46. Ciertamente era tarde

2.1K 282 28
                                    


Maratón 1/10


Kalen se alejó definitivamente aprovechando el arribo de los primeros madrugadores.

Luego de atenderlos se ubicó alejado de mí y yo procuré no acercarme a él una vez más, él realmente... realmente está molesto. No creí que podía enojarse así conmigo. Sí, le había dicho que no estaría más con su hermano, y sí, le había mentido al decirle que entre nosotros no había pasado nada cuando lo cierto era que nos habíamos besado en la plaza, pero no había sido más que eso. Sí, lo seguí viendo durante las semanas siguientes y estoy segura que sabía eso, pero había sido pura y exclusivamente para saber de Kalen quién no había aparecido en mi casa esa tarde a pesar de que lo esperé por mucho rato. Lo esperé despierta toda la maldita noche, eso sí había sido patético.

Hacía dos semanas debí haber supuesto que nos había visto, él estaba tan raro esa última tarde que lo vi. Pensé que se había molestado porque yo había ido a su casa con Lautaro, pero supe que algo andaba realmente mal cuando él apoyó sus labios mezquinamente en los mío.

Mentalmente agradecí a Ramona que lo sacó antes de que yo respondiera a sus suaves labios. Me gustaban sus labios, eran adictivos. Y fue por eso que cuando apenas sentí su roce quise irme sobre ellos olvidándome dónde estábamos y con quién.

Luego de eso Kalen se retiró de la cocina a su habitación y no volví a verlo.

Unos minutos después me despedí de mi amigo y Ramona y fui a casa a esperarlo porque habíamos planeado una cita para las 8.30. "Cita". Una palabra rara viniendo de Kalen y mucho más de mí.

Nunca me había gustado eso de las "salidas románticas" vulgarmente llamadas citas. No me gustaba eso de que el hombre tenga que cotejar a la muchacha para llevársela a la cama... ¿Por qué no podía ser al revés? ¿Por qué no era la chica quien pagara todo para llevar al muchacho a la cama? ¿Por qué incluso tenían que cotejarse para ir a la cama? ¿Para qué tantas vueltas para algo tan simple?

Claro que ahora que yo tendría mi cita esta ridículamente nerviosa y emocionada. Había salido con Lautaro una vez... no sé si eso se podría considerar una cita, pero no me sentí tan ansiosa como en el momento en que me comencé a arreglar para esperar a Kalen.

–¿Saldrás hoy? –consultó mamá mirándome desde la puerta de mi habitación. Yo me encontraba frente a mi espejo sin dejar de ver los cosméticos que Sol alguna vez me había regalado pero que nunca había usado.

–Un rato.

–¿Un cita?

–Puedes llamarla así si quieres –respondí volviendo a ver los cosméticos. ¿Sería mucho si me arreglara un poco más? Pensaba en el día anterior, cuando habíamos ido a la fiesta, la cara de Kalen al verme lo más arreglada que pude fue de total decepción. –Má... ¿Podrías maquillarme?

–Claro cariño –aceptó ingresando a la habitación. La vi intentando contener las lágrimas, yo nunca le había pedido nada, mucho menos habíamos hecho "cosas de chicas" como se supone que las adolescentes hacen con sus madres.

Mamá me maquilló sutilmente, dijo que el maquillaje grosero hacía que las muchachas tapen su verdadera belleza. Me enseñó cómo hacerlo y luego fue al armario de Sol por ropa más elegante que la mía. No le dije nada porque cuando me vi en el espejo me encontré con una muchacha completamente diferente. Me gustaba lo que veía y esperaba que a Kalen también.

–¿Quién es el afortunado? –quiso saber mamá cuando ya estaba lista, mirando por la ventana el arribo de mi acompañante. Me encogí de hombros y no respondí, no quería que ellos se enteraran de Kalen. –El hijo de Ramona es muy apuesto ¿A qué si?

–Lautaro está bien.

–Me refiero al otro muchacho –la miré sorprendida y ella sonrió. –¿Cómo era su nombre?

–Kalen –susurré volviendo mis ojos al exterior.

–¿Es amable también?

–Kalen es todo menos amable. Ni siquiera es simpático. Él y yo no nos llevamos. No importa si él es apuesto o no.

–A mi no me parece que ustedes no se lleven... pero si es lo que quieres que piense entonces está bien –dijo relajadamente. –Papá a veces no tiene la razón ¿Sabes? Él no quiere que tú frecuentes a ese chico, pero Cleo... si a ti te gusta está bien.

–A mí sólo me gusta Franco y me voy a casar con él –aseguré de inmediato ignorando la carcajada burlona de la mujer.

–No te voy a juzgar ni nada de eso. Ni siquiera lo voy a juzgar a él. Si tú quieres salir con él o tan sólo ser amigos, entonces está bien.

–No sé de qué estás hablando, en serio mamá, deja de drogarte.

–Tu cara me dice que él te gusta Cleo, y te gusta mucho –insistió acercándose a mí para envolverme en un abrazo. –Ni siquiera Franco había conseguido lo que este muchachito hizo en ti amor... sólo ten cuidado.

–¿Con qué? –consulté separándola bruscamente de mí. Que ella pudiera leer cosas en mí que no existían me molestaba a sobremanera. ¿Kalen gustarme? ¡Por favor!

–La gente dice que él consume drogas y esas cosas... no te quiero metida ahí.

–Cómo sea mamá, ya es tarde. Deberías ir a cocina porque ya no tardan en venir por mí –corté dándole la espalda a modo de despedida.

Ciertamente era tarde. Una hora tarde. Dos horas. Tres...

No cené porque lo estaba esperando. Incluso después demedianoche, me quedé frente a la ventana de mi habitación, pero él nunca llegó.    

Sin Planes Ni RecetasWhere stories live. Discover now