Pendiendo de un Hilo

87 14 0
                                    

Roger

Mi pierna y brazo derechos no respondían, el dolor era agónico, Simon se paseaba de aquí para allá pensando en... No tengo idea de en qué, pero cada tanto entraba en un ataque de furia y me volvía a disparar. Su pistola tenía un silenciador, así que los Ghouls no escucharían los disparos, y yo aún no sabía si debería gritar y lanzarnos a ambos a una muerta casi segura o seguir resistiéndome, conteniendo mis ganas de destrozar mi garganta pidiéndoles a los monstruos que acabaran con ese imbécil de una vez.

Pero en un momento mis fuerzas comenzaron a flaquear, ya no sentí necesidad de gritar, el dolor se habia ido, y sentía como me separaba de mi cuerpo, lejos de la agonía que representaba este mundo. ¿Estaba muriéndome? No, no podía dejar que eso ocurriera, no aun, no me iba a ir de este mundo sin matar a dos personas... Simon y Cindy. Pero no podía hacer nada, mi cuerpo ya no me respondía, la fuerza de voluntad no significaba nada frente a la fuerza real, y un arma de fuego era una verdadera demostración de fuerza frente a un simple cuerpo humano.

-Ba...Basura- Dije entre susurros, no podía alzar la voz, estaba demasiado débil. Simon me miró con odio, replicó con algo que no pude entender y puso el cañón del arma en mi frente, pero no disparó, ¿Por qué? Si el habia matado tanta gente sin vacilar ni siquiera un instante, ¿Por qué conmigo era diferente? En un momento Simon se durmió, dejó su pistola en el suelo a un lado de él, pero yo no podía mover ni un musculo, no podía alcanzarla ni de milagro. Luego de un esfuerzo vano cedí al cansancio y también me dormí.

Cuando desperté estaba siendo cargado, dos hombres, solo podía ver al que iba delante de mí pero pude darme cuenta de que aquellas personas no eran del grupo de los Justicieros, aquellos hombres eran unos desconocidos, ¿Simon me habría vendido a ellos? ¿Por qué? ¿Quién me compraría en mi condición? Pude ver a Jesus siendo arrastrado por otro grupo de hombres. Entonces él no me habia traicionado, de alguna forma Simon se habia enterado de nuestro plan y nos habia capturado, a ambos. Sentí pena por desconfiar de mi compañero, él no merecía estar en la situación en la que se encontraba, pero Jesus no era el único que llevaban, pude contar otras ocho personas que jamás habia visto. No entendía que era lo que ocurría, hacia esfuerzos vanos para librarme de mis captores, ellos probablemente ni se dieran cuenta de mis intentos de escapar, estaba demasiado débil, además probablemente hubiera perdido ya mi brazo y mi pierna derechos, no sentía ningún tipo de dolor en ellos y Simon me habia acribillado con su pistola. No podía tampoco moverlos, en realidad no podía moverme para nada. Aquel sentimiento de impotencia y de saber que nada podía hacer para cambiar la situación en la que me encontraba me dejó un sentimiento de tranquilidad, me relajé y solo dejé que todo ocurriera, que me llevaran a donde sea. No iba a impedírselos, después de todo supongo que era consolante saber que me alejarían de Simon, o eso esperaba. Antes de cerrar los ojos y abandonarme en mis sueños otra vez, vi una última vez al hombre que tanto mal me habia causado, no sonreía, pero en su cara sombría se podía distinguir un gesto de felicidad por conseguir la victoria. Grabé esa expresión en mi mente mientras cerraba los ojos, me prometí a mí mismo que le arrancaría esa carita de ganador.

Estábamos en un vehículo cuando me desperté todos estaban atados con cadenas, nadie podía mover más de unos pocos centímetros sus extremidades, incluso yo, quien sin ninguna atadura estaba inmóvil, tenía aquellas cadenas aprisionando mis brazos y piernas. Jesus notó que me desperté y me habló. Pude escucharlo, pero no entender lo que intentaba decirme, no le di importancia tampoco, no creía que fuera nada que pudiera cambiar la situación en la que estábamos. Los demás prisioneros dormían, excepto por una chica. No paraba de llorar, sus manos cubrían su cara pero las lágrimas se filtraban por entre sus dedos y caían al suelo. No me gustaba el ambiente en el que me encontraba, me habría gustado seguir durmiendo pero no pude pegar ojo en todo lo que quedaba del viaje, eso me recordó un poco a mi primera noche como prisionero de Simon, una chica y un hombre también encadenados, y con la incertidumbre de a dónde nos dirigíamos, y que querían de nosotros.

SubmundoWhere stories live. Discover now