11. No quiero vivir para siempre

4K 496 110
                                    


La moto se movió y ahogué un grito apretándome aún más contra él. No miré a mi alrededor, estaba tratando de controlar mi respiración y los latidos de mi corazón ¿Sería que me estaba por dar un infarto? ¿Por qué latía tan rápido? Lo había sentido algunas veces así, cuando estaba nerviosa, pero no tan frenético, no tan molesto.

–Cleo, estás tensa, intenta disfruta el paisaje –dijo Kalen por encima del sonido de la moto y el viento. Cuando abrí los ojos vi que ya habíamos salido de la ciudad y estábamos viajando por la ruta rodeada de naturaleza. El atardecer era hermoso desde ese lugar y pasaba rápido junto a nosotros. El viento en mi rostro colándose por el casco era realmente relajante, mis manos frías robando el calor de Kalen era totalmente mágico.

Comencé a mirar cómo el sol se iba ocultando poco a poco y la noche se tragaba la tarde regalándonos una hermosa y luminosa luna. Me relajé, porque eso era bellísimo y valía la pena disfrutarlo, me relajé olvidándome de la cercanía con aquel muchacho que parecía ni siquiera notar que yo estaba allí... aunque pensándolo bien, él era bastante consciente, la velocidad a la que íbamos no se comparaba a la que llevaba cuando recién había llegado a recogerme.

Pasado unos minutos él bajó la velocidad y nos desviamos a un costado. De un lado de la carretera había una estación de servicio, de la otra un mirador. Apagó la máquina y me invitó a bajar, pero no tenía confianza de que mis piernas fueran lo suficientemente fuertes para mantenerme en pie, eso había sido demasiada adrenalina de una sola vez.

–No puedo... –admití con vergüenza quitándome el casco. Él me imitó y me miró con burla.

–A que te tiemblan las piernas –rió sacando sus guantes para tomar mis manos frías con las suyas cálida. Luego tomó mis caderas y tiró de mí para dejarme en el suelo inestable... realmente estaba temblando y si no fuera por su agarre caería al piso.

Levanté mis ojos para mirarlo y noté que estábamos una vez más peligrosamente cerca, pero no podía empujarlo, caería de ser así. Bajé mis ojos a su pecho y tragué con rabia, no me gustaba tener que depender de él.

–Sabes Cleo, hay muchas cosas que pueden dejarte así, con las piernas temblando. Me gustaría mostrártelos también...

–Mocoso –digo empujándolo con las pocas fuerzas que tenía. Yo sabía exactamente a qué se refería. No tenia experiencia, pero había leído mucho y de la teoría se aprendía bastante. Lo alejé lo más que pude pero no logré soltarme del todo, no quería terminar a sus pies.

Sentí su mirada en mi persona por muchos segundos pero me negué a verlo. Mis manos aún se apretaban con fuerza en sus brazos y mi respiración no se había relajado ni un poco; mis latidos aún seguían fuertes y claros, los podía oír en mis oídos y a decir por la cara de Kalen, él lo podía ver a través de mi ropa.

–Tu corazón... –dice liberando una de sus manos para llevarla a mi pecho, se cuela por mi camisa y la siento allí, mi piel y su piel.... Ese mocoso se estaba pasando de la raya pero yo aún no podía reaccionar, no podía apartarlo, eso había sido demasiado. Cuando mi rostro comenzó a subir en colores él quitó su mano y carraspeó alejándose un paso. –Pero mira, si logré ponerte nerviosa.

–Sigue soñando pervertido, sólo estaba temerosa de que quisieras violarme.

–Tú estás soñando si piensas que quiero meterme en tus pantalones y más en contra de tu voluntad y con tantos testigos, engreída –dice dándome la espalda para prenderse un cigarrillo. –Además no me metería con la mujer de mi hermano, soy un desastre pero no un hijo de puta.

–¿La qué? –me miró confundido. –¿Dijiste la mujer de tu hermano? –se encogió de hombro a modo de respuesta. –Claro... como sea.

Miré a mi alrededor y vi un par de autos y motos también, es un mirador muy concurrido, supongo que por lo bonito del lugar.

Sin Planes Ni RecetasWhere stories live. Discover now