7

1.8K 152 14
                                    

Aidan

—¿Estás… bien?— pregunté a Carlysle más por compromiso que por nada.

—Estoy bien,— respondió restándole importancia —¿qué hay de ti?

—Todo en orden, no es nada.

—Caíste al suelo, no creo que eso sea nada.

—¿Eso? Eso solo fue un leve mareo.

—Entonces estás bien— reafirmó Carlysle.

—Así es.

—¿Tienes hambre?— inquirió Carlysle.

«Mucha, pero no comeré nada de lo que me den».

—No, todo bien.

—¡Ben!— gritó Crawford ignorándome.

—¿Qué ocurre? ¿Ya te estás recuperando de la golpiza?— dijo un hombre al entrar.

—Qué gracioso, ve a conseguir comida.

—¿A-ahora mismo? Es muy tarde Lyle.

—Realmente quiero comer algo, lo que sea.

—Que locura…— murmuré.

—Ve— ordenó Carlysle. El hombre que según entendí se llamaba Ben salió de la habitación quejándose bajito, pero de igual forma era fácil escucharlo.

—Supongo que— hablé —me iré a mi… ¿habitación…?

—Bien— accedió Carlysle sin darle mayor importancia. Estaba de pie, pero recargado sobre un sillón. «Supongo que algunos golpes fueron a su estómago…»

Me levanté con cierta dificultad y me fui hasta la habitación en la que había dormido un rato y de la que había escapado en un principio.

Entré al baño de la habitación y me lavé la cara, no sabía que hora era, no podía hablar con nadie, no tenía mi teléfono, no había gran cosa que hacer, así que simplemente me senté en la cama y luego me dejé caer, estaba harto de llorar, así que simplemente me obligué a dormir.

[…]

Desperté cuándo alguien llamó a la puerta, de mala gana me levanté y fui a abrirla.
El hombre que creía se llamaba Ben estaba al otro lado de esta, con un plato de pizza en la mano y una botella de vino en la otra.

—La cena está servida— comentó con gracia levantando un poco las manos.

—No tengo hambre,— respondí amablemente —gracias.

—Solo hago mi trabajo…

Accedí de forma silenciosa haciéndome a un lado para que pasara.

—Ben, ¿cierto?— pregunté.

—Así es, tú eres Aidan, ¿verdad?

—El mismo,— bromee sin ánimos —gracias por la comida.

—Dentro hay todo lo que puedas necesitar,—comentó Carlysle a mis espaldas, llamando mi atención —estaré en la cocina y luego me iré a dormir, si necesitas algo alguien se quedará a hacer guardia fuera.

—¿Gracias?— dije con tono serio.

—No será la mejor pizza de tu vida,— comentó Ben, que había dejado la comida sobre la mesita de noche —pero es mejor que nada.

—Igual no tengo mucha hambre,— comenté —pero gracias.

Ben sacó un saca corchos de su bolsillo y lo dejó junto a una copa que no había visto hasta este momento.

La Sacra CoronaWhere stories live. Discover now