92. Mi beso que nunca fue

1.8K 276 19
                                    


Como había supuesto todas las veces, cuando alguien pasa mucho tiempo bajo la lluvia pezca un resfriado. No hay que ser muy inteligente para saberlo.

Estuve en cama casi una semana.

No tuve noticias de Kalen a pesar de que le escribí varios mensajes. Ni siquiera Lautaro respondía. Incluso mamá llamó a Ramona y ella sólo le dijo que ambos muchachos estaban bien.

Mi madre no estaba contenta conmigo pero se quedó para acompañarme y darme los medicamentos necesarios. También fue la encargada de enviar los papeles que me faltaban para ingresar a la universidad.

Sol por su parte fue quien me buscó un lindo alquiler cerca de mi lugar de estudio y juntos, en familia, fuimos a pasar las fiestas de fin de año allí.

Luego de año nuevo, todo había vuelto a la aburrida normalidad de siempre. Papá continuaba con su trabajo en el hospital por ende estaba ocupado y nunca tenía tiempo para responderme ni siquiera un mensaje de texto. Mamá en cambio me escribía todo el día y si tardaba mucho en responderle me llamaba. Mi hermanita estaba de vacaciones pero la había inscrito en una colonia así que tampoco estaba en casa. Y mi hermana estaba acompañando a mamá para que pudiera transitar sin tanta angustia mi falta en el hogar.

Kalen había respondido mi mensaje de año nuevo. Me había deseado mucha suerte y me había escrito "te quiero", no te amo o te extraño. Sólo te quiero. Y eso de verdad dolió mucho más de lo que creía.

Yo por mi parte comencé a asistir a un curso introductorio dictado en la universidad y pude relacionarme con normalidad con unos cuantos compañeros. La realidad es que había muchos ingresantes y si veía a una persona más de una vez en una semana era casi parecido a un milagro así que sonreía por inercia.

Lo único que no me gustaba del lugar eran sus constantes lluvias. En pleno verano llovía tan fuerte como normalmente lo haría en invierno. No es que me molestara, de hecho era algo así como fanática de las siestas con lluvia, pero no podía dejar de pensar e imaginar mi beso que nunca fue.

Era algo ridículamente estúpido considerando las veces que había analizado la cantidad de contras que encontraba en aquel gesto. Pero no podía dejar de pensar que podría haber dicho más, podría haber corrido tras él y reclamarle aunque fuera un beso de despedida. Pero no pude. Me quedé mucho rato esperando que él volviera pero no lo hizo. No lo hizo porque yo no lo quería lo suficiente y eso era algo que nadie podía cambiar.

Pero con el pasar de los meses me fui dando cuenta que quizás no fuera que no lo quisiera lo suficiente, sino simplemente que era tarde para entender. Yo se lo había dicho muchas veces, siempre fui alguien que aprendía más lento de lo normal. Y aunque Kalen hubiera dicho que el amor se siente o no se siente, le faltó contemplar que amar se trata de aprender y yo era demasiado lenta aprendiendo.

Cuando Kalen terminó conmigo yo lo quería. De verdad lo quería, pero de lo que no me había dado cuenta era de cuánto era eso. Fui notando la inmensidad del amor que sentía por él a medida que los días fueron pasando; me fui dando cuenta de cuánto lo necesitaba cuando esos días se convirtieron en semanas. Me di cuenta que lo amaba cuando inconscientemente miré la plataforma donde mi familia me despedía y él no estaba ahí.

Pero ya era tarde. Eso lo tenía claro.

Lo podría tomara como una experiencia para prepararme para mi próxima decepción amorosa pero no quería que quedara como "lo que no se debe hacer". Quería tener un recuerdo bonito de aquella relación y, a pesar de haber tenido buenos momentos juntos, no podía dejar de repasar todo lo que había hecho mal. No podía dejar de pensar qué hubiera pasado si yo hubiera actuado de manera diferente. Y todos los camino que tomaban me decían que si yo no hubiera sido tan idiota, tan lenta, tan orgullosa, tan todo, Kalen y yo estaríamos juntos.

No estaba dolida porque él me hubiera dejado. Nada de eso. Lo entendía. Después de aquellos dos meses comprendía lo doloroso que es cuando lo que tú siente por alguien no es reciproco, duele y duele mucho.

Cuando Kalen escribió "te quiero" y yo quise responder "te amo", noté lo que él debe haber sentido cuando dijo eso y no obtuvo respuesta.

Una tarde de lluvia, una de esas en las que los pensamientos son más fuerte que la tormentosa lluvia, tomé el teléfono y teclee un mensaje para él. Lo leí y lo releí unas cincuenta veces buscándole algún error, pero no había nada mal en él.

Por primera vez estaba siendo completamente sincera con Kalen, pero especialmente conmigo.

Sin Planes Ni RecetasWhere stories live. Discover now