62. El final de nuestra historia.

2.3K 300 35
                                    


No había querido escucharlos. Bueno, en realidad sí había seguido a Kalen cuando me dijo que iría por un trago, pero sólo porque pensé que se iba a ver con la otra muchacha.

Sin embargo cuando lo vi con Lautaro pensé en irme a dormir aunque había algo en el rostro del mayor que me inquietó un poco. Miraba a Kalen como si realmente quisiera golpearlo, estaba furioso. Pensé que quizás hablarían de la desaparición repentina de Kalen y fue por eso que decidí husmear, no era mi estilo pero necesitaba saber si él no me había mentido con respecto a dónde había estado esas semanas.

Me acerqué a ellos y me oculté tras una pared. Habían ido a un lugar apartado, cerca de la salida, el lugar indicado para una espía inexperta como yo.

—Sólo quiero cuidarla —dijo Lautaro con voz ronca. Definitivamente él estaba enojado, aunque claro que yo no sabía a quién quería cuidar.

—Cleo ya es grande —retrucó inmediatamente Kalen — sabe cuidarse sola. Y sólo para tu información, yo no soy tan peligroso como todos creen.

—¿No? —otra vez, Lautaro parecía realmente creer que su hermano era peligroso. Aún no lo entendía. Sí, era un idiota y estaba un poco loco, pero no era un mal muchacho. —Kalen, me importa Cleo, no quiero que la lastimes.

—Aunque no lo creas, a mí también me importa —ese definitivamente había sido Kalen. Pero no había manera que él dijera algo así y con tanta seriedad.

Tuve la intención de asomarme y mirarlo, porque pensé que quizás había llegado alguien más y se había sumado a la charla. Pero me contuve y respiré profundo, algo molestaba en mi estómago a pesar de que no había comido nada hasta ese momento.

—Así que te voy a pedir que no te metas. Porque ella me importa y no la voy a lastimar. No más.

"No más"... así que sí le había dado lástima mi estado después de todo. Obviamente, esa tarde yo había sido realmente patética. Hasta una persona sin corazón sentiría pena por mí.

Sonreí con vergüenza y me moví para retirarme, pero el desconcierto en la voz de Lautaro me retuvo allí.

—¿Tú...? ¿Dé que estás hablando? ¿Te importa Cleo? ¿Qué mierda es todo esto?

Y entonces la voz segura de Kalen terminó de desestabilizare.

—Estoy enamorado de ella.

Me apoyé en la pared... más bien me afirmé de ella para no caerme. Por alguna razón extraña mis piernas había comenzando a temblar y me ardía la cara. ¿Yo había oído bien?

Kalen siempre estaba bromeando, diciendo cosas estúpidas, pero esa fue una de las pocas veces en que él había mostrado tanta sinceridad y resolución en sus palabras. Como aquella vez que sin querer me había golpeado y se disculpó... completamente franco.

Tragué saliva e intenté largarme, una vez más me quise alejar porque por alguna razón quería sonreír, me sentía feliz de qué el hubiera dicho eso, pero si se retractaba, si le decía que era una broma me sentiría pésimo y ya había llorado mucho por ese día. 

Pero otra vez no me moví. Incluso me acerqué un poco para oírlo con más claridad.

—¿Estás de broma? —consultó Lautaro y yo rogué internamente que lo negara aunque no podía explicarme por qué. ¿Acaso quería que Kalen estuviera enamorado de mí? ¿No se suponía que entre nosotros sólo sería sexo de entrenamiento y nada más?

—¿Luzco como si estuviera bromeando? —respiré aliviada.

—Tú la odias.

—Yo la amo.

Sin Planes Ni RecetasOn viuen les histories. Descobreix ara