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Aidan

Luego de que Carlysle se fue, un chico que según entendí se llamaba Matthew me llevó a mi casa. Guardé en una mochila todo lo que creí necesario, en su mayoría ropa.

Mientras iba devuelta a mi cárcel de cinco estrellas revisé mi teléfono, había un montón de mensajes y llamadas perdidas de William, algunos de los mensajes eran del estilo:

“Amor, perdóname, en serio lo siento mucho.”

“Estoy resolviendo todo tan rápido como puedo, por favor perdóname por meterte en esto.”

“todo esto es mi culpa, debí protegerte mejor y no lastimarte, lo siento.”

En la gran mayoría de sus mensajes había, por lo menos, una disculpa, pensé en responder, pero mejor lo dejé pasar.

Cuando llegamos ya me había resignado a qué me quedaría por lo menos un par de días, al llegar, me di cuenta que me sentía demasiado cansado, a pesar de las varias horas que había dormido.
Estaba triste, enojado, asustado y cansado, así que intenté ahogar mis problemas con la almohada, simplemente me fui a dormir, por muy temprano que fuera, y por mucha hambre que tuviera.

Desperté por la noche, como tenía mi teléfono vi que eran casi las nueve, las llamadas y mensajes se habían multiplicado, al menos cinco veces.
Me levanté y empecé a vagar hasta la cocina, entré y Ben cocinaba algo.

—No escuché que volvieron— comenté.

—Estabas muerto,— bromeó —claro que no ibas a escuchar nada.

—Amor, Carlysle te está bus...— interrumpió Kaori —A-Aidan, ¿qué tal?, no sabía que ya estabas despierto— habló con evidente vergüenza.

—¿Amor?— cuestioné con diversión. Ben y Kaori se veían muy avergonzados, tenían la cara roja y desviaban la mirada.

—Es mi novio— admitió Ben luego de unos segundos.

—Eso no lo venir— bromee.

—No te incómoda, ¿cierto?— preguntó Kaori.

—Yo también tenía novio, si es a lo que te refieres.

—Yo me refería a las muestras de afecto…

—No te preocupes por mí.

—Bien… en fin, Ben, Carlysle te busca— comentó Kaori abrazando por la espalda a Ben, este último sin dejar de cocinar se recargo en la base del cuello de su pareja. Encajaban bien, como si sus cuerpos hubiesen sido hechos para encajar con el otro. Era una escena increíblemente hermosa, aunque se me antojaba una broma de la vida.

—¿Qué necesita? ¿No puede esperar? Estoy haciendo la cena— habló Ben, quién se veía muy relajado.

—Tienen que salir ya— anunció Kaori.

—¿Van a salir?— intervine.

—¿Escuchaste que está mañana le dije a Carlysle que los abogados querían hablar con el?— preguntó Ben con los ojos entornados y una leve sonrisa en sus labios.

—Si, lo recuerdo. Eso que...

—Tiene que salir de viaje de última hora, los abogados de la empresa querían hablar de eso— intervino Kaori.

«¿Empresa…?»

—Ah… ya entiendo…

—Casi lo olvido— dijo Kaori volteando a verme con una expresión preocupada —dijo que quería que estuvieras ahí.

[…]

—Adiós— me despedí de Ben antes de que se subiera al auto.

—Nos vemos pronto,— se despidió Carlysle —y no intentes nada, porque las únicas dos maneras en las que saldrás de aquí es porque te dejo ir y el trato terminó o en una maleta, ¿entendido?

—Adiós— respondí con asco. Carlysle se subió al auto junto con Ben y luego se fueron, Kaori y yo nos quedamos unos segundos viendo al auto que cada vez se veía más pequeño a la distancia.

Si tenía que quedarme en esa casa, que Carlysle Crawford no estuviera lo haría un poquito más llevadero.

—¿Qué quieres hacer?— llamó mi atención Kaori.

—Quiero comer algo— murmuré apenado.

—Puedo cocinarte algo.

—No se que tan buena idea sea eso,— reconocí —pero está bien.

Kaori y yo entramos de nuevo a la casa, caminamos a la cocina y Kaori tan pronto como entramos se lavó las manos y empezó a sacar cosas del refrigerador y de todos lados, yo solo lo veía con especial atención. Supongo que cuidando que no pusiera algo extraño en la comida.

Al final, lo que cocinó terminó acompañando lo que había hecho Ben anteriormente.

—Listo, prueba— insistió Kaori luego de un rato cocinando.

—Huele delicioso— reconocí.

—Sabe aún mejor— aseguró.

Corté un trozo del corte de carne que había frente a mí, lo llevé hasta mi boca y, al probarlo, una increíble mezcla de sabores y sensaciones llegó a mi como una oleada.

—¿Y bien?— preguntó Kaori.

—Es delicioso— reconocí —. Es la mejor comida que he comido en un tiempo. Esto, sea lo que sea, es jodidamente delicioso.

—Que alegría que te guste…— reconoció Kaori entre risas —Bueno, comamos— dijo mientras se sentaba a un lado de mi y  comenzaba a devorar su propio platillo. Logré ver qué algunos otros hombres estaban sentados en el comedor, devorando sus platillos.

Pasamos el rato comiendo y hablando de cualquier tema, riendo de cualquier mínima cosa que nos hiciera gracia.

—¿No te molesta socializar conmigo?— pregunté —Digo, ¿no tendrás problemas o algo?

—No, no hay ningún problema.

—Bien, creo que hablar aunque solo sea del clima me va a mantener cuerdo…

[…]

Luego de cenar me fui a mi celda de cinco estrellas y a pesar de que no era muy tarde y, de que había dormido por la tarde, me sentía cansado, de nuevo. Me cambié la ropa que llevaba a una pijama cómoda que había empacado y tomé mi teléfono, Cyra, mi mejor amiga no dejaba de enviarme mensajes preocupada por no darle señales de vida.

"Qué ocurre? Estás bien?"

"Llámame"

"Aidan, estás bien cariño?"

"Necesitas algo?"

"Por qué no viniste a la universidad?"

"Aidan, por dios, responde!"

"Si no respondes iré a tu casa ahora mismo!"

"Heeeey, estoy bien. No es nada, te cuento luego. Creo que voy a estar ocupado, así que no podré responder seguido, pero intentaré hacerte un pequeño resumen de mi día en las noches.
Descansa enana <3"

Y con eso, dejé el teléfono en la mesita de noche y me metí en la cama, el aroma del suavizante era agradable.

En esa noche fría, estando solo en una casa desconocida, en una cama extraña, me sentí extremadamente solo, vacío, y no pude evitar llorar.

~~∆~~

La Sacra CoronaWhere stories live. Discover now