• Problemas •

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- ¡Betty no puedes solo ir ahí! -le gritó, con molestia y también algo preocupado. Ambos se encontraban discutiendo mientras el cambiaba su ropa.

- ¡Para algo tengo a miles de tus malditos hombres siguiéndome todo el puto día, para protegerme! -le respondió molesta.

- ¡Eso no significa que debas ir a lugar enemigo, pueden hacerte daño!

La rubia solo bajó su cabeza con una sonrisa ladina, mientras el pelinegro desabrochaba los botones de su camisa.

- ¡¿Me estás escuchando?! -preguntó luego de unos segundos, al notar que ella solo veía sus manos sin decir una palabra.

- No, realmente no lo hago. -ella negó, acercándose a él cuando esté dejó caer su camisa al piso, ahora solo tenía unos boxers.

- Betty no. -negó, cuando ella se arrodilló frente a él.

Ella solo levantó su mirada, intentando lucir inocente, mientras bajaba sus boxers revelando su miembro.

- Elizabeth levántate ahora. -le pidió y soltó un gruñido, cerrando sus ojos cuando ella comenzó a mover sus manos de arriba a abajo.

- No quiero discutir más, no quiero más peleas ni gritos... Al menos no ese tipo de gritos. -negó, pasando su lengua por la punta.

- No esperes que arreglemos todos nuestros problemas con sexo, no puedes- ah. -gimió, haciéndola sonreír cuando lo metió en su boca. - Betty no.

- No te hagas el difícil, papi... -le pidió.

- Hablemos primero... -jadeó, tomando su cabello en una coleta, embistiendo en su boca.

Ella se alejó un poco y negó. - Solo disfruta... Olvídate de todo.

Y eso hizo. Cerró sus ojos, dejándose consumir por el placer que sentía cuando su esposa lo tomaba así, con sus pequeñas manos, cuando pasaba su lengua alrededor y lo miraba con esos ojos verdes, oscuros por la lujuria.

Ella lo hizo más rápido y el gimió, gruñendo a la vez cuando se sintió más cerca de llegar al clímax. Hizo un fuerte nudo en su cabello y comenzó a embestir más rápido dentro de su boca, sin nada de cuidado.

Jughead se corrió luego de varios minutos, dejando caer sus fluidos dentro de la boca de la rubia, la cual los tragó gustosa.

- Betty, ya. -le pidió, cuando ella se levantó y lo empujó a la cama, dejándolo sentado en la orilla.

- ¿Me dices "Betty ya" luego de que te la chupé? -ella preguntó algo sarcástica, mientras se desvestía rápidamente.

- Eres irresistible, y yo muy débil si se trata de ti. Ahora hablemos. -insistió.

- No quiero hacerlo. ¿Puedes solo olvidarlo y follarme como lo necesito? -preguntó, sentándose en sus piernas, comenzando a besar su cuello.

- Betts. -jadeó. - Esto no va a solucionar nada.

- Cállate y besame. -pidió, tomándolo del mentón para unir sus labios en un beso. El como acto reflejo la tomó de la cintura, acercándola más a su entrepierna, donde sus intimidades chocaron pues ella también estaba desnuda ahora.

Betty empezó a mover sus caderas circularmente de forma lenta, mientras sus lenguas investigaban a profundidad la boca del otro.

Separaron sus labios con la respiración agitada y ella bajó sus besos por su cuello, mientras enredaba sus dedos entre sus cabellos negros.

El pelinegro hizo que se levantara para alinear su miembro en su entrada y luego la dejó caer, penetrándola de una sentada.

- Jug. -ella gimió al sentirlo. El pelinegro gruñó, mientras ella continuaba en su cuello.

Jughead tomó sus nalgas fuertemente, apretando y la guió en sus movimientos, de arriba a abajo y de lado a lado en un vaivén acelerado.

- Betty. -el gruñó en su oído. - Más rápido. -pidió. Ella lo hizo más rápido, gimiendo justo en su oído, como a él le gustaba.

Eran solo ellos en la habitación, la cual estaba llena de gemidos, jadeos, gruñidos, respiraciones agitadas y el sonido de sus cuerpos juntos.

- Ju-jug. -gimió entrecortada. - Ya casi...

- Resiste un poco más. -dijo a su oído. Continuaron así unos minutos y el unió sus labios, al separarse, habló de nuevo. - Córrete, Betty.

Ambos se dejaron consumir por el orgasmo, el cayó en la cama  con la rubia sobre su pecho, acarició su cintura y dejó un beso en su frente.

- Sabes que esto no resolverá nada y debemos hablar, ¿No? -el rompió el silencio luego de unos segundos.

- Te pedí que lo olvidaras, así que no hay nada para resolver. No quiero más peleas.

- Betty, entiende que no puedes hacer eso de nuevo.

Ella rodeó sus ojos y se levantó, comenzando a vestirse de mala gana.

- Debías cagar el momento, ¿No? -preguntó con sarcasmo.

- Amor. -se sentó en la cama. - Solo me estoy preocupando por ti.

- Está bien, no lo volveré a hacer, ¿Feliz? -rodeó sus ojos. - No soy estúpida, Jughead, se lo que hago.

- Se que no lo eres, solo me preocupa que te dañen, esa gente es peligrosa. -suspiró.

- Ya basta. -pidió. - No quiero escuchar una palabra más acerca de esto.

Estaba por salir de la habitación pero el la tomó de la cintura y la apegó a él, mirando directamente sus ojos.

- Está bien. -asintió. - Tampoco quiero discutir más, solo... De verdad no quiero que te hagan nada. -bajó la mirada. - Siento gritarte como lo hice hace un rato...

Ella suspiró, acariciando su mejilla. - Bien, pero no lo hagas de nuevo. -asintió. - Se que te preocupa, pero yo se lo que hago, no soy una niña.

Jughead unió sus labios en un lento beso y al separarse, la abrazó contra su pecho.

- Ponte algo de ropa, Jones. -ella le pidió. El pelinegro rió y tomó sus boxers del piso.

- Bajaré por helado, ¿Quieres? -enarcó una ceja. Ella sonrió asintiendo y Jughead besó su frente.

Al volver unos minutos después, ambos se recostaron en la cama bajo las mantas mirando una película mientras disfrutaban su helado.

- Te amo, bonita. -acarició su cabello. Ella besó sus labios y sonrió.

- Te amo. -correspondió, para devolver toda su atención a la película.






























¡Hola!

Espero que les guste...

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