"¿Por qué jamás te has puesto eso?", pregunté. Ella se giró por su hombro y analizó el conjunto.

"Me lo regalaron", admitió. "Y bueno, no es algo que pueda usarse como diario".

"¿Sabes lo sexy que te verías con esto puesto?", pregunté. Joder y con su piel tan blanca y suave, y con ese rosa. Mierda Luke. Podría coger con ella en este instante.

"Igual de sexy que con mi conjunto de Bob Esponja", reí.

"Mierda Salsita", dejé el conjunto en la caja y me puse a ayudarle con sus vestidos. Pasaron varios minutos desde que había empezado y aún no terminaba. ¿Qué diablos? ¿De dónde carajos sacaba tantas cosas tan extrañas?

"¿De dónde mierda sacas tanta ropa tan extraña?", pregunté. Oh vaya, este era de cactus. Qué novedad.

"Sólo la voy encontrando. La mayoría de los vestidos los compré en una venta de garaje", no me sorprendía. "Sólo los mandé a arreglar".

"Qué diablos", tomé uno de los vestidos. ¿Por qué era tan largo? Esto no llegaba ni a la mitad del muslo.

"¿Qué?".

"¿Por qué no los hiciste más cortos?".

"¿Querías que pasara todos los días en detención?".

"Yo hice muchas cosas en detención", confesé.

Podía recordar mis días de adolescente, cuando pasaba por lo menos tres veces a la semana en detención. Claramente mis amigos tampoco se salvaban. Hubo una vez en la que me quedé solo junto con Treena. Ella era parte del «Quími-Club», una matada total. Bueno, yo también sacaba buenas notas, pero era diferente. Terminamos cogiendo detrás de los casilleros. A las siguientes semanas, había cambiado sus anteojos por contactos y sus suéteres largos por faldas. Lo que una buena cogida hacía.

No fue la primera ni la última vez que lo hicimos, claro también me daba mis lujos con otras chicas. Incluso una vez, Michael y yo llegamos a coger con dos chicas en el mismo salón. Yo con una y él con otra. No fue como una orgía o algo así. Él estaba por los casilleros y yo en el escritorio. Eran porristas, siempre era bueno coger con porristas.

"Cosas que no quiero saber. Recuerdo cuando empecé a ver, fui a comprar muchísima ropa con una amiga de la clínica y estaba tan emocionada. Ahora era libre elegir lo que usaría y ya sabes, lo que importaba más era la primera impresión. Iba a entrar a Sophomore y quería que todos dijeran: «la ciega» ya no es más ciega y wow se viste tan cool. Pero mi sorpresa fue que dijeron: «la ciega» ya no es más ciega, pero parece que se quedó peor con esa ropa".

Reí a penas, ay pobrecilla.

"Lo sé, es vergonzoso".

"¿Y qué hiciste?".

"Tomé mi mejor conjunto: Unos mocasines, con un shorts de cuadros y el peor suéter que puedes imaginar", oh por Dios. "Y al llegar les dije: ¿Saben qué? Váyanse al carajo, ya tengo mi vista de vuelta y es lo único que me importa".

No pude evitar sonreír.

"¿Me mandarás al carajo a mí también?", pregunté.

"Luke, vete a la mierda".

Por alguna razón eso me puso tan caliente, no podía evitar imaginarla con ese conjunto color rosa y diciendo eso. Uff, cumpliría uno de mis sueños más frustrados. Me le quedé mirando, mordí mi labio y ella dejó sus cosas sobre la caja. Me aveciné a ella rápidamente y atrapé su rostro entre mis manos para comenzar con un beso lleno de desesperación. Tenía tantas ganas de ella, de su boca, de su cuerpo. Estaba desesperado.

Airplanes » l.hWhere stories live. Discover now