TREINTA Y CUATRO.

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Abrí mis ojos, decidida, sintiéndome increíble, y en ese instante un flash.

Lo miré con recelo. Él soltó una carcajada.

—No fue tan difícil. —Decía, mirando la fotografía.

—¡Jessica! ¡Para ser la primera foto salió jodidamente caliente! —Exclamó Sasha mirando junto a Pierce la computadora portátil en el medio de ambos. Él me sonrió haciéndome sonreír, y en aquel instante James deslumbrado por la primera fotografía continuó con las demás haciéndome reír a carcajadas.

Los primeros minutos pasaron rápido y fueron bastante divertidos, James capturo tomas de ambos lados de mi cuerpo y de diferentes ángulos, sin embargo, aunque me divertía no pude volver a mirar a Harry porque de forma contraria no podría continuar. Sabía que me miraba, de esa manera tan suya que me hacía temblar porque me maravilló la forma en la que, cuando había cerca de cincuenta mujeres alrededor de nosotros, muchas incluso desnudas, él solo me miraba a mí, cargando una sonrisa preciosa, sin perderse un segundo de cada uno en la que yo estaba frente a él, bajo los reflectores y la cámara.

—Voltea. —Ordenó James. Lo miré insegura, él soltó una risita. —Necesito que fotografiamos los detalles de la parte posterior de las prendas. —Las bragas eran preciosas, lo que no era precioso era que me fotografíen el trasero.

Él volvió a mí, me hizo voltear y tomar de las rejas, pero ésta vez dejando mi espalda a su vista, mientras tanto Sasha se acercó a nosotros y verificó que yo estuviera perfecta en cuanto al cabello y el maquillaje.

La mano de James tocó mi entrepierna y me hizo abrirlas al instante. Sasha desordenaba mi cabello y posicionaba bien mis manos. Entonces finalmente James se alejó con la cámara en posición, ordenándome que lo mirara.

De la manera en la que me habían dejado lista no podía sonreír.

Respiré profundo.

—Tus labios...—Me dijo, provocando que mordiera mi labio inferior involuntariamente, cuando lo solté las capturas no tardaron en llegar. Con mi mirada de frente, de perfil y la frente en alto, me sentí en unos instantes inalcanzable, subió mi ego a las malditas nubes, porque sus miradas lucían impresionadas, admirando visualmente las tomas. Los nervios habían desaparecido y en realidad cuando él me mostraba las fotografías para explicarme que corregir, u halagar señalándome algo en específico comencé a tomarme esto muy en serio. Eran fotografías y se necesitaba mucho más que posar y por eso intenté hacer lo mejor posible.

Los minutos pasaron, mis manos jugaron con los metales de las rejas, miré la cámara, me ubiqué de perfil, cambié de postura, intercambié la ubicación de mis piernas, me moví de diferentes formas y entonces me di cuenta que los nervios se habían ido completamente y ahora incluso me sentía mejor. Ellos pausaron las tomas para ver una fotografía en específico, halagándola, pero deliberando entre ellos.

—No te muevas, ya seguimos. —Me indicó Sasha y James a la vez. Volteé mi mirada hacia atrás, encontrándome con Pierce.

Su postura seguía siendo impresionante, admirable y correcta, pero la forma en la que me miraba llamó mi atención, me percaté que en cámara no se veía porque habían hecho acercamientos y tomas cortas, pero estaba en una posición que para quien estuviera atrás podría tomárselo de diferentes maneras.

Estaba de rodillas inclinada hacia adelante con mi espalda arqueada hacia abajo, yaciendo ambas manos en el suelo. Una posición para nada genuina si me veías completamente.

Él me observaba entera, con calma, con la misma naturalidad que todos allí, pero entonces vi muy bien que en sus ojos guardaba mucho más, la manera en que su lenguaje corporal estaba allí, mostrándome cuanto esto estaba haciéndole estragos, su ceño fruncido, su mirada, la profundidad de ella, su respiración pausada y más lenta, jugaba con su labio porque de alguna forma necesitaba hacer algo con él.

ARDER EN LIBERTADWhere stories live. Discover now