6. El hijo menor

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El día está soleado como siempre, hace calor para ser las 2 de la tarde, y el silencio entre nosotros es agobiador.

–¿Qué te dijo mamá?

–Que llame al country cuando terminen las clases...

–Sabes a qué me refiero –dice de inmediato con tono amargo. Pensé que por lo menos trataría de ser simpático, visto y considerando que era una forma de remediar su error. –De por qué repetimos ¿Qué te dijo?

–Que te habías enamorado de tu profesor y por eso quisiste repetir –digo indiferentemente. Él me mira serio y yo también respondo de la misma manera. –Sabes lo que me dijo, no entiendo porqué me lo preguntas. Realmente ¿Siempre son tan idiotas o tienen periodos de descanso?

–Eres tan dulce.

–Como el edulcorante.

–No pensé que eras así, realmente –dice casi en un susurro largando una tonta carcajada.

– ¿Acaso pensabas en cómo podía ser? –quiero saber. Él me mira sorprendido y asiente. –¿Porqué?

–No sé... eres compañera de mi hermano, siempre te sentabas a unos metros de nosotros en los recreos, mamá habla de tus padres todo el tiempo, tiene algo así como una fascinación por tu mamá –larga una carcajada –y ahora que te conoció ayer no ha dejado de hablar de ti.

–Cómo era –me mira confundido. –La muchacha que imaginaste ¿Cómo era?

–Pues... amable. Simpática. E inteligente. Pensé que quizás estudiarías para profesora o médica como tu papá... pensé que estás estúpidamente enamorada de Rob, pero por lo que oí de Lautaro, tú lo detestas.

–Tengo objetivos en mi vida, estudiar no es uno de ellos, digo, más allá de terminar el secundario –digo encogiéndome de hombros. –Soy amable, no te confundas, no me gusta la gente estúpida y me gusta la sinceridad, eso no quita que no sea amable. ¿Rob? Error. ¿Enamoradiza? Para qué... digo, podemos saltearnos el amor para pasar directo al matrimonio y ahorrarnos todos los dramas.

–Eres divertida –se ríe. –¿Qué objetivos tienes?

–Mmm... no sé si debería decirte –digo pensativamente. Era raro que esté hablando con él, digo, no lo conocía en lo absoluto, pero ese gusto nostálgico a amistad se sentía bien. Extrañaba a mis amigos aunque seguíamos hablando por la red, no era lo mismo.

–Vamos...

–Todo es parte de un gran plan... mi primer objetivo es terminar el colegio... estoy a días de cumplirlo. El segundo objetivo es conseguir un trabajo y ser autosuficiente. Luego debo conseguir un marido. Tener un niño. Y por último morir.

–¿Viajes? ¿Aventuras? –niego con mi cabeza. –¿Amantes? –me rió y me detengo. Habíamos llegado a casa. –¿Realmente así de aburrida?

–Seguro. Además de aburrido, me provoca seguridad. Necesito que todo siga acorde al plan...

–¡Cleo! –la voz chillona de mi hermanita llega por detrás de mí. La veo correr a nosotros y abrazarme con fuerza. Mira a Kalen y me mira a mí con sus ojos entrecerrados. –¿Y este?

–Me pedía indicaciones, se perdió y lo estaba ayudando.

–Soy Kalen, un conocido de tu hermana –dice tendiendo su mano a mi hermana que lo mira fijamente. –¿Por qué le mientes?

–Porque ella también miente –digo largando un suspiro.

–¡¡Mamá!! ¡¡Cleo trajo a su novio!! –grita antes de salir corriendo al interior de mi casa. La cara del mocoso se prende como un fósforo y yo reprimo una sonrisa. Anteriormente con mis otros amigos hacía lo mismo, ya estaba acostumbrada. Por eso había mentido. Miro sobre mi hombro y veo a mamá asomarse por la ventana, no sólo ella, mi hermana también.

–Te lo dije...

–¡Cleo! –Sol sale al exterior y me aprieta en un abrazo empalagoso. Examina a Kalen de pies a cabeza y le tiende la mano. –Soy Sol, la hermana de Cleo.

–Kalen –dice el chico estrechando su mano. Ella tira de él y lo obliga a ingresar a casa. Él no pone resistencia, está demasiado desconcertado.

Ingreso tras de ellos y miro a mamá vernos con un brillo en los ojos. Se presenta con el chico y parte a la cocina en busca de algo para beber; para ese momento Sol ya ha sentado a al pequeño delincuente en la sala.

–¿Almorzaron?

–No –digo dejando mi bolso en el suelo y sentándome junto a Sol que mira a Nelly y la manda a poner un lugar más en la mesa. Siento un ruido en el comedor y papá aparece en escena. La cara del chico es absolutamente exquisita. –Papá.

–Me gusta tu pelo –dice revolviendo mi cabello. Mira a mi compañero y lo saluda formalmente. –Por favor, cuida bien de mi Cleo.

–Sí, pero yo... –trata de decir algo más. Pero la mirada seria de mi padre le pone un freno. –Sí, señor.

–¿Por qué ese cambio repentino de look? –quiere saber Sol observándome fijamente. –Quiero decir, no te queda mal, pero tu pelo era hermoso...

–Es sólo un cambio, después de todo crecerá en algún momento ¿no? –recibo la limonada de mamá y observo a Kalen hacer lo mismo. –El hermano de Kalen será mi pareja en la fiesta –informo y todos se giran a ver al muchacho que está desconcertado, seguramente no sabía nada aún. –Él y otro muchacho, Rob. Los dos más populares de fin de curso...

–¡Que afortunada eres! –Exclama Sol aplaudiendo enfáticamente. –¿Rob es...?

– Su mejor amigo. A ambos le gustó el vestido que elegiste Sol, al parecer tienes buen gusto –digo amargamente. Insistía en que debería ir en zapatillas y ropa cómoda.

–Me parece bien que sea tu hermano quien la acompañe... ¿Se conocen hace mucho?–quiere saber papá. Pero la pregunta no está dirigida a mí.

–No. Cleo fue a casa hoy y solo la acompañé –dice rápidamente. Pero entro en pánico, nadie sabía que estaba buscando trabajo.

–¿A tu casa? ¿A qué?

–Ramona... –digo interrumpiendo al mocoso. –Ramona, su mamá es Ramona. Yo... quería darle las gracias apropiadamente por el corte de pelo que me hizo.

–¿El hijo de Ramona? –consultan mis padres a la vez. Noto como Kalen se tensa al instante y traga saliva.

–¿Cuál de los dos? –Kalen abre la boca y la vuelve a cerrar poniendo una sonrisa que no logro descifrar en su rostro. Deja el jugo en la mesa y se pone de pie.

–Lamento la interrupción... sólo acompañé a Cleo porque le debía un favor y mamá no quería que vuelva sola –lo miro atónita. Qué diablos. –Ha sido un gusto.

Hace una reverencia con la cabeza y sale de la misma manera en la que ingresó. Sorpresivamente.

Nadie dice nada por nos momentos hasta que mamá nos invita a la mesa para poder almorzar. Nos sentamos en completo silencio y papá larga un suspiro.

–Si su hermano será tu pareja supongo que él es el hijo menor de Ramona ¿No? –lo miro y asiento. –Ya veo...

–¿Por qué preguntas? –niega con la cabeza y mamá me regala la sonrisa de "no insistas". No lo hago.

Sin Planes Ni RecetasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora