8. Helados Giorgio's

3.7K 528 88
                                    


Cuando llegué al colegio a la mañana siguiente, Lautaro ya estaba en la clase, uno de los primeros. Él siempre era uno de los últimos. Pasé por detrás de él, me senté y rebusqué en mi bolso por su celular que se lo entré apenas mirándolo.

–No revisé tus mensajes, no contesté tus llamadas a pesar de que llamaron muchas veces, lo único que hice fue llamar a tu hermano para avisar que lo habías olvidado en mi casa –digo cuando lo recibe.

–Lo que dijo Kalen...

–Huh, no hay problema –digo sacando un libro del fondo de mi bolso y abriéndolo en cualquier página. Esta vez el libro era "aprender a contar hasta 10 para no cometer una idiotez".

–Lo que pasa es que...

–Estoy contando y no está funcionando, así que shhh... –le digo sin mirarlo. Pero lejos de olvidarlo acercó su silla a mi mesa y me obliga a verlo.

–Kalen es un idiota y me ha molestado contigo desde que comenzaste a sentarte en la escalera –dice. –Le había dicho que tú no eras como las demás, que eras especial... y vaya que eres especial –continúa soltándome, ahora estoy prestando atención. –Él me retó a que haría algo que te llevaría directamente a mí...

–El chicle –digo y él asiente. –¿No pensaste que sería mejor si intentabas hablar conmigo?

–Te dije que no te consideraba como a las demás. Tú ni siquiera nos mirabas a Rob o a mí. Es extraño cuando alguien te ignora –dice retirando su silla para volver a su mesa. –Sé que no fue la mejor manera ¿Pero estamos hablando no? Aparte te hizo un favor...

–Te dije que me gustaba mi pelo.

–Bueno, pero así te ves más bonita –asegura y lo miro espantada. Él acaba de llamarme "bonita" y estaba sonriendo. –¿No crees?

–No me gusta que jueguen conmigo –aseguro volviendo a mi libro. Oigo la carcajada del chico pero no lo miro, siento que mi cara ha tomado un color distinto y no quiero que él lo vea.

–¿Sabes? Iremos por la ropa que usaremos hoy... deberías venir con nosotros –dice relajadamente; de reojo veo que se estira y ahoga un bostezo. –Qué mejor que la opinión de una chica ¿no?

–No soy muy amante de la moda por si no te habías dado cuenta.

–Te invito a comer si vienes –insiste. ¿Por qué tenía que insistir? ¿Por qué me hablaba si él no lo hacía con nadie?

–Paso.

–Y te invitaré un Helado de Giorgio's –bajo el libro y lo miro. Él esta sonriendo. –Sé que mueres por ellos.

–¿Por qué insistes? –ahora estaba interesada. Él se encoje de hombros. –¿Te gusto verdad? –no puedo disimular una sonrisa en mi rostro que crece cuando algo del rojo aparecer en sus mejillas.

–Supongo, no me esforzaría tanto de no ser así –lo dice pero no me mira a los ojos. –Creo que si quieres adquirir experiencia para que tu marido no te deje, no me importaría que lo hicieras conmigo.

Ahora es mi rostro el que está ardiendo. Él se había tomado mis palabras demasiado enserio.

–Tengo unos años para practicar, no necesariamente debe ser ahora... –no puedo sostener su mirada. Quiero decir, ni siquiera había dado un beso, no estaba preparada para ir a la cama con alguien.

–No me refiero a que vayamos a tener sexo de inmediato –se enoje de hombros y mira al frente del salón. –Eventualmente lo podremos discutir, pero por ahora una cita no te matará ¿No? –me mira y sonríe. –Helados Giorgio's.

No puedo evitar una sonrisa y asiento una vez. No le haría mal a nadie salir a comer algo, no es como si fuera algo raro, es normal para las muchachas de mi edad. Era raro que le guste a alguien, excepto a Franco, ningún otro chico me lo había dicho, pero era lindo también; debía agradecerle al pequeño mocoso psicópata, ahora tenía un admirador.

Sin Planes Ni RecetasTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang