28. ¿Qué demonios estás haciendo Cleo?

2.5K 336 12
                                    


El teléfono apenas dios dos tonos antes de que la voz de Franco me saludara. Él parecía asustado y me preguntó si había pasado algo antes de siquiera decir "Hola"... supongo que recibir una llamada mía era sospechoso, visto y considerando que nunca le atendí el teléfono y sólo le respondía los mensajes cuando estaba de humor o cuando yo era la que iniciaba la conversación.

–Estoy bien... sólo necesito hablar contigo –dije luego de pesar bien mi respuesta. Nunca me había costado tanto formular una frase: sólo había tomado tres pintas.

¿Estás borracha Cleo?

–Creo...

¿Estás en casa?

–No... estoy en un bar –respondo dándole otro sorbo a mi bebida.

Pensé que habías dicho que los bares allí eran lugares de mala muerte.

–Lo dije –aseguro. Él siempre era muy atento y recordaba todas nuestras conversaciones, me gustaba eso de Franco. –Y es por eso que te llamo en este momento.

¿Qué pasó?

–Estoy aquí porque estaba buscando un chico.

Oh... pero pensé que estaba bien, dijimos que veríamos otras personas antes de volver a encontrarnos –dice confuso pero guarda silencio unos segundos, él era inteligente, con lo que le había dicho no hacía falta que le explicara más. –Tú no estás buscando a un chico cualquiera ¿No? ¿Fuiste allí persiguiendo a alguien en particular?

–Sí.

¿Quién ese chico Cleo?

–No importa su nombre, es sólo que... Franco, te necesito, no puedo dejar de pensar en él, quiero... quiero tenerlo todo el tiempo cerca y eso que no lo soporto, de verdad no lo soporto, pero lo quiero a mi lado. Ahora estoy aquí, en este horrible lugar mirando cómo se besuquea con otra y... –tragué saliva porque eso no era algo que tenía pensado decirlo, no en voz alta. –No sé qué me pasa.

Te dije que tengas cuidado con eso Cleo. ¿Ustedes se besaron? –asentí con un sonido porque sino le diría que hicimos más que eso y no era la idea. No en ese momento. –¿Y te gustó? –otro asentimiento. –Está bien... mira, intenta buscar a otra persona Cleo. Cuando veas que él no es único, entonces estará bien. Los besos no significan nada. Hay algunas personas que besan mejor que otras, pero nada más.

–He besado a otro chico a parte de a él.

¿Y?

–No es lo mismo –lo oí suspirar con cansancio y luego escuché un portazo tras de él, aparentemente había salido a algún lugar.

Cleo, sé lo que te pasa. Estás encaprichada ¿Sí? Está bien, pasará pronto. Ahora lo tienes idealizado, seguramente es una persona excelente y todas mueren por él... es normal que te guste. Pero luego te darás cuenta que no es como todos lo pintan, seguramente no es tan amable como aparenta, no es tan inteligente como tú lo ves, no es tan buen hombre como piensas.

–El problema es que yo sé todo eso –digo de mala gana pidiendo una cerveza más. Me prometo que es la última pero con esa promesa hecha me tomo la mitad del vaso de un trago. –Él es un idiota, es una mala persona, mala influencia, una mala elección. Pero aún así, aquí estoy esperando que me vea para que se acerque.

¿Y si te ve se acercará? –no le respondo, guardo silencio porque sé que no sería así. –Cleo ¿tú le gustas? ¿Él te dijo eso?

–No. No le gusto. Sólo le sirvo para pasar el rato.

¿Entonces Cleo? ¿No es esa la respuesta que buscabas? Ni siquiera debiste llamarme a mí, sabes todo lo que necesitas saber...

–¿Entonces qué hago?

En primer lugar deja de beber. No quiero una mujer alcohólica... además ¿sabes cuántas calorías tiene una cerveza? No Cleo, tampoco quiero una mujer gorda –dice con tranquilidad. –En segundo lugar, vete a casa. Mañana tendrás las ideas más claras y dejarás de pensar en él... estás pasando por esto sólo porque es el primer chico que conoces Cleo. Él no tiene nada de especial.

–Eso lo sé.

Entonces ¿Por qué estás ahí?

–No lo sé.

Bueno, piensa una respuesta a eso. Yo creo que estás ahí porque te sientes sola, pero también estoy seguro que podrías estar con cualquier otra persona, mucho mejor que ese sujeto y que no te confundiera como él lo hace... Dime algo Cleo ¿Consumiste alguna droga?

–Alcohol.

Además de eso.

–No. ¿Por qué?

Sólo chequeaba. Oye, vete a casa. Mañana hablaremos ¿sí? No me gusta hablar contigo así porque no estás pensando, no me gustas cuando no piensas.

Pero a mí sí me gustaba no pensar. Me gustaba sentirme libre, sin preocupaciones, sin estructuras rígidas... pero eso no estaba bien, no cuando al único hombre que tenía que gustarle no le gustaba esa parte de mí.

–Sí, lo lamento. No debí llamar. Me iré a casa –corté sin esperar la respuesta y miré mi vaso vació frente a mí. Sentía el alcohol en mi cuerpo, especialmente en mis piernas, sentía que si me ponía de pie caería al suelo, pero debía irme a casa. Debía volver todo a la normalidad. Debía ser la mujer ideal para Franco y no estar pensando en cómo hacer para llevarme a Kalen nuevamente conmigo.

–¿Qué bebes? –me giro al hombre junto a mí. Unos 40 años, calvo de ojos claros y barba oscura.

–Cerveza –respondo mirando mi vaso vacio.

–¿Te invito una más?

–No, gracias, estoy esperando a alguien –dije cortante preparándome mentalmente para ponerme de pie. Debía salir de allí, de inmediato.

–¿Te acompaño mientras?

–Le agradezco, pero no –insisto. Él se acerca al banco más cercano a mí y su brazo roza violentamente contra el mío que se mueve por inercia y salgo de allí con compostura; él me da una sonrisa perversa y lo ignoro mientras huyo al baño para despabilarme un poco y pensar con claridad mientras me lamento por haber tomado tanto.

Ahora debía marcharme de allí, pero seguramente ese hombre estaría esperándome. No había manera de que yo llamara a un taxi, no llevarían a una persona ebria. Podría llamara Lautaro, él podría acompañarme a casa para que ese hombre no me siguiera pero realmente no quería llamarlo, no quería confundirlo aún más.

Mojé mi cara y miré a la muchacha que me devolvía la mirada desde el espejo.

–¿Qué demonios estás haciendo Cleo? Sinceramente...

Sin Planes Ni RecetasWo Geschichten leben. Entdecke jetzt