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Aidan

Golpes, estrepitosos golpes en medio de la noche me despertaron.

Aletargado salí de la cama, salí de mi habitación siguiendo el estruendo, alguien golpeaba mi puerta incansablemente a las tres de la mañana.

Me quedé a unos pasos de la puerta mientras seguía escuchando como algún desquiciado llamaba a mi puerta, y de pronto, mi corazón dio un vuelco.

—Oh señora,— dijo una voz al otro lado de la puerta — cállese, ¡esto no es asunto suyo!

«Esa voz... acaso podría ser...»

Me abalancé velozmente sobre la puerta y la abrí, ahí estaba él, quien se giró apenas escuchó el ruido de la puerta.

—Aidan...— sollozó el hombre frente a mí.

—Will...— sollocé mientras me lanzaba a él.

Él me abrazó con fuerza, con tanta fuerza que por un momento me cortó la respiración, pero no me importó, nada más importaba.

Me tomó con firmeza y me levantó del suelo, cerró la puerta con la cadera, tal vez con el pie, no me molesté en fijarme.

Me sentó en la encimera y siguió aferrándose a mí con fuerza al tiempo que acariciaba mi espalda.

—¿Qué haces aquí?— me atreví a preguntar luego de un tiempo.

—No puedo estar más sin ti,— declaró con tristeza —sé que fui cruel, e injusto, y sé que no tengo derecho de pedirte nada pero por favor perdóname, perdón por alejarme y dejarte solo... perdón...

—Todo es mi culpa— sollocé. —Si no te hubiese dicho todo eso las cosas no habrían resultado así... perdón, yo me lo busqué...

—Perdóname por no estar para ti incluso en un día tan especial como tu graduación... intenté, en serio intenté, pero sentí que no era correcto después de todo lo que te hice, tenías razón, aunque yo estaba en tal estado yo nunca debí...

—No,— interrumpí alejándolo un poco de mí para poder verlo a la cara —jamás debí decirte algo así, nada de lo que te dije ese día es verdad, y menos eso, tú eres una víctima, y no tienes que ser juzgado tan cruelmente por nadie, ni siquiera por mi... lo siento tanto...

De los ojos de William resbalaron unas cuantas lágrimas al tiempo que se mordía el labio con ansiedad, volvió a esconderse en mi pecho. Nos quedamos largo rato de esa manera, sin decir nada, solo abrazándonos, pero pronto la tranquilidad comenzó a pasarme factura y el sueño comenzó a apoderarse de mí.

—Will— llamé luego de rato —vamos a la cama, ¿sí? Es tarde y debemos dormir... estoy cansado, y necesito dormir, necesitamos...

Will no respondió, y al estar tan callado me dio la impresión de que se había quedado dormido, por lo que revisé si es lo que había sucedido, y no era nada de eso, Will estaba despierto, pero seguía llorando silenciosamente.

—Will, vámonos a la cama— insistí nuevamente.

El mencionado por fin reaccionó, me soltó y me tendió la mano para ayudarme a bajar de la encimera, tomé su mano y caminamos sin soltarnos hasta que llegamos a la cama, me recosté y lo invité a hacer lo mismo; él, cual cachorrito de golden retriever regañado actuaba sumisamente, se recostó a mi lado y lo cubrí con las cobijas, lo abracé y cuando menos me di cuenta, nos quedamos dormidos.

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Hola hola, los capítulos diarios han finalizado, nos leemos la próxima semana, cuídense mucho^^

La Sacra CoronaWhere stories live. Discover now