64. ¿Quieres ser mi novia?

2.2K 342 25
                                    


Cuando mi hermana me había advertido que Kalen era peligroso, no de peligroso atractivo, sino peligroso de verdad, no pensé que su falta de conciencia llegara a tanto.

Yo sabía que él vendía drogas pero siempre pensé que era una cosa sin importancia. Claro que con este nuevo dato mi forma de verlo había cambiado. ¿Por qué arriesgaría su trabajo, la primera vez que tenía uno, por algo así? Ese no era el Kalen que yo conocía. Aunque ¿Realmente lo conocía?

—La vas a espantar Ricky —dijo de mala gana sujetando mi muñeca con fuerzas. —Vamos, te están llamando allí dentro.

—Oh vamos, nos estábamos divirtiendo.

—Después habrá tiempo, ahora tenemos trabajo y no queremos perderlo —insistió tirando de mí para alejarme de ese lugar. Y pensar que ni siquiera había podido comer un bocado decente.

—¿Quién me llama?

—Nadie, sólo no quiero que te acerques a él.

—¿Por qué?

—Porque no y punto —ordenó de mala gana soltándome e invitándome a salir. Pero apenas puse un pie fuera me detuve y lo miré fijamente siendo correspondida por él. —No es verdad. Lo que dijo no es cierto. Este es... —carraspeó con fuerza, como si le costara hablar, y volvió a verme —este es mi primer trabajo, la primera vez que tengo la oportunidad de hacer las cosas bien, no lo arruinaré de esa manera.

—Está bien, me alegro que sea así.

—Pero eso no quiere decir que él no lo esté haciendo —se apresuró a decir. — Es por eso que no quiero que te acerques a él.

—No creas que drogarme es uno de los subpuntos Kalen, no delires.

—Lo sé, pero... de todas maneras, no te acerques a él. Le suelen gustar las cosas que le pertenecen a alguien más.

—¿Lo dices por mí?

—Claro muñeca —rió acercándose a mis labios que respondieron distantes. —No quiero que me roben.

—Ya sabes lo que dicen de los ladrones que le roban a sus pares ¿No? —quise saber con molestia, él me estaba tratando como una cosa. Yo era una persona, aunque no lo pareciera, lo era y eso me enojaba. —Además él se ve interesante.

Se separó de mí y me miró serio.

—Esta vez sí lo digo por tu bien. Ricky es peligroso y no quiero que te pase nada malo Cleo.

No dijo nada más luego de eso, ni me dejó responder tampoco. Me dio la espalda y se dirigió al salón sin esperarme. Él había sido serio y determinante en ese momento. Aparentemente ese muchacho sí era una persona a la cual temer.


Cuando finalizamos nuestro turno nos acercamos a la cocina pero no al sector donde este hombre trabajaba. Sin embrargo Kalen no dejó de observar el lugar nerviosamente durante todo el rato que estuvimos allí. Incluso cuando fuimos a las habitaciones iba mirando hacia todos lados en una actitud paranoica. Me daba la impresión de que esta vez no había fumado marihuana pero sí se había metido algo en su cuerpo.

—Bueno, me dirás quién es este Ricky o no.

—No es nadie, no te preocupes.

—Claro que me preocupo Kalen, tú me asustaste con eso de que es peligroso —dije de inmediato sentándome en la cama y llamándolo a mi lado. Pero él no lo hizo, fue a la ventana y prendió un cigarrillo.

—Solía ser un amigo, hace mucho no lo veo —suspiró. —Lo contacté el otro día porque me había quedado sin drogas... yo no sabía que él estaba en el country. Antes estaba en la confitería de la parte del golf.Y ahora lo transfirieron a la cocina del hotel.

—¿Tú le compraste drogas?

—Sí, y solía vender de lo que él me proveía también —continuó mirando el exterior. —Pero luego él estuvo preso por golpear a alguien y entonces decidimos apartarnos un poco. El resto de mi grupo y yo le dimos la espalda.

—¿Estuvo preso por venta de drogas también? —Kalen me dio un gesto negativo. —¿Pero volvió al ruedo?

—Aparentemente sí. Quiero decir, un amigo me pasó el dato. Pero —tragó saliva y me miró con sus ojos entrecerrados —es mentira lo que dijo. Yo no estoy vendiendo nada aquí dentro.

—Está bien —aseguré acercándome a él. Le creía, sabía que no me estaba mintiendo. —No desconfío de ti. Sé que esto es importante... tú madre debe estar tan orgullosa de ti.

—Ella está insoportable —rió distendiéndose un poco, realmente lucía preocupado unos segundos atrás. —Todo el tiempo me está escribiendo: para que no me quede dormido, para que coma bien, para que no fume tanto... si ella se entera que Ricky está aquí seguramente vendrá a verme.

—¿Por qué?

—Yo... —me miró dudando unos segundos y volvió su vista al exterior —cuando me fui a lo de Tara le dije que había peleado con él. Pero era una mentira.

—¿Por qué le mentiste?

—Porque no podía decirle que me iba para no verte a ti junto a Lautaro ¿No? —consultó y yo me encogí de hombros. —Porque mamá piensa que ustedes se van a casar y van a tener bebes y toda esa mierda así que no podía decirle.

—Por mí dile lo que quieras.

—¿Decirle?

—Sí.

—¿Cómo? Mamá, no te enojes pero Cleo y yo tenemos sexo ¿Así? —quiso saber y reí porque eso sería gracioso. La cara de Ramona sería para sacar una foto y guardarla para toda la vida. —Ella moriría.

—Bueno, podemos decirle que somos novios.

—¿Por qué le diría eso? —quiso saber riendo también pero se detuvo cuando me acerqué hasta que nuestras narices chocaron.

—Porque quiero eso.

—¿Qué cosa? —consultó con espanto.

—Bueno, ya que tú no estarás con nadie más ni yo tampoco lo haré, y ya que es evidente que no lo podremos ocultar mucho más...

—¿Por qué no lo podremos ocultar?

—Kalen, me besaste en medio del comedor hoy al medio día ¿Lo olvidaste? —él abrió sus ojos tan grandes que pude deleitarme con ese color escarlata por unos segundos. Evidentemente lo había hecho sin darse cuenta. —Entonces... quiero tener un novio antes de un marido ¿Qué dices?

—Tú estás loca —aseguró queriendo apartarse de mí, pero crucé mis brazos por encima de su cuello y busqué su boca. Él respondió de inmediato y se separó sólo cuando el aire se hizo escaso entre nosotros. Me observó unos largos segundos y suspiró. —¿Es en serio? ¿Quieres ser mi novia? ¿La novia de un delincuente, drogadicto y alcohólico?

—No, por su puesto que no, qué dices —él me miró con tristeza. —Quiero ser la novia del Kalen, que ya no roba porque está trabajando. Del que no se droga como un condenado estúpido sino que de vez en cuando consume porque es obvio que no podrá dejarlo de un día para otro. Del que toma una cerveza cada tanto pero no termina perdiendo la conciencia y en la cama de cuanta mujer se le cruce en su camino —me observó sin pestañar. Yo no sabía si él estaba sorprendido o se iba a enfadar, pero todo lo que le estaba diciendo era la pura verdad. —Del Kalen que me cuida de personas peligrosas porque no quiere que nada malo me pase, que de vez en cuando se porta lindo conmigo, que me da los buenos días como nadie lo había hecho nunca. Quiero ser la novia de ese Kalen.

Sin Planes Ni RecetasWhere stories live. Discover now