Emboscada

236 23 0
                                    

Edwin

Había algo que tenía que admitir, esas cosas eran muy difíciles de matar, con su velocidad solían esquivar involuntariamente muchas balas. Recuerdo el primer día, cuando me negué a ir a luchar, no me arrepentía de haberlo hecho, después de todo gracias a eso estaba aún vivo. Había pasado a formar parte de un grupo de supervivientes, una panda de inútiles, pero estar juntos nos ayudaba a mantenernos con vida. Éramos un grupo bastante extenso a decir verdad, veintiocho personas. Usábamos un generador para mantener encendidas las luces del regimiento donde semanas atrás estaría comiendo y riendo con mis compañeros, todos ellos estaban ahora muertos, solo yo, que fui un desertor, que fui un cobarde, estaba ahora mismo con vida.

Las raciones militares y las armas eran de gran ayuda, la base nos daba todo lo que necesitábamos para sobrevivir. Incluso luz para mantenerlos alejados, aunque no sé si confiaba demasiado en esta última, los demás decían que eran animales, criaturas idiotas, yo no pensaba de la misma manera. Estaba seguro de que eran criaturas más inteligentes que un perro o un gato, estos serían capaces de aprender y adaptarse mucho más rápido. La fortuna no me sonreía, pues un día pudimos ver que yo tenía razón.

Un diluvio caía sobre la tierra y a pesar de ser las seis de la tarde estaba tan oscuro como si fuera medianoche, era la primera vez que llovía desde que los Ghouls habían invadido la superficie. Tenía un mal presentimiento desde hacía ya unas horas y no podía soltar mi arma, algo malo ocurriría, estaba seguro de eso. El resto del grupo parecía bastante calmado, otra vez confiaban en la luz que nos proporcionaba el generador. Los escuchaba hablar y reírse, pero yo no podía más que bajar la vista hacia el suelo, una corazonada me dijo que tomara un jeep y me fuera de aquel lugar. No lo hice, me limite a quedarme sentado sin dejar de mirar al suelo, demasiado nervioso como para dirigirle la palabra a alguien.

Una explosión se escuchó en la parte trasera del edificio, justo donde el generador se encontraba, pocos segundos después quedamos a oscuras. Instintivamente encendí la linterna, todos habían quedado en silencio, el pánico que yo sentía hacia unos minutos se había apoderado de todos los demás ahora. Fue ahí cuando pude escuchar pasos, gruñidos, no venían de una dirección, sino de todas. Nos estaban acorralando como una manada de lobos, solo tenía dos opciones y fracciones de segundo para tomar una decisión.

No, no iba a correr esta vez, ya lo había hecho antes y hoy me quedaría a pelear. Apunte mi linterna y mi arma en la misma dirección, allí estaba, nunca dejaría de odiar su apariencia repugnante y monstruosa. Sentí como el miedo desaparecía, y era sustituido por un sentimiento de odio, por aquellas cosas que habían destruido nuestro mundo. Como tantas otras veces en los campos de tiro, apunté y disparé, la criatura aullaba de dolor pero no paré ahí, hasta que esta no muriera o me quedara sin munición no soltaría el gatillo, lo primero ocurrió, el monstruo cayó y dirigí mi mirada hacia otro. El resto del grupo también estaba disparando pero a ciegas, ellos no llevaban linternas. Entre todo el caos podía escuchar además de disparos y aullidos, carne ser desgarrada por enormes dientes y garras. Retrocedimos al patio donde antes se encontraba en funcionamiento el generador, ahora hecho pedazos. Probablemente algún Ghoul haya visto que al manipularlo generábamos luz y haya entendido que debía destruirlo. Solté una maldición al saber que no podríamos restaurar la corriente. Lancé al suelo un cargador vacío y tantee mis bolsillos, no me quedaban más balas, pero aún había Ghouls rodeándonos. Saqué mi cuchillo de caza, dispuesto a pelear hasta con lo último que pudiera por mi vida, uno de ellos posó su mirada en mí y comenzó a acercarse, entendí que quería tenerme solo para él, mi cuchillo no era rival para sus garras y dientes, el momento había llegado, deseaba con toda mi alma haber escapado cuando tuve la oportunidad. La bestia comenzó a correr hacia mí, lancé un grito y apreté con fuerza mi cuchillo preparado para recibir todo el peso del cuerpo de ese monstruo. Nos sorprendió, tanto a humanos como a Ghouls, un relámpago iluminó la noche, convirtiéndola en día por unos segundos, los suficientes segundos como para cegar a las criaturas. Mi reacción fue casi instantánea, sabía que la llave estaba en mi bolsillo así que corrí a toda velocidad hacia el jeep, la base no era un lugar seguro, así que tenía que ir a otro lugar. Los demás miembros de mi grupo no habían reaccionado a tiempo, para cuando yo estaba cerrando las puertas del vehículo las criaturas ya habían recuperado la vista y, más furiosas que nunca, arremetieron contra los humanos. Encendí el coche y me largué, creí que por fin podría suspirar pero no era así. El mismo Ghoul que poco antes tenía en frente estaba persiguiéndome, a una velocidad increíble, aceleré aún más, aun así este logró alcanzarme y de un salto se colgó de la puerta justo a mi lado. Un pensamiento idiota, o quizás la idea más brillante que había tenido, desvié el vehículo hacia un poste y justo antes de pasar rozándolo de una patada abrí la puerta. El coche comenzó a girar en círculos y se detuvo en la carretera, los faros delanteros apuntaban al poste, donde yacía el cadáver del monstruo, y donde había ido a parar mi puerta.

Necesité unos momentos para reponerme, pero cuando me sentí preparado continué mi camino, el agua de la lluvia entraba por el agujero donde antes había una puerta, pero me dije para mí mismo que ese era el menor de los problemas. No tenía ningún lugar seguro a donde ir, así que decidí conducir a la ciudad más cercana, a ver que encontraba allí. En la lejanía podía verse la luna escapando de las nubes que la rodeaban, la noche apenas había comenzado, y no me sentía preparado para lo que viniera.



SubmundoWhere stories live. Discover now