85. Típico de ti.

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Maratón 7/10

Esa fue la segunda vez que había ingresado a su alcoba. Esta vez me tomé el tiempo de husmear el lugar a diferencia de la primera vez que había ido.

Me picaban los ojos del orden que había. Vi varios libros, una foto, más libros. Una computadora. Más libros. Una habitación bastante aburrida para mi gusto.

—¿No te gusta lo que ves? —consultó regresando a la habitación luego de ir por un baño. La miré y le di una mirada pervertida. —Hablo de la alcoba.

—Es aburrida —me encogí de hombros quitándome los jeans. —Típico de ti.

—¿Gracias?

—Es monótona, aburrida.

—No lo notaste la primera vez que viniste.

—Oh, no. Lo lamento. Me distrajo tu cuerpo desnudo y tus gemidos pidiendo por más —dije tirando de ella para sentarla a mi lado.

—Eres un mentiroso, esa vez fue un desastre —rió tirando sus manos a mi camiseta para quitarla pero la detuve. Cleo alzó sus cejas y me miró burlonamente.

—No quiero que te tientes muñeca, estoy bien así.

—Claro pervertido —aceptó metiéndose en la cama . —Papá se veía cómodo contigo en casa.

—¿Lo dices porque ya no tiene miedo que le robe? —Cleo largó una carcajada confirmando la teoría. Ese hombre de verdad pensaba que yo podía robarle. Saqué un cigarrillo y fui a la ventana. —Pocas veces entré a robar a algún lugar... generalmente robaba cosas de casa o de la peluquería.

—Oh...

—Así que dile a tu padre que pierda cuidado.

—Le diré. También le diré que estás dejando de fumar.

—Marihuana —aclaré. No es como que la hubiera dejado por completo pero sí fumaba menos. —Pero no me pidas todo de una vez Cleo.

—Sólo te recuerdo que puedes hacerlo —me guiñó un ojo y se recostó. —Pensar que apenas son las once de la noche... estamos hechos unos viejos.

—Tú serás la vieja, yo podría salir a correr en este momento y levantarme a las 5 de la mañana fresco como una lechuga.

—Claro Kalen, sueña.

Sonreí abriendo la ventana para poder prender el cigarrillo pero no alcancé a darle ni una calada cuando un grito proveniente del pasillo me pegó el susto de mi vida. Tiré el objeto y me apresuré a salir antes de que lograra hacerlo Cleo.

Allí me encontré con Sol estática en la puerta de su cuarto y la señora Wallas corriendo en dirección al cuarto de la pequeña. El doctor había salido aparentemente por una urgencia y los gritos de la niña comenzaban aumentar.

—¿Qué pasa? —quiso saber Cleo corriéndome de su camino para poder acercarse a la habitación de la niña. —Mamá...

Yo la seguí pero mantuve distancia, no quería interferir pero tampoco quedarme alejado. Sol también había ingresado en el lugar y las tres hablaban en susurros mientras los llantos y sollozos de la pequeña iban en aumento.

Me asomé a la puerta y la señora Wallas abrazaba a la niña quien parecía estar en alguna especie de crisis, no podía decirlo con claridad. Cleo estaba en la ventana mirando la nada misma y Sol se encontraba al teléfono.

—Papá dice que la llevemos al hospital si no logramos calmarla —avisa Sol tapando el micrófono del teléfono. —Dice que si hace mucho no pasa esta crisis puede ser bastante fuerte, que es mejor que la llevemos.

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