ULTIMO CAPÍTULO.

Start from the beginning
                                    

Exhalé, bajando la guardia, deslizando mis manos hasta detrás de su cuello, en el mismo instante que sentía las suyas enlazarse detrás de mi espalda, comenzando a tararear una canción suave y gentil.

Tomó mi mano y me hizo girar en ella, luego apoyó su mejilla a un lado de mi rostro aun murmurando, sin dejar de balancearnos al compás de su voz. Su aliento cálido y su perfume despertó algo en mi cabeza, algo que mi memoria recordó, algo muy dulce e intenso, pero no me hizo sentir mejor porque todo eso era lo que había perdido.

Y aunque no quería sentirlo, tampoco pude alejarme, porque como siempre lo fue, me sentía segura sentir su pecho.

—¿Ya conociste a alguien? —Pregunté de golpe. En ese mismo instante me arrepentí demasiado de hacerlo, incluso hasta haber interrumpido su hermosa voz.

Él se alejó los centímetros suficientes para mirarme.

Con una sonrisa enorme, la cual también logró una en mí, asintió. La borré inmediatamente y me alejé, dejando mi mano en mi cuello notablemente incomoda.

—Ah. —Mordí mi labio, evitando mirarlo a los ojos. ¡Que estúpida!

—Se llama Gimnasio, y para ser honesto ya había estado en una relación sana larga y duradera hace tiempo, hasta que bueno, la abandoné. Ahora le di otra oportunidad. —Presionó sus labios para evitar soltar una risa, pero aun así podía notarla, notar cuanta gracia le causo hacerme eso.

—¡Ah! Entonces sueles hacer eso a menudo, digo, abandonar relaciones largas que te hacen bien. —Esta vez fue él quien cambió su rostro a serio y fui yo quien reprimió una risa, pero un segundo luego mirando su expresión no me importó soltarla.

Su lengua humedeció su labio con lentitud, con una ceja notablemente arqueada en mi dirección.

—¿Estás jugando conmigo? —Me desafió con una pizca más divertida.

—No exactamente, solo remato cuando algo no está en mi orden. —

—Supongo que es justo. —

—Por supuesto que lo es. —Aseguré. —Me voy a dormir Pierce. —Retrocedí, pero sin quitarle la mirada.

—Todavía no te vayas... —Tomó mi mano. —Estamos solos y... no quiero alejarme de ti aún.

—Para serte sincera es por ese mismo motivo que quiero irme a dormir. —Me limité a sonreírle un poco, pero resultó ser más una mueca de dolor que una verdadera y sincera. —Y porque estoy cansada. —

—¿Podrías darme un poquito de amor de nuevo? ¿Una sonrisa pequeña quizás cada un día? —Su mano acarició cuidadosamente mi mejilla. Fruncí el ceño. Ceder a su cariño era algo que ya no hacía. Este tiempo había entendido que él ya no era mi consuelo. Estaba sola. —No, no, no. Dije sonreír, no que me muestres tu cara furiosa. —Y por alguna razón me reí y eso pareció encantarle. —Gracias, amor.

—¿Qué sucede, Harry? —Le pregunté. 

—No recuerdo haberte visto en este último tiempo sonreír o reír. Y lo entiendo por... —Si mencionaba a Tati mi corazón se detendría.

—Harry, yo... —Di un paso atrás. —No voy a continuar con esto. Buenas noches. —Apenas mis palabras salieron su mano tomo la mía y me detuvo. Inspiré profundo, intentando tener tolerancia. Pero al quitar mi mirada de su mano y subirla a sus ojos sentí algo romperse dentro de mi.

¿Jamás dejaría de doler?

—No quiero presionarte Jessica. —Murmuró. —Por eso intenté mantenerme al margen. Temí que si llegaba a tocarte y aparecer frente a ti argumentando que puedo ser tu lugar seguro solo te rompieras mas. Tuve mucho miedo y no supe como actuar. Solo podía estar cerca de ti sin arriesgarme a asfixiarte.

ARDER EN LIBERTADWhere stories live. Discover now