Castigo

89 15 0
                                    

Roger

Otra vez ese olor, esa presión en uno de mis pies. Otra vez en aquella habitación, Simon me había atrapado escapando, Jesus, basura traidora. Seguramente sería porque estaba ganando importancia para Simon, él no quería perder su puesto y me convenció de que sería mejor dejar el grupo, no, yo mismo me habia convencido de aquello, el solo aprovechó la oportunidad. Pasaron quizás unas horas, no sabía si estar tranquilo o temer lo que fuera a ocurrir. La puerta sea abrió y Simon en persona estaba frente a mí.

-Roger... confié en ti, siempre he perdonado tus errores, porque sabía que te esforzabas, que intentabas superarte a ti mismo cada día para no volver a cometerlos, pero no puedo perdonar una traición como esta, te lo di todo, y me lo agradeciste dándome la espalda, abandonando a tu familia, ¿¡Quién te crees que eres!? No te vas a ganar la libertad tan fácil esta vez, hay algo que quiero mostrarte, algo que hago con los desertores y enemigos, te va a encantar, créeme- Me tomó del brazo y me arrastró hacia la salida cuando la cadena llegó a su límite y nos detuvo. Simon sonrió y me liberó con la llave, intenté levantarme pero me volvió a tumbar de un puñetazo –Quedarte en el suelo es lo último que deberías hacer, quizás si sigues levantándote decida matarte ya mismo, eso sería liberarte de lo que te espera, la manera fácil-

No podía entender como no habia visto antes su verdadero rostro, quizás tenía tantos deseos de sobrevivir que ignoré su maldad sabiendo que me mantendría a salvo. No me moví más, sabía que Simon me mataría de verdad si intentaba llevarle la contra. No tenía idea de a donde me llevaba, pero estaba seguro de que no era para nada algo bueno. Cruzamos por puertas que jamás habia visto abrirse, al sótano del manicomio.

Allí estábamos, el olor a podrido inundaba el lugar, restos de personas en todas partes, las moscas se daban un festín con la carne putrefacta de los que antaño habían sido enemigos de Simon. Sentí nauseas, ganas de vomitar, pero mantuve la compostura todo lo que pude. La puerta se cerró tras de mí.

-Roger, ¿Me escuchas? Estoy aquí, en el espejo a tu izquierda –Solo veía mi reflejo, pero sabía que del otro lado Simon me observaba, al igual que habría hecho con todas sus otras víctimas –Digamos que esto es una prueba, un examen de voluntad, o de fuerza, tienes que sobrevivir ahí lo suficiente para que yo te perdone por lo que hiciste, para que decida que si mereces vivir... ¿El problema? A juzgar por todos esos restos que ves ahí supondrás que jamás perdoné a nadie. Te daremos agua cada tanto, pero no comida, y ahí es cuando te darás cuenta de que solo hay dos fuentes de alimento en la habitación, la carne podrida de los cadáveres... o tu propio cuerpo- Vomité, el hecho de solo pensarlo me ponía enfermo, por eso todos los cadáveres estaban como estaban, se habían intentado comer a ellos mismos, pero Simon no se habia apiadado de ellos, no se habia apiadado de nadie.

-Por favor Simon déjame salir, no quiero morir aquí, por favor haré lo que me pidas-

-Convénceme de que mereces vivir, vendré todos los días con agua y ganas de escucharte, aprovecha ambas, por hoy creo que necesitas un tiempo a solas para pensar en lo que has hecho. Así que... ¿Cómo decían en aquellas películas tan famosas? Que comience el juego...-



SubmundoWhere stories live. Discover now