—Espero que funcione. —Murmuró Sol a los minutos.

Luego de un tiempo ellas salieron vestidas encantadoras, el negro que vestía esta vez Luna era más fresco, menos oscuro, lucía encantadora. De hecho, era más bien un bordó oscuro. More en cambio con su vestido lucía mucho menos agresiva, su vestido la hacía lucir impresionante. Ellas presionando sus labios esperaron alguna respuesta, pero no me salían las palabas. Se veían muy diferentes a quien eran en realidad. No planeaba cambiarlas, solo quería que ellas mismas se sintieran bien y veía que les gustaba.

—¡Me encanta, por el amor al cielo! —Exclamé llevándolas al espejo. —¡Estoy impresionada, chicas lucen hermosas! —Ellas soltaron un gran suspiro, sonriendo ahora con amplitud.

—Es raro verme así. —Susurró More. —Pero me gusta.

—Si quieren cambiar algo díganme. —Miré detalladamente a ambas. Ellas sonrieron mucho, negando. El espejo reflejaba cuan preciosas se sentían. Y me hacía muy feliz.

—Me encanta. —Le dijo Luna.

—Estoy realmente impresionada. Es decir, realmente se ven preciosas. —Tati se acercó para mirarlas fascinada. —¡Se tenía que despertar para poder solucionar el problema! ¡Maldita Jessi! —Exclamó Tati haciéndome reír.

Entonces recogí el cabello de More de una manera bonita con una cinta blanca. Tati por otro lado hacía lo mismo con Luna. Luego les indicamos donde estaban los calzados.

Finalmente, luego de ver todo ese show de ropa volar por lo aires, cuando mis amigas ya estaban listas decidí empezar a alistarme yo.

Una toalla me cubría ya que me había duchado mientras las demás se vestían.

El problema se creó cuando no supe que vestir. Y mientras más el tiempo pasaba más ganas de continuar durmiendo sentía dentro de mí.

—Calma, respira profundo. —Tati se sentó en el suelo conmigo, ayudándome a respirar.

—No sé qué ponerme. —

—Lo sé. Ahora te ayudaré.

—No tengo nada que ponerme. —Respiré entrecortadamente. Todas me miraron mal. Fruncí el ceño, mirando a mi amiga frente a mí.

—Ahora te ayudaré. —Repitió. —Pero relájate porque o sino la cabeza se nos pondrá en negro. —Concluyó como una autoayuda hablando en plural. —Buscaré algo, luego tú te lo probarás. —

Se puso de pie y comenzó a rebuscar en lo que ya había afuera y dentro del closet.

—Mira. —Tati llegó a mi lado, esta vez yo estaba sobre la cama junto a las demás. Me mostró una falda de charol bastante corta con un pequeño corte de unos cinco centímetros en uno de los lados de mis piernas y un cinto con hebilla rectangular siendo el detalle destacable que acentuaba bastante la prenda. Sonrió mirándome traviesa, entonces desde detrás de su espalda extrajo un corsette top con encaje transparencias y breteles.

—Demasiado.

—Jamás es demasiado. —Musitó, junto a mi vocecita en la cabeza.

Los tomé, riendo.

Cuando me vestí lencería de encaje negra y todo lo que me había propuesto mi amiga salí de nuevo a la habitación. Ellas sonrieron traviesas.

—Maldición, Jessica, esa falda te queda impresionante. —Jadeó Tati. —Mira ese culo. —Todas asintieron, riendo.

Al mirarme al espejo solté una risita. Era muy ajustado, pronunciaba bastante las caderas y las curvas. Mordí mi labio. Verifiqué moviéndome, abriendo mis piernas y acuclillándome si podía moverme con ella y en efecto servía.

ARDER EN LIBERTADOù les histoires vivent. Découvrez maintenant