• Mi ángel •

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Besé a mi novia con lentitud y empecé a sentir los temblores de sus piernas cuando obtuvo su orgasmo al igual que yo.

La miré con detenimiento aún sobre ella, como sus hermosos y carnosos labios estaban separados, como respiraba agitada, sus ojos cerrados dejando a sus largas y hermosas pestañas descansar en sus mejillas por la que descendía una pequeña lágrima.

Acaricié sus piernas esperando que controlara las reacciones de su cuerpo y que normalizara su respiración, aún mirando su hermoso rosto, notando sus pequitas y su cabello rubio despeinado en la almohada.

Cuando logró relajarse, abrió sus hermosos ojos verdes lentamente encontrándose con los míos.

Le dediqué una sonrisa ladina y salí de ella lentamente, y mientras lo hacía, escuché un pequeño jadeo de su parte.

Me levanté a tirar el condón en el tacho del baño y volví con ella a la cama, tomándola de la cintura, y ella dejó su cabeza descansar sobre mi pecho desnudo.

Acaricié su espalda de manera lenta y con delicadeza, comenzando a pensar en cuando nos conocimos.

Yo estaba sumido en mis pensamientos, cuando ella levantó su cabeza para verme, luego de unos minutos en silencio y dejó un beso en mis labios.

- Iré a darme una ducha rápida. -me sonrió.

Yo asentí devolviéndole la sonrisa sin decir nada y ella se levantó, completamente desnuda, para entrar al baño.

Cuando ella salió de la ducha, yo no me dí cuenta siquiera de cuanto tiempo pasó desde que entró al baño. No escuché la ducha, no estuve pendiente de nada, solo de los vivos recuerdos que pasaban por mi mente del día en que conocí a mi hermosa rubia.

- Juggie... Estás muy callado. -ella me dijo rebuscando ropa en mi parte del closet. ¿Hasta cuando robas mi ropa, mujer? - ¿Te pasa algo? -me preguntó curiosa.

Yo negué. - Solo estoy pensando. -le sonreí levemente.

- ¿En qué? -cuestionó cuando tomó una de mis camisetas del closet y una de sus bragas, y me miró.

- En el día que nos conocimos. -admití.

Ella me sonrió y sin decir nada, comenzó a vestirse.

Continué pensando; ¿En que momento, esa chica que antes yo percibía como engreída, insoportable y creída se había convertido en el centro de mi vida, y la mujer a la que más amo?

No lo entendía, es decir, antes de conocerla se hacía ver como una mujer odiosa a la que si le decías un simple "hola" te escupía en la cara. Y no solamente lo pensaba yo, todo el mundo decía eso de ella.

Pero ahora... Ahora ella lo era absolutamente todo para mí. El amor de mi vida, mi ángel, mi princesa, mi rubia de ojos verdes, mi alma gemela. El día que la conocí yo seguía pensando todas esas cosas malas de ellas, pero cada vez nos fuimos acercando más y creando confianza, y cuando se abrió realmente conmigo, fue ahí que conocí a la verdadera Betty Cooper.

A esa chica amable, de gran corazón, que si eres importante para ella sería capaz de dar su vida por tí. Esa chica que amaba los abrazos, los besos, los mimos y que le dijeran cosas lindas al oído todo el tiempo. Esa chica que demostraba su amor con pequeños detalles, con regalos, cartas y cosas de papel hechas por ella.

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