Encuentro Imprevisto

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Edwin

Ryan me caía bien, era bastante inteligente y tomaba decisiones muy bien pensadas pero nunca dejando una sonrisa de lado. Un joven muy optimista en esta situación podía hacer que nos mataran, o que nos salváramos. La verdad me iba más por lo primero, pero no iba a juzgarlo, era una persona digna de confianza y eso ahora mismo tenía un valor casi infinito.

Noté que tenía una capacidad bastante inusual para apuntar con su ballesta, quizás la tenía hace mucho o solo habría estado practicando. Nunca se lo pregunté, queríamos irnos de la ciudad lo más rápido posible, aquel lugar estaba podrido, en cada rincón donde la oscuridad existiera habría una familia de Ghouls, y las personas no ayudaban mucho, por no decir que hacían todo lo contrario. Así que luego de buscar algunos recursos, antes de caer la noche, subimos al coche de Tony y partimos hacia la ruta. Ryan quería que buscáramos a sus padres y a su hermano, supongo que sin rumbo que seguir no teníamos ninguna queja sobre la idea, además de que visitaríamos otras ciudades y veríamos su situación. Tony siempre se preguntaba si habría algún lugar donde se hubieran podido contener las masas de monstruos y la vida continuara de manera normal, Ryan decía que aquello era muy poco probable, si la mayoría de fuerzas militares habían sido aniquiladas en los primeros días mientras defendían la superficie de los agujeros.

No podía pensar en mi cobardía sin sentir culpa, todos ellos habían muerto con valentía para defender a sus seres queridos, y yo había escapado, probablemente mis padres estuvieran muertos también, y sería mi culpa, yo los habría matado y no podría volver a mirar a nadie a la cara sin pensar en que quizás en un momento de necesidad los abandonara, tal como hice con mis compañeros de toda la vida...

-EDWIN!!!- Un grito de Ryan me despertó, de un salto levanté la vista y vi una chica apuntándonos con una ametralladora, sabía cuál era esa arma, el calibre podía atravesar el capo del coche y destruirlo con unas pocas ráfagas, Ryan gritaba que acelerara, que la arrollara con el coche antes de que llegara a dispararnos, pero Tony decía que me detuviera y viéramos lo que quiere, también estaba la posibilidad de esquivarla y seguir adelante. Pero si esa mujer tenía la suficiente puntería, entonces esa sería la peor opción a elegir. No me detendría por ninguna razón, quizás Tony podía creer que habría una negociación justa, puras mentiras, aunque teníamos armas... No, no me arriesgaría. Sabía cuál era la única salida de esto, puse una mano en la palanca de cambio y con la otra me aferre con fuerza al volante, podía sentir una gota de sudor deslizándose sobre mi sien. Aceleré, lo más que pude, la chica se esperaba aquello, parecía haberlo planeado todo de antemano, era increíblemente rápida para tomar decisiones, flexionó las rodillas y se impulsó para saltar sobre el capo del coche y poder evitar el impacto. Pero ella no era la única que planeaba de antemano, un virote de ballesta atravesó la ventana frontal del coche y la chica no pudo apoyarse con suavidad en el capo, se tambaleó y cayó a un costado mientras sus manos se aferraban a su pecho, pisé el freno y el coche derrapó hacia un lado perdiendo el control hasta por fin detenerse. Ryan bajó del coche y con un cuchillo en su mano derecha y la ballesta en su mano izquierda corrió hacia la chica. Tony y yo lo seguíamos, estaba por llegar al lugar cuando escuchamos un disparo, por el sonido creí escuchar un revolver, apunté hacia el origen del disparo y allí habían dos hombres, un adulto y un joven, este último tenía un arma entre sus manos, le había dado a Ryan en la pierna derecha y este había caído al suelo junto a la chica.

El caos se había desatado en ambos grupos, Tony gritaba que bajen sus armas mientras les apuntaba con la suya, yo posaba la mira de mi arma sobre la cabeza del joven con el revólver, y este le apuntaba a Tony, no con furia ni odio, sino que con miedo. Al igual que mi amigo, el adulto gritaba que todos bajásemos las armas pero no era una orden, era una súplica. Comencé a bajar la mira con la intención de ver su reacción, en efecto, ellos comenzaron a tranquilizarse al verme e incluso Tony repitió mi acción y a los pocos segundos todos estábamos mirándonos a los ojos, esperando una acción del otro para actuar.

No fue lo que nadie esperaba, los cuatro volteamos la vista hacia Ryan al escuchar un grito, estaba presionando el cuello de la mujer con ambas manos y toda su fuerza, esta luchaba desesperada por obtener una bocanada de aire. Entendí lo que significaría y rápidamente levanté la mira para apoyar a mi compañero.

-Cindy!!!!!!- Gritó el hombre adulto y levantó su pistola junto con el chico del revólver, Tony intentó gritar a todos que se detuvieran, pero el ruido de los disparos ahogó su voz.



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