— Estás hermosa —besó mi frente después de ponerme los lentes—

— Martin te mataría si te estuviera escuchando —reí—

— Hay que aprovechar —sonrió y me subió a su hombro nuevamente—

Antes de abandonar el departamento cerramos todas las puertas y ventanas. Nos aseguramos que nada esté conectado y salimos. En la cochera del edificio estaba Louis apoyado en una camioneta en la cual subimos. Dentro de ella estaba Damian al volante y una chica rubia en el lado del copiloto, antes de lanzar interrogantes, Damian me la presentó, su nombre era Esther y era su novia. Quedé un poco sorprendida ya que él nunca mencionó estar saliendo con alguien.

Llegamos después de más o menos una hora, al salir del auto una señorita nos llevó al área donde estaríamos. Nos instalamos dentro de unas carpas indias, eran bastante espaciosas ya que en una entrabamos los cinco.

Ese mismo día fuimos a patinar a un lago congelado, fue divertido ver cómo Louis carecía de equilibrio y caía sobre su trasero incontables veces. Dimos un paseo por los alrededores a caballo, el paisaje lleno de nieve era hermoso. Por la noche hicimos una fogata, cantamos algunas canciones y Menno se encargó de contar unas ridículas y patéticas historias de terror.

Al día siguiente fuimos a un campo abierto totalmente blanco, fue realmente hermoso. Montamos una guerra de nieve y se nos unieron un grupo de turistas alemanes que estaban de visita. Fue muy divertido. Hicimos un picnic, también junto a los alemanes. Bebimos un poco sin llegar a extremos por las reglas del lugar en donde estábamos. Esa misma noche regresamos a la ciudad bajo una gran tormenta, al llegar a la civilización gran parte de ella se encontraba en tinieblas. Sin luz. Al parecer la tormenta nuevamente había hecho de las suyas, pero me sentí aliviada al saber que los chicos se quedarían esta noche conmigo.

Damian nos dejó en el edificio, él y Esther regresarían a casa por lo que solo pasaría la noche con Louis y Menno. Fue un reto tener que subir todas las escaleras al informarnos que el bendito generador de energía del edificio estaba estropeado. Nuestro rostro era un poema. Hicimos muchas pausas, las pantorrillas me ardían por hacer tanta presión en ellas.

— Creo que me dará un calambre —advirtió Louis sentándose en un escalón—

— Creo que a mí... ¡Oh! —Menno se retorció y, aunque no pueda ver su rostro por la poca iluminación de los pasillos que nos brindan la luz de emergencia, sabía que su cara un completo desastre entre espiraciones y jadeos para evitar soltar gritos y maldiciones—

Hice que se tumbara en el suelo y estiré su pierna para aliviar el dolor que su pierna sufría.

Después del espectáculo que montamos en el pasillo del décimo piso seguimos subiendo cuatro pisos más hasta llegar al departamento. Una vez dentro nos desplomamos en el piso suplicando por agua y comida.

***

¿En qué momento dejé que la impuntualidad domara mi vida?

Nunca podía estar tranquila.

¡Ni siquiera debería estar reflexionando conmigo misma!

¡Martin estaba a una hora de aterrizar y yo apenas me había lavado la cara!

La ducha no fue un problema, la había ocupado antes de dormirme por lo que prepararme para salir fue menos pesado.

Me vestí lo más rápido con cosas básicas, una sudadera, unos pantalones de mezclilla y unas zapatillas. Puse un beanie en mi cabeza y cubrí mis manos con unos guantes.

Estacionamos en el parking del aeropuerto y fuimos a la sala de espera. Vimos la hora en una pantalla LED y corroboramos que teníamos tiempo para ir a comprar algo de desayuno.

the dream of garrix ✧ [m.g.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora