Un lugar seguro

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Ryan

-Allí, en ese callejón- Le señalé a John la dirección en la que se escondían los demás. Detuvo el coche pero sin apagarlo, esperando que los buscáramos y nos subiéramos de nuevo. Habían pasado pocas horas, aún era de día, quedarían quizás unas dos horas antes que anocheciera. Entré al callejón y allí estaba Elizabeth, impaciente caminando de un lado al otro, sus gestos nerviosos, su mueca de preocupación, era hermosa. Al vernos llegar corrió hacia mí y beso mi mejilla.

-Hola- Su mirada conectada a la mía, ambas acompañadas de sonrisas, en ese momento nada importó, ni los Ghouls, ni los Justicieros, ni nada, había encontrado una razón por la que no moriría, no dejaría que nada le ocurra a Elizabeth, porque ella hizo lo mismo en una ocasión.

-Hola- Una palabra, tan llena de... todo. Sonrió al escucharme decirlo. Tony llegó para saludarme, le extendí la mano –Tony, prepara los bolsos, nos mudamos-

El desconcierto en su rostro me hizo soltar una carcajada, ¿Por qué estaba de tan buen humor? Era ella, ella me hacía sonreír, apenas la conocía y ya me sentía tan conectado a ella. Ahí fue cuando noté la ausencia de nuestros ''Prisioneros''. Tony me explicó todo lo que pasó desde que nos fuimos, era mi turno.

-Cindy y Daemon escaparon, y un hombre llamado John nos encontró, tiene una mansión fortificada y necesita gente, nos invitó. Al menos ese es el resumen de la historia- Edwin se me adelantó, recordé lo poco que habían tenido de tiempo para charlar ellos dos – ¿Me extrañaste viejo amigo?-

-Ni un poco soldado- Ed bajó la mirada al recordar las palabras de Cindy. Tony lo notó -¿Dije algo malo?

-No para nada, está bien, vámonos, John nos espera-

Edwin

El viaje duró unas dos horas, lo suficiente para llegar antes de que la noche cayera por completo, la carretera habia estado silenciosa, Ryan y yo les explicamos los detalles de todo lo ocurrido a Tony y Elizabeth. No podían creer la historia de los Ghouls mascota, en realidad parecíamos unos idiotas intentando explicar cómo unos monstruos participaban de una toma de rehenes, todo terminó en un coro de carcajadas, tenernos los unos a los otros nos hacía bien, si seguíamos juntos podíamos sobrevivir, y ser felices. Sonreí al ver a Elizabeth y Ryan durmiendo apoyados el uno con el otro, mientras los dedos de sus manos se entrelazaban.

-Tony, John, una pregunta- Señalé a la pareja dormida -¿Es eso una fortaleza o una debilidad? ¿Qué opinan?-

-Diría que es un arma de doble filo, es un motivo para seguir adelante, para no darse por vencido, pero los sentimientos son peligrosos en un mundo como este, será difícil que caigan, pero si cae uno probablemente también lo haga el otro- John no hablaba de eso como una idea, era más como una anécdota, ¿Qué sería de su pasado? ¿A quién habría perdido, o por quien seguía luchando?

Luces en la lejanía, luces eléctricas, Tony dormía, Ryan y Elizabeth también, solo John, quien conducía, se mantenía despierto. Notó que yo también lo estaba y platicamos un rato. Él quería saber qué clase de personas éramos, a pesar de haber tenido una buena primera impresión de nosotros no podía confiarse, me parecía correcto, le hablé un poco sobre todos. Me enteré de que aquella mansión no era suya, era de un colega de una empresa rival, pero que nunca se habían odiado, sino que competían sanamente, venta de herramientas de supervivencia, todo lo necesario para un apocalipsis en el que unos monstruos salieran del suelo y comenzaran a matar gente de noche, que bien planeado. Tony notó las luces y se despertó exaltado, se tranquilizó al ver lo que ocurría a su alrededor. Ryan y Elizabeth no se habían inmutado, seguían dormidos, pegados el uno al otro.

-Despierten marido y mujer, ya llegamos-



SubmundoWhere stories live. Discover now