31

819 65 25
                                    

Carlysle

Un día como cualquier otro transcurría sin nada nuevo, montones de llamadas, papeleo y juntas, en eso se resumía mi día.
Iba camino a una junta hasta que Kaori me interceptó.

Con voz temblorosa me dijo que Cyra le había dicho que Aidan estaba en el hospital, tal vez por eso tenía un montón de llamadas perdidas de ella, llamadas que planeaba responder más tarde.

Cancelé el resto de cosas que tenía que hacer para ir directamente al hospital, según Kaori aún no sabían que tenía Aidan, y me temblaban las manos de solo pensar de que pudiera ser algo verdaderamente grave.

Cyra le había enviado la ubicación del hospital a Kaori, por lo que nada más subir al auto él ya sabía a dónde teníamos que dirigirnos.

Llegamos a un lujuso hospital privado, preguntamos en la recepción por él, un amable enfermero nos indicó el número de su habitación en medio de sutiles insinuaciones.

Kaori, Ben y yo subimos hasta el piso correspondiente, y luego de casi perdernos en el caminos logré ver a lo lejos a Cyra, hablando con un médico.

—¡Cyra!— llamé agitado.

—Oh, Carlysle…— saludó ella.

—Creo que sigue hablando por teléfono— dijo el médico con el que estaba hablando Cyra.

—Ah, esto… Carlysle, él es Christian Waltz,— indicó —es el médico que trata a Aidan.

—Mucho gusto— dije, estrechando su mano.

—Igual.— saludó —Aidan está hablando por teléfono— indicó —desde que despertó hace unos minutos, aún no le digo su diagnóstico, así que si gusta pasar cuando él terminé de hablar para escuchar el diagnóstico…

—Ah, claro, muchas gracias.

Cyra se asomó a la habitación de Aidan, intercambiaron unas cuantas señas, se volvió hacia mi y dijo.

—Dice que puedes pasar— indicó ella.

—Si, gracias.

Entré al cuarto de Aidan, el hablaba por teléfono mientras se pellizcaba el puente de la nariz y entornaba los ojos.

Me senté en una silla que estaba al lado de su camilla, bajó la mano con la que se pellizcaba y me la extendió, tomé su mano y la acaricié.

—No creo que te sea muy importante— reclamó a quien hablaba con tono serio.

—¿Sabes? Esta conversación me está mareando, así que hasta luego— dijo con tono cortante, colgó la llamada sin esperar a que la otra persona en cuestión respondiera, dejó el teléfono sobre su regazo y me miró.

—¿No deberías estar en una junta?— preguntó —¿Qué haces aquí?

—No estaría tranquilo sabiendo que estás aquí.

—Bien, ¿estás listo Aidan?— preguntó el doctor Waltz mientras entraba a la habitación, siendo seguido por Cyra, que se quedó recargada en el marco de la puerta.

—Si, suéltalo— autorizó Aidan mientras apretaba con un poco más de fuerza mi mano.

—Bien…— comenzó Waltz —Tu estrés y fatiga son muy altos, es la razón por la que te desmayaste, Cyra me dijo que una obra escolar está de por medio, seguro que eso alteró de sobremanera tus niveles de estrés.

—¿Es solo eso? ¿Solo necesito descansar?

—Si, solo necesitas descansar… pero hay más.

—¿Más?

La Sacra CoronaWhere stories live. Discover now