CAPÍTULO 92

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Estando en la cocina preparando la comida para su alfa recordó lo que había pasado el día anterior. Su lobo se inquietó de nuevo pero no lo suficiente para alterar a la bebé. Su vista estaba fija en el cuchillo que cortaba sin parar los vegetales hasta que la voz de Taehyung sonó detrás de él haciéndolo volver a la realidad.

— ¿Sucede algo? — preguntó acomodando su bata.

Jungkook sonrió y negó terminando de meter todo a una pequeña mochila en dónde el adverso siempre llevaba su comida. Antes de dársela se quedó observándolo por unos momentos para luego acercarse y abrazarlo volviendo a sentirse tranquilo. Taehyung correspondió y dejó un pequeño beso sobre la coronilla del menor. Al separarse terminó de acomodar todo y así caminó junto a su omega y a su hijo hasta el auto; antes de irse por completo se puso de cuclillas acariciando suavemente el vientre del omega para luego dejar un pequeño beso pidiéndole a su pequeña cachorrita que se portara bien.

— Ya debo irme, Jungkookie, el tiempo pasará rápido, ¿si? — sonrió dejando un pequeño beso sobre los belfos del omega — entra pronto a la casa, hace frío y no quiero que enfermes — habló para luego adentrarse al auto después de su hijo.

— Ten cuidado, estaré esperándolos con su comida favorita — sonrió acercándose al auto una última vez para así besar a su alfa.

Al finalizar retrocedió y sólo los observó alejarse cada vez más. Su sonrisa... desapareció, observó a todos lados y al estar seguro de que no había nadie, se adentró poniendo seguro a la puerta.

Las horas pasaban tan lento, quería dormir pero no podía, sentía que algo no estaba bien, creía que algo malo estaba por suceder pero no quería seguir con eso ya que seguía relacionándolo con la falta que le hacía su alfa.

Se acomodó de nuevo en la cama tomando la sudadera de Kim y la abrazó hasta que por fin pudo conciliar el sueño. Se sentía tan cansado, cómo si no hubiese dormido en días, era extraño, nunca había estado así y no conocía ningún caso de embarazo que haya tenido esos síntomas, pero, siempre hay una primera vez para todo, ¿no?

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12:30 p.m.

Jungkook esperaba de nuevo fuera del colegio de su pequeño esperando su salida. Ahora podía decir que se sentía mucho mejor, los malos pensamientos se habían ido y ahora sólo quería pasar un agradable día junto a su hijo.

Al verlo sonrió y lo tomó de la mano yendo hasta el auto dirigiéndose al centro comercial pues debía hacer unas compras. Todo iba de maravilla, había logrado encontrar lo que quería; ropa de maternidad. Habían muchas cosas lindas, en especial vestidos pero creía que esos eran más para mujeres y en él no se verían tan bien.

Por otro lado, Jumin ya estaba un poco aburrido de ver tanta ropa que sólo comenzó a ver los juguetes que tenían en una pequeña sección no tan lejos de su madre. Siguió caminando un poco rápido hasta que chocó con una persona.

— Lo siento mucho, señor, no estaba viendo mi camino — hizo una pequeña reverencia para luego levantar la mirada hasta el rostro de éste el cual parecía bastante serio.

Su atención se dirigió hasta el cabello de éste pues era de un tono rojizo lo cual le gustó, no había visto personas con ese color de cabello. Segundos después escuchó la voz de su madre por lo que salió corriendo hasta él para así tomar su mano y salir finalmente de la tienda.

— Mami, ¿yo puedo tener el cabello rojo? — preguntó dando pequeños saltitos al caminar.

Jungkook rió — ¿Rojo? — lo observó por unos segundos — si, puedes tenerlo, pero por el momento no, tu cabello aún es muy delicado. ¿Viste a alguien con ese color? — sonrió.

Jumin asintió — Es ese señor de allá — apuntó detrás de él.

El omega volteó para ver la persona que decía su hijo pero sintió que su corazón se había detenido en ese instante. Apretó un poco más la mano de su pequeño y sólo le pidió que siguiera caminando lo más rápido que podía. El miedo de nuevo regresó y no quería tener ningún ataque de pánico.

— Hola, disculpe la molestia, ¿podría ayudarme a llevar las bolsas hasta mi auto? — preguntó observando a la guardia del centro comercial.

La alfa asintió y así fue cómo los tres caminaron hasta el estacionamiento. No quería estar sólo en esos momentos, quería llegar lo más pronto a su casa y encerrarse. Incluso las lágrimas amenazaban en salir, tenía mucho miedo.

Al estar ya en el auto agradeció a la mujer para luego encenderlo lo más rápido que podía y así comenzar a manejar hasta su casa. Veía a cada rato el retrovisor, tenía miedo de que lo siguiera, aunque, aún no estaba seguro que fuese él, pero, tenían una complexión similar y la forma de caminar... era la misma.

Todo estaba tan silencioso, las calles que usualmente estaban llenas de autos, ya no eran cómo días anteriores y se debía a que eran días festivos y ciertos lugares tenían espectáculos dónde todos asistían.

— Mierda... — susurró al ver la aguja de gasolina al límite. Su desesperación comenzó y sólo fue hasta la gasolinera más cercana.

Se bajó del auto y comenzó a llenar él mismo pues solamente había autoservicio. Sentía incluso náuseas por el miedo de lo que había visto pero al observar su alrededor, no había nadie más que los trabajadores de las tiendas.

Respiró profundo y logró calmarse un poco. Al finalizar de llenar el auto volvió a arrancar y así irse al fin hasta su casa. Creía que todo eso ya había quedado atrás por lo que su ansiedad había disminuido.

Llegando a casa ambos se bajaron, siendo Jumin el primero en entrar; tomó todas las bolsas de sus compras y caminó hasta la puerta tomando el pomo de esta pero... se quedó paralizado.

Sintió algo punzocortante en su espalda y sintió su corazón haberse detenido de nuevo.

— Hola de nuevo, Jungkookie...

INFERTIL | ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀsᴇ +21 Where stories live. Discover now