— ¿Y esto? —corrí hacia el columpio y traté de subirme pero casi me caigo—

— Mi papá lo hizo —me ayudó a subir— Él usualmente no estaba en casa por el trabajo y ya estaba aburrido de tener que jugar con Laura a las muñecas... Es así como conocí este lugar. Además de este columpio, mi papá hizo aquella hamaca —señaló hacia unos árboles donde se encontraba la mencionada— Y me construyó una casa en árbol... Lamentablemente una tormenta la destruyó. 

— Pobre casa del árbol.

— Lo sé, cuando supe que se había caído lloré mucho.

Reímos.

— ¿No crees que la rama se pueda romper? —pregunté después de que Martin se haya subido también en el columpio—

— Lo dudo mucho... Este árbol tiene sus años —dijo mientras nos balanceábamos, adelante y atrás—

— Con más razón hay más probabilidades de que se caiga —reí pero me callé al momento en el que escuché que una rama crujía— ¡Martin bájate, se va a caer!

— No se va a caer —se empezó reír— Cálmate.

— No, sí se va a caer —grité en mi pequeña desesperación—

Si él no se iba a bajar, yo lo haría. Sentía como la rama crujía más fuerte, entonces me tiré, me lancé al gras cayendo sobre mis manos y rodillas, hoy no era un buen día para haber venido con estos pantalones.

— ¿Por qué hiciste eso? —preguntó mientras se reía—

— Porque la rama se iba a... —la rama crujió nuevamente y un gato cayó de pie a mi lado— Romper —terminé la oración—

—él se rió fuerte mientras bajaba del columpio— Ahí está tu rama rota.

Me senté entre las hierbas ignorando que la tierra ensuciara mi amado pantalón negro, acerqué mi mano lentamente hacia el animal para que no se asustara, una vez que lo haya acariciado lo atraje hacia mí y lo tomé en brazos ganándome un arañazo en mi brazo y el animal se fue corriendo.

— Agh... Estúpido gato —hice mala cara—

—volvió a reírse de mí— ¿Te arde?

— Un poco —me puse de pie mientras limpiaba la parte trasera de mi pantalón, me acerqué a Martin y lo abracé rodeando mis brazos por su torso—

— ¿Quieres ir casa? —preguntó a la par de rodear sus brazos en mi cuerpo—

—negué— Hay que jugar a algo.

— ¿Qué tipo de juego? —preguntó e hizo una sonrisa medio rara—

— ¡No ese tipo de juego! —le di un golpe en su hombro—

— ¿Entonces cuál? —preguntó mientras reíamos—

— ¿Qué jugabas cuando eras pequeño?

***

— ¡Príncipe Martin! ¡Auxilio! —grité mientras reía—

— ¡No tema mi bella dama! —gritó mientras se acercaba cabalgando junto a su caballo al árbol donde estaba colgada—

Al llegar él a la base del árbol fingió darle golpes a «Julian» al cual habíamos acordado que sería el ogro que me tendría atrapa en la supuesta torre que en estos casos sería el árbol.

— Princesa, salte, yo la atraparé —dijo mientras ponía una de sus rodillas en el piso y estiraba su brazos hacia delante—

—estaba a punto de soltarme de la rama cuando tomé en cuenta la altura en la que estaba y que posiblemente Martin no me iba a atrapar— No... ¡Martin tengo miedo! —me aferré al tronco del árbol— Está demasiado alto.

Ni siquiera sé cómo pude trepar hasta acá arriba.

— Princesa, solo salta... Te juro que no te dejaré caer.

— Martin esto ya no es parte del juego... ¡Tengo miedo! —cerré fuertemente los ojos—

— Nena... Abre los ojos y mírame —le hice caso— Salta y yo te atrapo, te juro que no te dejo caer.

Respiré profundo y balanceé mi cuerpo hacia adelante con la intensión de soltarme pero otra vez me invadió ese miedo.

— No puedo —regresé a la posición en la que estaba, pestañeé y una lagrima cayó por mi mejilla—

Qué ridícula, llorando por no poder saltar de un árbol.

— Sí que puedes, confía en mí —me sonrió—

No sé qué tiene su sonrisa... Pero al verla te contagia a sonreír.

Me relajé nuevamente y observé sus ojos, desde la lejanía en la cual me encontraba no se podía divisar su color... Pero esos ojos ya estaban grabados en mi mente, esos verdes grisáceos, tan hipnotizadores y pacíficos... Como la mirada de un ángel.

Salté.

Me solté de la rama y cerré los ojos, esperando a que mi cuerpo sea atrapado por sus brazos o en el peor de los casos sentir mi cuerpo chocar con el duro pavimento.

Caer el vació sería, sin duda alguna, una de las peores sensaciones experimentadas en mi vida.

Sus brazos se enroscaron a la perfección en mi cuerpo, sin abrir los ojos aún pasé mis brazos rodeando su cuerpo, formando un abrazo. Lloré un poco en su pecho mientras sentía esas dulces caricias en mi espalda y uno que otro beso repartidos en mis cabellos.

— Tenemos que volver a casa, nos esperan para el almuerzo —dijo después de haberme tomado una foto junto a «Julian»—

— Viendo la hora que es creo que ese almuerzo se convertirá en cena.

Cada uno se subió al lomo del gran cuadrúpedo y a paso tranquilo recorrimos el mismo camino que el de la mañana, en el césped podíamos ver nuestras sombras alargadas gracias a la posición del sol.

Entre charlas y risas llegamos a la acogedora casa de los Garritsen.

Al entrar y limpiar nuestros zapatos en la alfombra pasamos a la sala donde la familia de mi enamorado se encontraban viendo la televisión. El trío de cabezas volteó a vernos y Laura saltó del sofá dirigiéndose a paso veloz a abrazar a su hermano.

Hablando de hermanos... Extraño a Daniel...

Nah, que se joda ese men :v.

Sin previo aviso, Laura se tiró contra mí, tardé un poco en reaccionar pero al fin y al cabo también le devolví el abrazo.

— Tú y yo tenemos que hablar —me dijo en susurro en mi oído—

— Okay —respondí después de haber soltado una pequeña risa—

Martin saludo a su papa con un abrazo y unas cuantas palmadas cariñosas en la espalda, después Martin tomó mi mano y me puso frente a su padre, nos saludamos con un simple beso en la mejilla.

El almuerzo-cena pasó entre charlas y unas cuantas preguntas hacia mí. El protagonista del postre fue una deliciosa tarta de manzana, esta era diferente a la que solía comer en casa, esta era mucho más grande en altura, pero toda tarta de manzana... Es simplemente deliciosa.

Del comedor pasamos a la sala donde yo me había sentado en el sofá más grande que segundos después, las dos mujeres de la casa se sentaron a mi lado, una de ellas tenía el preciado álbum de bebé de Martin que él mismo había «escondido» para que yo no lo fuese a ver.

Aparte de ver muchas fotos de Martin en pañales y una desnudo, también estaban las fotos de él haciendo desastres, al igual que las fotos del tipo «Mi primer pasito» o «Mi primera Navidad» cosas así. 

Junto a Laura estábamos que nos cagábamos de risa al escuchar las anécdotas que nos contaba su madre de él.

Me dio un poco de pena ya que se podría decir que estábamos rajando de él, pero bueno.

Era divertido y eso es lo que importaba.

~To Be Continued~~>

Editado 15.07.19

the dream of garrix ✧ [m.g.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora