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Carlysle

“¿Fue un buen sueño?” preguntó Aidan a alguien desde el baño, lo que nos llamó la atención a todos. Su mirada era un tanto vacía, apenas lograba distinguir que reflejaba cierto toque de malicia, eso, sumado a qué una sonrisa malévola adornaba su rostro le daba un aire distinto al que habitualmente tenía, que era un aire dulce, enérgico, incluso un tanto coqueto.

—Hay preguntas que hacer, y tú vas a responderlas, ¿entendido?— dijo Aidan al tipo maniatado en la tina.

El hombre lo veía con odio, respiraba agitadamente y tenía un chorro de sangre seca que iba de su frente hasta su pómulo.

—Para comenzar— habló Aidan — una pregunta sumamente sencilla, ¿sabes quién soy?

Su voz sonó rota cuando hizo la pregunta, el tipo movió la cabeza en un extraño movimiento hacia los lados, pero no dijo que no.

—¿Eso significa tal vez?— fue la siguiente pregunta, el hombre asintió.

El ambiente era un poco extraño, pesado, los que aún estábamos en la sala de estar estábamos un poco confundidos, Cyra se notaba asustada, por lo que Matt la abrazaba con fuerza.

—¿Quieres una pista?— siguió Aidan —Tal vez eso te vendría bien.

El tipo asintió de nuevo, solo una vez y con lentitud, su respiración era más tranquila, pero conservaba el recelo de su mirada.

—Aidan…— dije, me había levantado y acercado a la puerta.

El mencionado me miró, su mirada era fría, jamás lo había visto así, me congelé.
Aidan volvió su atención al otro hombre.

—Me dicen…— Aidan dudó, abrió y cerró la boca un par de veces, respiró profundamente, endureció su mirada y siguió —Me dicen la emperatriz.

El tipo abrió los ojos, en su mirada ya no había odio, había sorpresa y miedo, su respiración se hizo errática de nuevo. A la par que su rostro se llenaba de angustia negaba con la cabeza repetidas veces, muchas veces.

—Ahora que sabes con quien estás tratando,— siguió Aidan —¿vas a cooperar?

El tipo asintió numerosas veces, luego Aidan volvió su atención a los presentes en la sala de estar, dijo algo que no entendí, probablemente porque habló en uno de los idiomas que sabía.

Me giré al escuchar movimiento detrás de mí, Cyra le dijo algo a Kaori y estos dos se levantaron, fueron a una de las habitaciones del departamento y volvieron con una silla que parecía ser complemento de un escritorio.

Cyra le gritó algo a Aidan para luego deslizar unas tijeras por el piso hasta él, Matthew y yo estábamos igual de confundidos; el único que no se veía confundido era Ben, probablemente porque el idioma en el que hablaban parecía ser japonés, idioma que él sabía por Kaori, su esposo.

Aidan tomó las tijeras y volvió a hablar con el tipo.

—Entiendes tu situación, ¿cierto?— corroboró Aidan, el hombre asintió.

Aidan cortó la cinta que mantenía las piernas del hombre unidas, soltó las tijeras y ayudó al hombre a ponerse de pie. “Siéntate” dijo señalando la silla que habían traído anteriormente. El hombre hizo caso y se sentó, Aidan trajo del baño un rollo de cinta americana, dudó un segundo, me miró y luego al resto de los presentes, luego dejó la cinta a un lado, no hizo nada más que acercarse al hombre.

Le cortó la cinta de las muñecas y parecía que iba a decir algo pero alguien llamó a la puerta, cortando el ambiente de suspenso que había. Aidan miró a Cyra ambos asintieron al mismo tiempo, ella fue a la puerta, el le hizo señas al hombre de que mantuviera silencio y luego se encaminó a su habitación.

La Sacra CoronaWhere stories live. Discover now