Our History || One Shots Bughead y Sprousehart || • +18

• El engaño •

- ¡Eres un hijo de puta! -le gritó furiosa, entre lágrimas. - ¡Te di mi jodida vida!

- Betty, baja la voz. -pidió, frotando sus ojos cansado.

- ¡¿Como me pides eso, eh?!

- Cálmate. -pidió. - No es para tanto. -rodeó sus ojos.

- ¿No es para tanto? -rió sin gracia. - ¿No es para tanto el que me hayas engañado con mi mejor amiga?

Jughead suspiró y se dió media vuelta, a punto de salir de la habitación.

- ¿Solo te irás? -ella preguntó en un murmuro, sonando dolida.

- No quiero escuchar más tus gritos. -dijo frío y salió de la habitación, cerrando la puerta de un golpe.

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- ¡Betty, Betty! -su prima intentó llamar su atención y rodeó sus ojos al verla pensar, mirando a un punto fijo. - Idiota, te estoy hablando. -le pegó una cachetada y la rubia se llevó la mano a la mejilla.

Toni cubrió su boca con sus manos y soltó una risa.

- ¿Eres imbécil? -preguntó Betty. - ¡Me dolió, estúpida! -se quejó.

- Si, si, como sea... -rodeó sus ojos, peinando su cabello frente al espejo. - ¿Podrías prestarnos atención?

- Lo siento, me quedé pensando ante la idea de que mi novio me engañe con mi mejor amiga. -dice sarcásticamente. Toni se encogió de hombros asintiendo.

- Tiene sentido para mi.

- No creo que Jug sea capaz, y Verónica... ¡Ay no se! -se quejó, cubriendo su cara con ambas manos desesperada. - Pero al mismo tiempo todo cuadra a la perfección.

Cheryl asintió.

- Te dije que Jughead no me caía bien. -se encogió de hombros ante la mala mirada que Betty le dedicó.

- Es que... Siempre pasan tiempo juntos. Además, ayer me dijo que iría a trabajar.

- Y yo lo vi con Verónica en el centro comercial.

- ¿Estás segura de que era Verónica? -preguntó, con sus ojos cristalizados. Toni le dió una sonrisa triste y ella soltó sus lágrimas.

- ¿Por qué siempre me cambian por otras personas? -lloró. - ¡Todas mis relaciones son un fracaso! ¡Y lo amo!

Se tiró en las piernas de Toni y ella acarició su cabello, mientras sentía las lágrimas de la rubia humedecer su pierna.

- ¿Como mierda le diré esto? -se quejó, tomando la prueba de embarazo en sus manos. - Me va a dejar sola con un bebé. -sollozó.

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Por otro lado, el pelinegro sonrió entusiasmado y se lanzó en los brazos de la pelinegra, abrazándola. Ella aceptó amable y acarició su espalda, dejando dos palmadas en esta.

- ¡Gracias por tu ayuda!

- No es nada, Jug.

- ¿Realmente crees que le guste? -preguntó, nervioso. - ¿Dirá que si? Mis manos están sudando.

Ella asintió, y lo tomó de los hombros mirándolo directamente a los ojos.