Heridas

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Ryan

Me desperté dios sabe dónde, era una cama, estaba en una casa... Mi cabeza me dolía, la pierna donde había recibido aquella bala estaba vendada, de manera bastante profesional, pude suponer que Tony lo habría hecho y supongo que eso me alivió un poco. Después de todo significaría que él seguía vivo, o al menos en el momento en que me vendó. Me levanté como pude y logré sentarme en la cama, podía sentir mi pierna, no me dolía pero no tenía la fuerza suficiente para apoyarme de ella. Pero era bastante terco e idiota, así que por supuesto intenté caminar hacia la puerta, digamos que unos pocos pasos bastaron para darme cuenta de que una sola pierna no era suficiente para caminar. El ruido del golpe que me di con el suelo habría dado a conocer que estaba despierto, pues la puerta se abrió y por ella pasó Tony con cara de preocupación, la cual no pudo evitar transformarse en una sonrisa al verme de bruces en el suelo.

-Al menos parece que tus fuerzas alcanzan para levantarte de la cama- Dijo mientras me ayudaba a incorporarme –No sabía si tu pierna se recuperaría, sin equipo médico no tenía muchas cosas que hacer más que desearte suerte-.

-¿Qué ocurrió?- Tony dejó que me sostuviera de él para poder compensar la otra pierna, había empezado a doler como un infierno cuando puse todo mi peso sobre ella.

-Edwin está muy grave, no muestra indicios de que vaya a despertar pronto, cuando el tiroteo comenzó los disparos se dirigieron a él, pude convencerlos de que dejen de disparar aunque contigo y aquella mujer no fue tan fácil, ¿Recuerdas lo que ocurrió?- Lo recordaba, había escuchado los disparos detrás de mí y me había acobardado, cuando la mujer notó menos presión en su cuello aprovecho la ocasión para empujarme y, a duras penas, ponerse de pie. Intenté seguirla pero el disparo en mi pierna volvió a dejarme tumbado en el suelo, ahí es cuando cometí el grave error de llevarme la ballesta a las manos y apuntarle a medida que se alejaba, luego de eso solo recuerdo un fuerte golpe en mi cabeza.

-Sí, lo recuerdo- Dije desviando la mirada, Tony era un idiota, confiaba demasiado en la gente, eso lo mataría tarde o temprano. Aunque supongo que a los hombres a los que nos enfrentamos también eran como él, sino no habrían dejado de disparar.

Tony me ayudó a llegar a la sala de estar de aquella casa en la que nos encontrábamos, allí sentados estaban aquellas tres personas, no eran amigos, no debían estar allí. Se pusieron de pie al verme, la mujer estaba vendada en el torso, donde mi virote se había clavado, parecía estar en buenas condiciones, pensé en la mala suerte que había tenido de no haberle dado en un órgano vital. Lo veía en la cara del hombre mayor, era alivio, alivio porque yo estaba vivo, supuse entonces que podría confiar en ellos, no eran malas personas, solo estaban asustados, aun así no les iba a quitar un ojo de encima, además... había algo más en la cara de aquel hombre, como si lo hubiera visto antes.

-Me alegro de saber que estas despierto, me llamo Daemon, lamento todo lo que pasó, no teníamos intención de que nada de eso ocurriera, pero ibas a matarla y no podía permitirlo-

-Hacia lo que tenía que hacer para sobrevivir, no confío en los extraños, y todavía no confío del todo en ella- Respondí mirando a la chica, ella me miró con una sonrisa, no de maldad ni de burla, ¿era acaso una sonrisa cómplice?

-Buen trabajo interceptándome con tu ballesta, supongo que no esperaba que anticiparas mi plan, aun así me podrías haber matado antes y no lo hiciste, decidiste intentar dejarme inconsciente, un error que si hubiera sido por mi te habría costado la vida- La miré con sorpresa, no esperaba para nada un comentario como aquel, nadie en la habitación lo esperaba. Ella se limitó a sonreírme y volver a sentarse, no entendía aquel ambiente de confianza, ¿en qué pensaba Tony? Daba igual, tenía el estómago vacío y el chico que acompañaba a Daemon y a la mujer había encontrado una pizza en la heladera, quizás un poco de confianza y relajamiento no me harían mal.



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