14. Respiré una, dos, tres veces...

3.1K 414 6
                                    


Pensé que nunca podría estar más nerviosa de lo que había estado el día anterior cuando me subí arriba de esa moto, con ese sujeto que apenas conocía pero del que todos tenían mala referencia. Nunca más pensé que mi corazón podría ir a esa velocidad tan alta que parecería que en cualquier momento dejaría de latir. Pero no, me había equivocado, ahí me encontraba yo, con las manos temblorosas, las piernas apenas aguantado mi peso y el corazón desbocado queriendo salir de mi pecho mientras Sol manejaba rápidamente con dirección al hospital.

Ella me pidió que no me bajara del vehículo, si papá me veía en ese estado terminaría con un mes de castigo, no sólo por haberme fugado del colegio sino también por haberme involucrado en un pleito. Claro que Sol no sabía con exactitud lo que había pasado, ella sólo había visto la sangre en mi cara y mi labio un poco hinchado, no había tenido tiempo de decirle mucho. De hecho, luego de cortar la llamada no le dije nada más.

No sé bien cuánto tiempo pasó luego de que Sol fuera por la gente de guardia para que le ayuden con Kalen al que lo habíamos cargado en el asiento trasero, pero para cuando ella volvió la sangre seca estaba haciendo mi rostro tirante, me dolía... y no quería pensar en mi labio, también dolía y podía sentir el corte en él.

–¿Qué parte de "sé que eres inteligente y no te involucrarás con él" no entendiste? –quiso saber de camino a casa. Por lo que había oído no había nadie así que no tendría problema en quedarme allí, cambiar mi ropa y tratar de recuperar un poco la lucidez. –Cleo, te estoy preguntando algo...

–No estaba con él –logro decir y noto el temblor en mi voz. Nunca antes había notado que mi voz podía sonar así; yo siempre era segura en mis palabras, nunca me ponía nerviosa, pocas veces sentía miedo.

–¿No? –consultó irónica parando bruscamente en un semáforo en rojo. Le devolví la mirada y negué con vehemencia.

–Sí falté a clases pero no porque me fui con él... yo sólo lo encontré en ese estado y... –¿Acaso estaba por ponerme a llorar? No... eso no era posible, yo nunca lloraba, por nada.

–Está bien –ella sonó asustada, quizás había notado lo mismo que yo. Apretó el acelerador luego de la luz verde y no habló nada hasta llegar a casa; allí me acompañó al baño donde tomó mi ropa sucia y me dejó para que pudiera tomar una ducha.

Respiré una, dos, tres veces... conté hasta 10 y de vuelta respiré. Así por mucho rato hasta que todo volvió a su lugar. Mi corazón latía con normalidad, mi respiración estaba tranquila, no me sudaban las manos, no me temblaban las piernas, probé hablar y mi voz sonaba normal.

Fui al living donde Sol me esperaba y le conté esta vez lo que había pasado, con calma y tranquilidad. Ella pareció entender la situación y no me dijo nada, no me repitió ningún tipo de advertencia y no me quiso contar qué le había dicho a los médicos o a papá cuando llegó al hospital con el chico. Dijo que era mejor que yo fingiera no saber nada.

–Y en cuanto a ese golpe –dijo como para finalizar la charla. –No sé, inventa algo y no te quites el hielo; quedan cuatro días para tu graduación, espero que se sane para ese entonces.

Asentí sin darle mucha importancia, insistía con que si no podía ir no habría mayor problema. Pero no se lo quise decir, ella parecía demasiado emocionada con el asunto.

Cuando papá llegó, pasada la media noche, estaba realmente enojado con Sol, los podía oír a la perfección desde mi alcoba. Ella seguía diciendo que lo había visto en la calle y no lo había podido dejar tirado allí, podría haber muerto; papá entendía esa parte, él no pensaba que hubiera actuado mal, pero le rogó que se alejara de él. Le dijo que si no tenía cuidado podían terminar relacionándola con él y le podía pasar algo... "ya bastante tengo con tu hermana que se hizo amiga de él, hasta lo trajo a casa" le dijo. Sol volvió a repetirle que sólo había sido una casualidad y le preguntó por Kalen.

–El chico está bien. Bastante golpeado pero está bien... aunque claro que tenía más drogas en su cuerpo que golpes en él.

–Lo suponía –fue la respuesta de mi hermana y después partieron a dormir.

Yo esa noche salí de mi alcoba, a hurtadillas, tomé mis llaves, un abrigo y crucé la puerta mi casa pasada la media noche.

Nunca había dejado mi casa luego de media noche, mucho menos a escondidas y sin avisar a nadie.


Sin Planes Ni RecetasTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon