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Segunda parte de: "Flores amarillas"

3 años después

- Jughead. -Betty se cruzó de brazos en el primer escalón de las escaleras mirando con seriedad a su esposo.

El pegó un leve saltito al escuchar su voz y se quedó de espaldas para dejar con rápidez la tableta de chocolate detrás de su hijo quién reía.

- ¿Que? -se volteó a su esposa, cubriendo a su hijo para que ella no lo viera.

- ¿Que comen? -cuestionó seria.

- Nada. -mintió enseguida.

- Jughead, no me mientas.

- ¡Ate! -exclamó el niño de casi dos años que era totalmente cubierto por su padre delante de él, por lo que Betty no podía verlo.

- ¿Que te he dicho de darle chocolate? -se quejó Betty. - ¡Luego no duerme!

- Bueno, es que yo abrí uno para mí. -dejó sus manos contra su pecho. - Y el me vió, y me pidió. Le dije que no pero hizo puchero y me dio mucha ternura. -Jughead explicó con un puchero. - ¿Y tú que haces parada? ¿Que parte de re-po-so no entendiste? -se cruzó de brazos luego de deletrar la palabra.

Betty bufó descruzando sus brazos. - Eres incorregible. -dijo terminando de bajar el primer escalón. - Y estoy aquí porque ya la hora de dormir de James se pasó y tú en vez de llevarlo a dormir le das chocolate. -lo retó.

Jughead abrió sus ojos como platos y se volteó a su hijo para tomarlo y lo dejó en el piso. - ¡Ya viene! -exclamó. - ¡Corre por tu vida!

El empezó a correr por la sala y el comedor, siendo seguido por su hijo que reía.

Betty los miró con una mueca. Jugjead corría sin sentido y James, su hijo, lo seguía vestido con nada más que un pañal y sus dedos y alrededor de su boca llenos de chocolate.

- Ok ok, basta. -la rubia tomó a su hijo en brazos quién seguía riendo. - Ven aquí. -le ordenó al pelinegro.

El se acercó a regañadientes hasta estar frente a ella. - ¿Que pasa?

- Tú. -lo señaló y le tendió al bebé para que lo tomara en brazos y lo hizo. - Lo vas a duchar y a dormir porque ya se pasó la hora. Y si no duerme porque comió chocolate entonces lo cuidarás.

- Pero Betts. -se quejó. - Al menos acompáñame.

- No, yo iré a acostarme porque me duele la espalda. -sonrió y dejó un beso en la mejilla de su hijo. - Descansa mi niño, te amo.

- Ti amo. -el respondió. - Noches noches, mami.

Ella rió. - Buenas noches, pequeño.

Cuando Betty se fue, Jughead miró a su hijo. - Por favor, por favor, no tardes en dormirte. -le pidió.

- ¿Baño? -el niño cuestionó.

Jughead suspiró y asintió subiendo las escaleras. - Si, debo darte un baño. -le explicó cuando entraron a la habitación del menor que era decorada mayormente con el color verde.

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