CINCUENTA Y CUATRO.

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—Tú igual moreno, te ves increíble. —Le sonreí. Vestía increíble, lindo y elegante con una camisa azul oscura y un pantalón negro ajustado, su cabello estaba perfectamente despeinado. Su sonrisa nos devolvió la tranquilidad.

Ethan es realmente apuesto.

Decidimos salir esta noche a cenar en algún restaurant bonito con ambiente al exterior. Para los fuegos artificiales no podíamos estar encerrados.

Busqué el vestido perfecto para esta noche. No todas las noches se comienza un año nuevo. Lo tomaba como otra oportunidad, más vida, más alegría, nuevas oportunidades. Por eso elegi un vestido increíble para la circunstancia.

Mi vestido era corto azul oscuro como un anochecer, un tono violáceo cubierto de brillos con mangas largas. La confección era increíble. Brillaba más que mi futuro. Pero a su vez su tonalidad oscuro, no lo haría llamar la atención a una cuadra de distancia. O quizás sí.

Bajamos entre risas hasta encontrar a mi pequeña Lou haciendo tweerk en el medio de la sala. Harry se partía de la risa.

—Por el amor de dios. —Ethan se cubrió los ojos.

—¡¿Qué estás haciendo?! —Chillé. Ella dejó de bailar para mirarme y suspirar.

—Estoy imitándote. —Se quejó. Harry estaba doblado de la risa. Ni siquiera podía respirar.

—¡Pues lo haces mal! —La regañé. Los tres adultos que me acompañaban soltaron una carcajada que me hicieron reír. —Lou, luego pídeme clases.

—De acuerdo. —Me sonrió, arreglando su vestido rojo y largo.

—No creo que sea buena idea. —Emitió Harry divertido. Dándome un claro, "no estoy de acuerdo, es una pésima idea, tus padres nos matarán"

Lo observé unos instantes.

Miré a Lou, ella me miró. Le guiñé un ojo y chilló, haciéndome reír.

Theo en brazos de su madre pidió ir con Lou. Ella fascinada lo recibió. Al pequeño salí a comprarle un smoking a su medida, le quedaba precioso. Hayley en cambio había elegido un vestido negro ajustado de mi armario, aquel vestido le quedaba precioso. Se lo regalaría luego, jamás lo había usado.

Mientras Lou jugaba con Theo Harry los miraba con cariño.

—¿Te gustan mucho los bebés, cierto? —Le preguntó Lou a quien la miraba. Harry sonrió divertido, asintiendo. Él la ayudó a sostenerlo correctamente porque se estaba resbalando de sus brazos. Quedó acuclillado frente a ella. —¿Tendrás algún día uno? —La pregunta lo tomó por sorpresa. Intentó decir algo, pero luego se quedó callado.

Los demás rieron. Sonreí, observándolo.

—Esos sentimientos diversos colisionando se pudieron ver, Harry. —Le dijo Hayley, riendo. Pierce sonrió incómodo.

—Supongo que sí, Lou. Creo que sí.

—¿Seré la madrina? —Inquirió, seriamente.

—Por supuesto. —Soltó una risita.

Ethan me tomó desprevenida de la cintura. Su boca besó mi mejilla y sonrió radiante mirando a Lou. Mi corazón comenzó a latir con fuerzas. Me sentí nerviosa, algo invadida, algo así como entre la espada y la pared. No encontraba malo su gesto, de hecho era muy genuino, pero en mi cuerpo se sentía extraño otras manos, otro tacto. Forzarme yo misma a quedarme era un poco estresante. 

Quizás si él supiera mi relación con Harry no me sentiría así, me sentiría igual que con mis amigos.

La mirada de Harry subió a nosotros unos instantes. Su expresión cambió totalmente y en segundos su mirada bajó a Lou, apartándola de nosotros.

ARDER EN LIBERTADWhere stories live. Discover now