Tomamos un taxi que nos llevara al hotel para colocarnos algo más adecuado para salir y hacer tiempo a que se hiciera más tarde. Planché una camisa azul marino de vestir, mientras que ella se colocaba un vestido.

"Te vas a congelar".

"Me llevo suéter", rolé los ojos. ¿Cuál era el punto de usar vestido mujeres?

Ella se alació el cabello rápidamente, al igual que su maquillaje no lo tomó mucho. Se puso unas zapatillas y una chaqueta de cuero. Se veía malditamente bien, sí no me metía con ella hoy, me lamentaría el resto de mi vida. Guardamos las llaves del hotel en su bolso y preguntamos en recepción a la encargada de turismo por un club decente quién amablemente nos dio un par de direcciones. Misma dirección que le dimos al taxi.

Bajamos de este en cuanto llegamos, a simple vista se veía bien. El problema sería hacer que Salsita pasara de la puerta. Normalmente yo me encargaba de estas situaciones. Saqué un par de billetes de mi cartera y los doblé.

"¿Identificación?".

Tomé mi credencial y coloqué los billetes doblados debajo de esta. Él se dio cuenta de ella y miró a Salsita de reojo.

"Pasen".

"Muchas gracias", le di unas palmadas en el brazo y me regresó mi credencial.

Fue más fácil de lo que creí.

"¿Por qué tuviste que tener 18 y no 20?", pregunté.

"Te recuerdo que ya tengo 19".

"Uy, grandísima".

"Ay cállate anciano", reí y tomé sus mejillas para besar sus labios.

"¿Qué quieres tomar?".

"¿Qué me recomiendas?".

"Veré que te traigo, puedes buscar una mesa desocupada por mientras", ella asintió y fui a la barra por nuestros tragos.

Le pedí algo ligero para empezar, mientras yo pedía algo un poco más fuerte. No la perdí de vista en ningún minuto, vi que se sentó en una mesa alta vacía y cuando me dieron nuestros vasos caminé a ella.

"¿Qué es?".

"Tómatelo, te gustará".

Ella arqueó una ceja y tomó el vaso para beber de él. En cuanto le dio el primer sorbo frunció el ceño e intenté no reír.

"Esto es soda", solté una carcajada cuando probó de la Sprite.

"Ya hice mucho por hacerte pasar".

"Ay, te odio", me reí más fuerte, a ella no le quedó más que reír conmigo.

"Ya, lo siento", reí. "Ya te traigo algo".

Caminé nuevamente a la barra donde había dejado preparando la bebida de ella. Miré a la mesa y noté que comenzó a beber de su soda. Sonreí, era una bebé. Me entregaron su bebida preparada y llegué a la mesa donde ella felizmente tomó el vaso.

Después de un par de tragos y entrar en calor ella tiró de mi para bailar con ella. La verdad es que bailar no era algo mío, no era algo que me gustara mucho, ni que me saliera bien. Eso era algo más de Calum y Ashton; y bueno, Michael tenía la buena iniciativa. Cuando salemos con los chicos, me gusta más que baile con alguno de mis amigos. ¿Era eso algo raro?

Realmente no quería que se pusiera ebria, solo muy feliz. Y así fue, era tan linda cuando se ponía borrachita, porque comenzaba a reír de la nada y decir cosas muy graciosas. Y entre nosotros dos, un poco caliente. Unos minutos más tarde que comenzó a cansarse, se abrazó de mí. Me quitó el cigarro de la boca y se acercó para besar mis labios. Expulsé el humo y pasé mis manos por su cintura para acercarla a mí. Ella se aferró a mi camisa y mordió apenas mi labio.

Airplanes » l.hWhere stories live. Discover now