Fuga

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Roger

La chica se despertó, no parecía para nada asustada, miraba cada porción de aquel lugar, como buscando la respuesta todos los problemas. Hasta que su mirada cruzó la mía y se dio cuenta de que yo estaba despierto. Una mirada de desconfianza atravesó mis ojos, una mirada de odio que luego se dirigió al hombre que nos acompañaba, aun inconsciente por la paliza que había recibido. Pude notar su preocupación cuando vio sus heridas, le habían partido el labio y quebrado más de un dedo de la mano derecha, probablemente algunos de sus dientes se encontraban en pedazos, podía ver los restos en el suelo.

Desde luego que la mujer no se quedaría de brazos cruzados como habíamos hecho nosotros una vez vimos que la fuerza no funcionaria. Se quitó los broches que sostenían su pelo, dejándolo caer sobre sus hombros, allí tenía guardado el objeto que rompería nuestras cadenas con más facilidad que un hacha o una sierra eléctrica. La mujer llevó la ganzúa al candado de su cadena, y con gran facilidad se liberó. Los gemidos del hombre inconsciente me hicieron voltear la mirada, parecía estar despertando, mi felicidad se disparó por los cielos, seriamos libres pronto, y escaparíamos.

Pero la chica no tenía intención de liberarme, luego de hablar con quién supuse, era su amigo, llegó a la conclusión de que confiar en mí sería peligroso. Él no podía coincidir e insistía en que me liberara, que mientras más fuéramos mejores. Luego hablaron de un ataque a una base, algo que no pude comprender del todo. La discusión se detuvo cuando se escucharon pasos acercándose, la chica hizo una señal al hombre de que fingiera seguir encadenado y eso hizo.

El carcelero pasó por la puerta, con tres bandejas con comida, comida que a decir verdad parecía bastante buena. Cerró la puerta tras de sí y la ventanilla para que nadie pudiera ver lo que ocurriría adentro.

-Escuchen les traje comida, me parece injusto lo que Simon les hace...- No terminó de hablar cuando aquella mujer ya saltaba hacia él y se aferraba con toda su fuerza a su cuello, el hombre intentaba librarse pero aquello lo tomó por sorpresa, sus fuerzas se fueron desvaneciendo hasta que cayó inconsciente.

Sin ningún otro gesto la chica me lanzó las llaves que llevaba su pobre víctima y abrió la puerta que nos sacaría de la habitación donde habíamos estado atrapados. El hombre junto a ella se acercó a mí para liberarme con el manojo de llaves. Asentí con agradecimiento una vez me vi libre y me incorporé para seguirlos. Ahí comenzaron los problemas...

-No vendrás con nosotros, de ninguna manera- Su ojos desconfiados se clavaban en los míos, los ojos de alguien que había sufrido una traición como ninguna otra, que había visto su confianza desvanecerse ante una verdad que antes le era desconocida.

-Por favor Cindy, no tiene otro lugar al que ir, solo hay una salida y los tres vamos a pasar por ella, juntos- El sujeto no me conocía de ningún lugar, pero sin duda no dejaría que a nadie le ocurriera nada malo, parecía un buen hombre, quizás demasiado bueno para el mundo en el que vivíamos ahora.

Cindy no dejaba de mirarme, de estudiarme con la mirada, hizo un gesto de resignación y comenzó a avanzar a gatas por el pasillo, quien sabe si dirigiéndonos a un lugar seguro, o a uno mucho peor del cual ahora estaba a nuestras espaldas.



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