Nuevo Orden

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Jesus

Tenían dos motocicletas y un coche, Clay conducía una de las motos y se ofreció a llevarme. A pesar de lo que me había dicho Roger sobre confiar en él y mantenerme al margen hasta que volviera, sentía algo en el estomago que me ponía nervioso, tenía un mal presentimiento sobre todo. Fue por eso que les pedí a Clay y los demás que fuéramos a ayudarlo.

Estábamos tardando demasiado mas de lo que me habría gustado, pero llevábamos mucho equipo y las motos no podían avanzar tan rápidamente por el peso, aun así era evidente que nadie, incluyéndome, tenia intención de arrojar su mochila al suelo.

Por fin ingresamos a la ciudad luego de un viaje bastante mas largo de lo esperado, y no pasó mucho tiempo hasta que escuchamos un rugido colosal, un rugido que ningún Ghoul podría haber soltado, un rugido que nos puso a todos los pelos de punta.

-¿Qué fue eso?- Preguntó un hombre de Clay aterrado. Los demás negaron con la cabeza, estaban en su misma situación, solo su líder mantenía la compostura y aceleró con la motocicleta para descubrir quien emitía ese ruido. Poco después los disparos comenzaron, era un sin fin de balas, y los rugidos se habían multiplicado por muchos mas ¿Qué estaba ocurriendo? Probablemente hubiera mas de treinta hombres disparando simultáneamente.

Al cruzar una calle lo vimos en el este, un monstruo del tamaño de una camioneta si estuviera de pie, caminaba hacia el oeste, hacia el refugio de Simon, en nuestra dirección. No pareció alegrarse mucho de vernos, soltó un gruñido y comenzó a correr en nuestra dirección, era veloz, muy veloz.

-¡Clay acelera!- No tuve que decirlo dos veces, todos estábamos escapando en dirección al oeste, el monstruo nos estaba alcanzando con una facilidad aterradora. Pero los hombres del coche ya sabían que hacer. Vi el baúl abrirse y un sujeto moviéndose por encima de los asientos para colocarse en él. Tenía minas antitanques con él. Ambas motocicletas se movieron a los lados, dejando espacio para que la mina terrestre no las golpeara. El hombre armó una y la lanzó a la calle. El tiempo se detuvo para todos nosotros cuando el monstruo la pisaba.

Una explosión nos dio las buenas noticias, sangre y carne voló por todas partes, los vehículos se detuvieron para comprobar el daño que había causado la mina. Cuando el humo se disipó vimos a la bestia en el suelo, arrastrándose hacia nosotros, una de sus piernas estaba destruida, no podía correr. Todos nos miramos entre nosotros para sonreír y felicitar a quien tuvo la idea de las minas. Pero Clay no nos dio mucho tiempo para celebraciones.

-Oh no- Lo miré desconcertado, estaba mirando en otra dirección, seguí su mirada hasta que también vi lo que le preocupaba. ¿Cuantos de esos monstruos había? Otro de ellos venía hacia nosotros, pero lentamente, como si no notara nuestra presencia, como si solo quisiera investigar lo que había causado la explosión.

-Tenemos que irnos, rápido, tenemos que ir a la base de Simon, gira a la izquierda por aquí- Eso hizo, no tardamos mucho en llegar a los de Simon, tampoco en darnos cuenta de que la situación allí era incluso peor, estaban replegados en el manicomio mientras algunos luchaban en las calles que lo rodeaban, cuatro de esos monstruos rodeaban el lugar y estaban a punto de lanzarse a la vez contra los frágiles muros que lo sostenían.

Lo cierto es que esperaría sentir alivio al ver a Simon en una situacion así, pero allí adentro probablemente tambien estuviera Roger, el sujeto de las minas armó otra y le dio una señal al conductor de que lo llevara. Clay se acercó al otro conductor de la motocicleta y le dio un extremo de una cuerda, le comentó su idea y el otro hombre asintió estando de acuerdo en que tenían que intentarlo. Todos los pasajeros nos bajamos de los vehículos y nos acercamos a pie, a los pocos segundos quedamos atrás mientras los demás avanzaban a la vanguardia.

Pudimos ver un monstruo darse la vuelta al escuchar el motor de un coche y golpearlo con una fuerza abrumadora. El vehículo explotó junto con todos los explosivos que se encontraban ahí dentro. Los que se encontraban en él habían saltado poco antes para que el fuego no los alcanzara. El enemigo rugió de dolor, pero no sufrió daños graves, se apresuró hacia nosotros con ira.

-¿Cómo? Si antes una sola había logrado dejarlo en el suelo, ¿Por qué un vehículo lleno de ellas no le hizo nada?-

-Estamos perdidos-

Una ultima salvación, Clay y el otro motociclista se acercaban a toda velocidad a la bestia, uno por cada lado, sosteniendo firmemente la cuerda. Para cuando este se dio cuenta ya era tarde, perdió el equilibrio cuando la cuerda empujó sus piernas y cayó al suelo. Clay y su compañero también salieron despedidos de las motocicletas, quienes se detuvieron al no poder ejercer tanta fuerza como las toneladas que pesara aquella cosa. Ambos se golpearon contra el suelo simultaneas veces, pero lograron levantarse y retroceder para alejarse del monstruo que luchaba por volver a levantarse.

-Creo que descubrí su debilidad- Dijo Clay acercándose a mi -Sus piernas son demasiado frágiles para resistir tanto peso, pierden el equilibrio fácilmente y cuando caen les cuesta demasiado volver a ponerse de pie-

-¿Pero qué hay de ese que nos persiguió? Era rapidísimo incluso con esas piernas-

-Usaba sus brazos como apoyo, creo que estos cumplen ambas funciones, lo cual explica por qué una mina detuvo a uno y un vehículo lleno de ellas ni siquiera dañó a este. La mina lo alcanzó directamente por debajo pero el coche explotó cuando este puso sus brazos delante. Esa es su fortaleza, pero también su debilidad- Me recordaba mucho a Ryan, apenas había tenido el placer de conocerlo pero ambos tenían la misma expresión en su rostro, y la misma intuición a la hora de resolver algún misterio como lo eran estos monstruos.

Los hombres atrapados allí adentro vieron un hueco para poder escapar, del manicomio comenzaron a salir decenas de personas, aterradas y corriendo lo mas rápido que podían para escapar de aquella amenaza. Pasó poco tiempo hasta que los monstruos se dieran cuenta de aquello y persiguieran a los supervivientes. Algunos escapaban con vehículos, atropellando a sus propios compañeros en la desesperación, otros se detenían para rescatar a quienes pudieran, todo era un caos, pude ver a una camioneta detenerse junto a los arqueros de Clay y rescatarlos.

-Oye Jesus, creo que deberíamos correr nosotros también- Eso hicimos, en dirección contraria a la masacre que allí estaba ocurriendo. Los monstruos atrapaban a las personas con sus fuertes brazos, algunos los arrojaban contra otros, algunos los golpeaban contra el suelo y, para mi horror, había monstruos que tomaban ambos extremos de sus victimas con cada mano y, con tanta facilidad que aterraba, separaban sus piernas de su torso. Había sangre por todas partes, gritos de agonía y explosiones de coches, y cada vez los oíamos mas cerca.

-¡Jesus, viejo amigo!- Esa voz era de Simon, sorprendido miré a mi derecha para verlos a él y a Roger en un coche escapando -¿Vas a subir o tengo que llevarte en mi parachoques?- Subir a un coche en marcha era algo que nunca había hecho antes, estuve a punto de caer pero Clay me dio un empujón y me siguió dentro del vehículo.

-Vámonos de aquí Simon- Dijo Roger, no como una orden o una suplica, sino como una conversación entre amigos.

-Tu dime donde, si es mas seguro que mi base entonces estaré feliz de llevarnos- Había funcionado, me eché hacia atrás y suspiré, era horrible decirlo pero agradecí que los monstruos estuvieran ocupados asesinando a las personas que escapaban a pie.

-Yo te indicaré el camino, solo asegurate de que todos los vehículos que están escapando te sigan-

-Ellos mismos se aseguraron de eso- Respondió Simon sonriendo, miré hacia atrás y pude ver ocho o nueve coches viniendo detrás de nosotros, esperaba que cada uno estuviera dispuesto a luchar en vez de volver a escapar.

-Dime Jesus- Clay llamó mi atención cuando estaba a punto de dormirme -¿De verdad crees que podré encontrar a mi hermano en la mansión?- Sonreí al volver a comprobar sus rasgos faciales, era idéntico a Ryan, solo mayor.

-Yo creo que si-



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