Prision

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Roger

Sentía un olor nauseabundo, no sé dónde me encontraba, hice un esfuerzo para despejar mi mente y comprender lo que pasaba a mi alrededor, sentía como mi tobillo me apretaba estaba encadenado a un caño, y no era el único. Apenas podía distinguir lo que veía, había muy poca luz pero si pude distinguir que allí, junto a mi había otras dos personas atadas. Un hombre y una mujer, ella aún seguía inconsciente, pero él estaba sentado. Pareció notar rápidamente que me había despertado, pues me dirigió la mirada y habló conmigo

-Es inútil, ya lo intenté- Dijo viendo mis esfuerzos por romper la cadena o el caño a la que estaba atada, el hombre parecía un poco mayor que yo, era bastante más grande y por la forma en que respiraba podía ver que había estado haciendo un gran esfuerzo. Si él no había podido, yo menos –Solamente nos queda esperar a que aquellos que nos dejaron aquí vuelvan- Se notaba en su voz, quizás no era furia, pero si un sentimiento de odio hacia aquel grupo que también a mí me había capturado.

-¿Por qué nos hacen esto? Yo no lo mate, solo estaba junto al cadáver, lo juro –El miedo se notaba en mi voz, yo mismo podía distinguirlo, no sabía tampoco cuánto tiempo había pasado desde que había sido secuestrado. El hombre parecía ponerse de mal humor con mis quejas, intentaba ignorarlas y mirar en otra dirección. Decidí guardar silencio y solo esperar, así fueran minutos u horas, nada más podía hacer.

No pasó mucho tiempo, quizás una hora cuando escuché pasos viniendo en dirección hacia nosotros. La puerta se abrió y allí ante mi estaba el hombre que me había golpeado con la pistola, me miraba con desprecio, probablemente creía que era yo quien había provocado la muerte de su amigo –A ver ustedes dos, antes de que empiecen a decir alguna estupidez voy a aclararles algo, están atados en este criadero de ratas porque cometieron un grave delito, la ley ha desaparecido, así que mi grupo y yo decidimos que seriamos la nueva policía de la ciudad, decidimos que seriamos nosotros quienes castiguen los crímenes, nosotros somos la ley ahora- Esto último con una sonrisa de oreja a oreja, disfrutaba impartiendo la ley, castigando gente inocente por hacer lo mismo que ellos y buscar una justificación.

-Entraron a nuestro refugio, a robarnos, ¿Y qué si maté a una de tus basuras? Así aprendían a no meter las narices en lugares que no les pertenecen- Mi compañero de celda respondió con odio, creía entenderlo, ellos sabían que yo no había matado a aquel hombre pero les gustaba encontrar una excusa para castigarme, al igual que habían hecho con él.

-No me estas entendiendo- Dijo el líder del grupo dándole una patada en la boca –Estas agrediendo a la ley, ¿No te parece que para mantener el orden en esta ciudad necesitamos recursos? –Se preparó para darle otra patada pero este tomó su bota y lo atrajo para sí. No me gustaba la violencia, no me costó mucho trabajo desviar la mirada a lo que estaba ocurriendo, mi compañero estaba golpeando la cara de nuestro captor contra una pared, llenándola de sangre, y oír los huesos de su nariz crujir me hacía sentir nauseas. Pasaron pocos segundos antes de que los otros hombres apartaran a su líder y comenzaran a imponer su ley. No recuerdo cuanto tiempo pasó pero para cuando ellos se fueron el hombre encadenado estaba inconsciente, su cara cubierta de sangre, había recibido mucho más de lo que había podido repartir. Miraba a la mujer y no entendía como ella aún no había podido despertar con todo ese ruido. Quizás fuera mejor así, antes que tener que presenciar lo que había ocurrido, me habría gustado quizás estar en su estado, era el único despierto en aquella habitación, no tenía muchas ganas de quedarme viendo a la nada y no parecía que hubiera una manera demasiado obvia de escapar, así que decidí también intentar dormir. El suelo estaba frio y duro, era mucho más incómodo que dormir en mi cama, deseé jamás haber salido de casa, deseé poder charlar con mi padre, deseé todo menos esto. Al final no pude pegar ojo en todo el tiempo que pasó, solo me quedé boca arriba, sin pensar en nada.



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