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Aidan

Después de que entramos al restaurante y de que nos sentamos ordenamos y mientras esperábamos a que nos trajeran nuestras comidas fue cuando caí en cuenta verdaderamente de que había ahuyentado a Carlysle, al otro lado de la mesa estaba él, sentado a la cabecera de ese extremo junto a Emilio y a Mia.

—¿No deberías estar con él?— preguntó Diana cuando notó que miraba a Carlysle.

—Tal vez,— respondí —pero que seamos novios no quiere decir que tenemos que estar juntos siempre; además, es bueno que conviva con sus amigos, siempre está ahogado en trabajo y responsabilidades…

—Sabía que salías con alguien,— comentó Liam —pero no que ese alguien es el multimillonario más joven y codiciado de estos tiempos.

—Si bueno, yo tampoco,— suspiré —he de confesar que al principio no sabía que él era dueño de Bellum, bueno, ni siquiera sabía de la existencia de Bellum.

—¿Como que no sabias?— preguntó Diana sorprendida.

—Bueno, no es como que lo primero que le pregunto a una persona que acabo de conocer es si es un exitoso multimillonario.

—Aidan tiene razón, preguntar eso sería pretencioso y descortés— dijo Liam.

Seguimos charlando un rato hasta que de a poco nos trajeron la comida, una vez que todos estábamos comiendo lo único que se escuchaba era el ruido de los cubiertos, en el restaurante casi no había gente, apenas unas cuantas personas alejadas de nosotros. El desayuno había terminado hacía un rato, no sabía cuánto exactamente pero asumía que durante el desayuno el restaurante había tenido más afluencia de la que tenía en ese preciso momento.

Cuando terminamos de comer comenzamos a charlar de nuevo, cada pequeño grupo estaba en lo suyo, lograba ver que Carlysle era blanco de numerosas burlas, y podía saberlo por la forma en la que reían Mia y Emilio, además de que Carlysle parecía necesitar un respiro de todo eso.

Era agradable volver a ver a Liam, tenía mucho tiempo que no lo veía y encontrarlo de esa forma tan inesperada le había dado un toque de sorpresa a nuestro reencuentro; y por si fuera poco convivir con Diana era divertido. Si bien sabía que Liam tenía una hermana nunca la había conocido, por alguna u otra razón solo la había visto en un par de fotos, pero la Diana que tenía a mi derecha no se parecía en nada a la de las fotos, había cambiado mucho, principalmente por el corte de cabello y la forma de vestir.

—Jamás imaginé que tu eras su hermana— comenté mientras bebía café.

—Y yo jamás imaginé que tú conocías a mi hermano— respondió Diana.

—Siempre que iba a presentarlos algo surgía y al final nunca se conocieron, al menos no hasta ahora— intervino Liam.

—¿Pero tú no deberías de estar en Estados Unidos?— pregunté a Liam.

—Vamos a pasar las fiestas aquí, en casa de Diana— respondió él.

—¿Vives aquí?— pregunté a la dama a mi lado.

—Tengo la residencia desde hace unos años, ya veo Estados Unidos como mi otra casa— respondió amablemente Diana.

Seguimos hablando un rato hasta que Liam y Diana anunciaron que tenían que irse, fueron los primeros en retirarse; casi enseguida se fue el hombre que no recordaba cómo se llamaba, también se fue Ivette. Me moví de lugar para no estar tan solo, pues todos los que estaban más próximos a mí ya se habían retirado. Emilio cambió de lugar conmigo para que estuviera cerca de Carlysle, poco rato después Emilio se fue; a él le siguió Mia; de a poco se fueron todos hasta que solo quedamos Carlysle y yo.

La Sacra CoronaWhere stories live. Discover now