• Extrañar •

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El pelinegro se encontraba en un taxi de camino a su casa en Riverdale, luego de estar fuera tres meses por negocios. Se estaba encargando de algunos trabajos fuera de Riverdale, reuniones y firmas de contratos en las que era necesario que el estuviera presente.

Ahora, había vuelto sin decirle a absolutamente nadie, por lo que sería una sorpresa para su familia.

Estaba a pocas calles de su casa cuando su teléfono empezó a sonar. Era una llamada de su esposa. Sonrió y respondió rapidamente.

- Hola amor. -saludó la rubia al instante.

- Hola, nena. -sonrió. - ¿Como estás? -cuestionó.

- Bien, Juggie. ¿Ya desayunaste? -ella preguntó, terminando de comer la última tostada de su plato.

- Si, linda, ¿Y ustedes?

- Sipi. Las niñas hace rato y yo estoy terminando mis tostadas. -asintió.

El sonrió de lado cuando al cruzar en una de las calles, divisó su casa a unos metros. - ¿Que harás?

- Espero que las niñas terminen de ducharse, le prometí a Amber que iríamos al parque con Milo. -ella explicó. - Y despertó muy emocionada por eso.

Jughead soltó una pequeña risa.

- Te extrañamos mucho Juggie. -ella suspiró. - ¿Aun no sabes cuando vuelves? -preguntó con algo de tristeza en su voz.

- No, nena. -negó. - Pero al parecer será necesario que pase un par de semanas más aquí... -mintió. - No sé cuánto.

- Oh... -se escuchó su voz más desanimada que antes. - Bueno, está bien, Juggie. ¿Que haces tú ahora?

- Estoy un poco ocupado la verdad, nena. -dijo aguantando su risa, luego de pedirle con señas al conductor que aparcara el auto a dos casas de la suya por si Betty miraba por la ventana.

- Bien... -ella suspiró con pesar. - Luego hablamos, ¿Si? -dijo en voz baja.

- Está bien, Betts. No estés triste, por favor. Te amo mucho. -le dijo con sinceridad, no queriendo escucharla así.

- Y yo te amo a ti, Juggie.

Eso fue lo último que escuchó para luego cortar la llamada. Bajó del auto y sacó las maletas del taxi, intentando no hacer ruido. Caminó hacia la puerta y tomó una profunda respiración para luego tocar el timbre y la puerta se abrió después de unos segundos.

Cuando la puerta se abrió revelando a la rubia, ella abrió su boca con sorpresa y lo miró de pies a cabeza, casi sin creer que el estaba frente a ella.

- Que hermosa. -fue lo único que el dijo. La rubia soltó una risa y lo abrazó rapidamente, escondiendose en su cuello cuando sintió que sus ojos se cristalizaron.

El pelinegro la tomó de la cintura y besó su cabeza repetidas veces, abrazándola sin querer soltarla, disfrutando de tenerla en sus brazos y sentir su típico aroma a loción de fresa.

- Jug... -murmuró aun sin creerlo. Alejó su cara y lo tomó de las mejillas, sonriendo con los ojos cristalizados.

- No llores, amor. -negó, limpiando sus lágrimas que descendieron por sus mejillas. - Ya estoy aquí.

- Te amo Juggie. -murmuró, abrazandolo de nuevo.

- Te amo, preciosa. -sonrió, acariciando su cintura.

- Vamos adentro. -sonrió, entrelazando sus manos y lo ayudó con una de sus maletas, entrando juntos. Cerró la puerta tras ellos de nuevo y ambos se dirigieron al sofá.

Our History || One Shots Bughead y Sprousehart || • +18Where stories live. Discover now