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Carlysle

Unos días pasaron desde navidad, las cosas en el trabajo estaban muchísimo más tranquilas y podía estar más en casa con mi familia y con Aidan, en casa las cosas estaban tranquilas, todos convivíamos la mayor parte del día y era sumamente agradable y, con Aidan, las cosas estaban mejor que nunca. Ahora hablábamos hasta muy tarde y procuraba darle toda mi atención sin llegar a atosigarlo.

Sin embargo, aunque todo iba de maravilla entre nosotros, sentía la agobiante necesidad de compensar a Aidan por todos los malos ratos que le había hecho pasar.

Por eso, había planeado y organizado una increíble cita; había liberado todo mi día para esto, y lo había planeado con cautela, esto debía salir bien.

Todo comenzó desde la noche anterior, lo obligue a irse a dormir relativamente temprano con la excusa de que yo estaba agotado y que quería abrazarlo, él ni siquiera sospechó, ni se opuso a mi petición, aceptó y se fue a la cama temprano junto a mi.

Por la mañana, temprano, me levanté antes que él y fui directamente a la cocina, preparé el desayuno para ambos y, una vez listo el desayuno, subí con este y desperté a Aidan; él se sorprendió bastante con el gesto del desayuno, me agradeció y comimos mientras yo le decía que saldríamos sin darle detalles de adónde.
Preguntó múltiples veces pero me mantuve firme en no darle detalles de absolutamente nada.

Una vez que ambos estuvimos listos, fichados y arreglados salimos.

—¿Pinos blancos o verdes?— pregunté una vez que estábamos en el auto, listos para comenzar con la cita.

—¿…Ver-des?— respondió desconcertado.

—Verdes entonces— declaré para luego ponernos en marcha.

Aidan me veía extrañado, como si estuviera loco, pero no me importaba, tenía la sensación de que hoy sería un gran día.

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La Sacra CoronaWhere stories live. Discover now