas. Trago tras trago empezamos a entrar en confianza todos y empezamos a cantar las canciones que íbamos poniendo, en ocasiones bailábamos, aunque más hacíamos el ridículo.

the dream of garrix ✧ [m.g.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora