54. Te odio tanto

2K 314 18
                                    


Maratón 9/10 

No quería despertar, me encontraba tan relajada, tan cómoda. Pero había una caricia que poco a poco me comenzó a llevar una vez al mundo de la realidad. Lo oía, a lo lejos oía que llamaban por mi nombre pero abrir los ojos me estaba costando como nunca antes.

–Cleo... –un susurro suave acariciaba mis oídos haciéndose cada vez más fuerte, más molesto, mientras un toque suave se deslizaba por mi mejilla. –Vamos Cleo...

–Mmm... –puse todas mis fuerzas para responder pero no pude hacerlo con claridad. Me giré intentando despertar, pero aún así no pude abrir los ojos.

–Vamos, debes cubrir tu turno –¿Turno? Abrí mis ojos y me encontré con Kalen sentado en mi cama. Sin pensarlo demasiado me levanté de golpe y él se apresuró a sostenerme por los hombros. –Wow... tranquila, todavía tienes media hora para llegar...

–No me toques –largué con brusquedad obligándolo a soltarme. Tapé mi cara con mis manos intentando en vano conseguir que mi respiración volviera a la normalidad. –Gracias... Gracias por despertarme... ¿Cómo entraste?

–Tú puerta estaba sin seguro –dijo a tiempo que dirigí mis ojos a él encontrándome con una sonrisa traviesa. –Forcé tu puerta, pero no la rompí... es que, golpee y no contestaste y me preocupé.

–¿Tú por mí? Qué absurdo...

–Cleo... –su mano temblorosa fue a mi cabello y lo vi tragar saliva. Eso me tomó por sorpresa y sentí de inmediato cómo mi rostro comenzó a arder, él se acercó un poco y sostuvo el borde de mi cara –tú... Elsa dijo que tú estabas embarazada... –fui yo la que trago saliva. Él me obligó a mirarlo y pude visualizar con claridad su nerviosismo o quizás malestar –es... ¿es verdad?

Abrí la boca para hablar pero me detuve cuando él dirigió su mano a mí estómago, colándose por debajo de mi ropa y haciendo contacto con mi piel. Sus ojos siguieron fijos en los míos y no me dejó responder antes de continuar hablando.

–Yo... yo me cuidé, te cuidé todas las veces... –mi respiración comenzó a agitarse y dirigí mis mirada a sus labios, quería, desesperadamente quería besarlo, no importaba que se hubiera revolcado en frente de mis narices con Rita, nada, nada importaba ya. –Así que... supongo que es de Lautaro ¿no?

Sus caricias se detuvieron y se alejó dejando de tocarme por completo.

–Por favor... –sus ojos se cerraron con fuerza –di algo...

–No –logré formular. Él me miró impaciente –No es cierto.

–¿Qué cosa?

–No, no estoy embarazada –dije y su suspiro de alivio revotó contra mi rosto sin poder disimular una sonrisa al hacerlo.

No pude pensar mucho más después de aquello, me acerqué a sus labios y los mezclé con los míos que esperaban una respuesta. Al principio se paralizó, no hizo nada más que quedarse estático mientras mi boca devoraba la suya, con fuerza, con ansiedad, con necesidad.

–Por favor Kalen –pedí acomodándome en su regazo para tener más acceso a su boca. –Por favor bésame...

–Cleo... –susurró poniendo un espacio entre nosotros y mirándome completamente confundido.

–No quiero –me apresuré a decir con voz temblorosa. –No puedo oírte más con ella, pero no me importa hacerlo si sé que me deseas un poco, sólo un poco...

Cielos, era tan patética. Me apresuré a esconder mi rostro en su hombro cuando me di cuenta que me encontraba llorando y lo abracé con fuerza deseando.

–Lo lamento tanto –sollocé con debilidad. –Sé que soy patética, lo sé pero... por favor Kalen, por favor

–Cleo –insistió separándome delicadamente de él para poder observarme. Apenas lo pude mirar y noté que estaba completamente asustado. Aterrado. –¿Por qué lloras? ¿Estás lastimada? ¿Te pasó algo?

–Claro que me pasó algo –expresé soltándome de él y arrastrándome sobre la cama para poner un espacio prudente entre nosotros. Eso había sido una locura ¿Qué demonios estaba haciendo? –Tú me pasaste maldito delincuente proyecto de persona... te odio tanto –proferí un sonido totalmente desconocido para mí, era la primera vez que lloraba con tanta angustia, no sabía qué demonios estaba pasando conmigo. Escondí mi rostro entre mis rodillas y cuando pude calmarme, sólo un poco, volví a hablar. –No puedo controlar lo que siento por ti... te quiero conmigo.

–¿Qué... qué dices Cleo? –quiso saber acercándose a mí. Sentí sus manos intentando levantar mi rostro, pero no iba a dejar que me viera así. No tendría esta primera vez también. –Oye... Cleo, tú...

–Odio que estés con otra ¿De acuerdo? –largué con rabia apartándolo de mi y escondiéndome aún más. –Me enferma oírte con ella todas las noches, incluso si no están aquí al lado, sé que estás con ella y no puedo controlarme... odio que no me mires, que no me desees más, odio desearte con tanta fuerza... –largué un lastimero sollozo –te odio Kalen, por hacerme sentir así.

Sin Planes Ni RecetasWhere stories live. Discover now