—Gracias. —Solté un suspiro.

—Buen día pequeña. —Me saludó Chad sonriéndome junto a su novia.

—Buen día. ¿Ya están listos? —

—Si... Debes estar aliviada de que éste escuadrón se vaya de aquí. —Soltaron una risa ambos.

—Quizás un poquito. —Les sonreí. —Pero me gustan sus visitas. —Confesé esta vez en serio.

—Espero que estos cinco meses sin tus padres no sean tan difíciles para ti. —Lore me miró con tristeza.

—Descuida, serán más fáciles que con ellos aquí. —Bromeé. Ellos soltaron una risita.

—Cielo tus padres están esperándote en la sala. ¿Qué haces aquí? —Mi tía me señaló el camino, como si no lo conociera. Asentí y cuando atiné a irme me dio una nalgada.

—¡Tía! —La regañé, todos comenzaron a reír.

En la sala me encontré un desorden tremendo, mis primitos más pequeños estaban listos pero dormidos en los sofás junto a todos los bolsos ya hechos, por otro lado, mis padres como en cada viaje se veían nerviosos.

Harry hablaba con Ethan, ambos estaban recargados en una pared cerca de los sillones porque se veía claramente que en cualquier sitio que te ubicaras molestarías.

—Buen día... —Hice presencia.

—Hija... —Papá quitó los ojos de mamá y me analizó. —Dije que te alistaras. —Me sonrió.

—Nadie en su sano juicio está listo a las siete de la mañana... —Me crucé de brazos sonriendo. Miré a aquellos dos hombres que me analizaban con atención, me percaté que ambos lucían bien las siete de a la mañana.

No me sorprendía de Pierce, pero me maravilló lo precioso que se veía. Ethan no vestía con su uniforme, al contrario, vestía de Sport. Ambos me sonrieron de una manera bonita.

Ethan le murmuró algo a Harry y luego comenzaron a reír. Me agradó la idea que durante estos meses pudieran llevarse bien.

—Mamá... —La llamé, no volteó a verme. Ella extrajo un papel de su bolso y luego con ello en mano pasó por mi lado para así irse.

Miré el suelo, incrédula.

Me senté frustrada sobre el sofá, pero como no había lugar caí sobre un bolso.

—Déjala ya te extrañará y ese será su merecido. —Me dijo papá, cansado también de su comportamiento. —Por el amor de dios ¡Se nos irá el vuelo! —Exclamó mi padre rebuscando entre sus cosas.

—¿Qué buscas? —

—Mi pasaporte, creí que lo guardé, pero se ve que no es así. Lo vi, por algún lado sé que lo vi.

—Hasta ayer estaba en la cocina, dentro la alacena. Me extrañó que lo dejaras ahí. —

—Esa fue Lou. —Me sonrió algo angustiado. —Gracias hija. —Y se fue a su búsqueda.

Cuando mamá volvió a entrar volví a hacer un intento más...

—Me dijeron que no despediste correctamente a Lou, ella despertará y no lo recordará. Me gustaría que se acerquen a ella de nuevo y se encarguen de que esté consiente cuando vuelvan a despedirse... —Le pedí.

—Dile que ya lo hice. —

—Mamá... ya hicieron eso una vez y fue horrible, creyó durante todo el mes que estuvieron afuera que no quisieron saludarla, no vuelvas a hacerlo. —

ARDER EN LIBERTADWhere stories live. Discover now