CAPÍTULO 82

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Ciudad de Seúl.
10:30 p.m.

Yoongi mantenía la mirada sobre el pasto mientras sentía aquel humo de cigarrillo tan molesto pasar justo por su rostro. De nuevo no presentaba ninguna expresión, no quería ni siquiera pensar, sólo hundirse en su soledad, pero era imposible estando en aquel lugar.

— Está vez necesito que sean 500 dolares a mi cuenta, yo... — suspiró desviando la mirada — me metí en problemas, no pagué unas cuantas cosas y...

— ¿Acaso no puedes conseguir trabajo? — habló serio.

Segundos después sintió cómo el adverso lo tomaba de las mejillas un poco fuerte para lograr que ambos se vieran a los ojos. Veía en él la desesperación, estaba tan acabado, consumido por las mismas drogas que lo hacían sentir "bien".

— No estoy con juegos, Min, necesito esos 500 dolares en mi cuenta ahora mismo — apretó un poco más — y si no quieres que ese video salga a la luz... — sonrió — entonces debes hacer lo que yo te digo, ¿o se te olvida de quién es la culpa por la que no tengo y no tendré trabajo? Si, por tu estúpida culpa.

El omega frunció su entrecejo para luego empujar a Hoseok logrando que este se enfadara un poco más.

— Y si te rehúsas a cooperar... creo que estaría muy feliz de volver a crear otro video contigo — rió cínico — y hacerte saber quién es el que manda — musitó acercándose al rubio de nuevo para así llevar una mano hasta su cintura logrando que este solamente se quedara petrificado por el miedo — Será divertido, ¿no, Yoongi? — fue ahí cuando poco a poco fue acercándose al susodicho para así comenzar a repartir besos en su cuello logrando sentir cómo entraba en desesperación y miedo.

— Te los pagaré... — susurró llevando sus manos hasta el pecho del alfa y así alejarlo de nuevo tratando de contener sus lágrimas — pero, por favor... no subas ese video ni me hagas nada — metió la mano en sus bolsillos para luego sacar su billetera y buscar el dinero, en cuanto este estuvo en sus manos, fue arrebatado.

— Ah, siempre tan lindo — sonrió contando el dinero — bien, nos veremos en unos días más. Ten cuidado, cariño, tu aroma es mucho más dulce últimamente — susurró en su oído para luego tirar la colilla del cigarrillo e ir hasta su motocicleta dejando sólo al omega en aquel parque.

Yoongi desvió su mirada llena de lágrimas hasta el alfa que ya iba lejos. Su corazón latía tan rápido debido al miedo que tuvo en ese instante. Lo había intentado, quiso hacerlo, pero, el temor hacia ese alfa lo invadía y lo dejaba indefenso. Él no era así, no dejaba que nadie pasara sobre él... y ahora, sólo podía sentir sumisión y terror hacia la persona... que aún quería.

Luego de unos segundos pudo escuchar el ruido de algunas hojas secas ser pisadas, el aroma a otros alfas era más fuerte y ahí fue cuando caminó hasta su motocicleta para irse, ya no se sentía seguro en ningún lado.

Los días pasaban y cada semana volvía a repetirse, darle dinero para que se mantuviera alejado, callado y... para que aquel video no saliera a la luz. Sabía que era una pista clave para poder denunciarlo de nuevo, pero... no podría vivir con el pensamiento de que muchas personas observaran lo que más odiaba, su cuerpo.

Se sentía tan desagradable, su corazón aún era de la persona incorrecta, su lobo se emocionaba al sentir su aroma, sus besos, caricias, todo... dolía, ¿por qué tenía que ser así? No se creía un omega... "común", al menos en esa realidad, no era cómo todos, quería ser fuerte, quería depender de sí mismo, no de un patán que prácticamente le robaba y abusaba de su "poder", sentía asco por sí mismo.


Un me después.

Sus piernas temblaban, observaba una y otra vez a su alrededor notando que era sólo él y tres omegas más, se preguntaba si... estaba haciendo lo correcto, su vida corría riesgo, sí, pero la decisión que tomara, siempre le iba a traer problemas.

— Min Yoongi, sala B7, por favor

Al escuchar su nombre se puso de pie y caminó hasta dónde le habían indicado. Observó todo el lugar, no se veía mal, era cómo... si fuese un hospital común y corriente.

Procedió a desvestirse para luego colocar aquella bata blanca. Tenía miedo, sus ojos estaban llenos de lágrimas, sus manos temblaban, sentía frío y su lobo... parecía estar escondido por el miedo.

— Buenas tardes, joven Min. Necesito que cuente hasta 10, todo estará bien, ¿de acuerdo? — sonrió la omega colocando la máscara sobre la nariz y boca del adverso.

Yoongi asintió y su mirada se mantuvo en el techo contando hasta que el sueño lo invadió y en cuestión de segundos ya no pudo sentir nada.

En su mente, pasaban demasiadas cosas, desde el recuerdo de aquella horrible noche, hasta la mañana en que Jungkook se había ofrecido a ayudarlo, aunque ya no quiso tener contacto con él, se sentía avergonzado, pero se sentía feliz de que alguien le había extendido la mano cuando estaba en el suelo, no obstante, no iba a seguir esperando, no quería tener un hijo, no quería nada más de Hoseok, no quería seguir teniendo sobre su cuerpo nada de lo que el susodicho había tocado, sería capaz de arrancarse su propia piel para eliminar todo rastro. 


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Abrió lentamente sus ojos sintiéndose mareado, su cabeza dolía y todo a su alrededor se veía borroso. Podía escuchar a la doctora hablarle pero no podía entender nada aún, no obstante, con ayuda de una de las enfermeras volvió a vestirse sintiéndose raro, su lobo estaba ¿resentido?, sí, lo estaba.

Nada en él dolía, suponía que por la anestesia pero, podía sentir algo de alivio.

En cuanto terminó todo tomó sus cosas para así volver a salir de aquel lugar con ayuda del personal. Debido a la anestesia aún se sentía inconsciente de la mayoría de cosas a su alrededor, aunque, un rostro se le hizo conocido. Subió al auto aparcado y sin entender, se dejó llevar, literalmente.

— Mi niño... — susurró la anciana con lágrimas en sus ojos para luego poner su mano sobre la de su nieto brindándole un poco de calor — Te dije que esperaras por mi — susurró de nuevo notando cómo éste sólo la observaba ido.

Al llegar a casa ambos bajaron y sólo lo llevó hasta su habitación en dónde con cuidado lo recostó en su cama para luego abrigarlo. Se sentía tan triste, no podía creer que Yoongi había hecho aquello, pero... sabía que no tenía derecho a juzgar, pues, si ella estuviera en su lugar probablemente hubiese hecho lo mismo.

Por otro lado, Yoongi sólo seguía observándola llorar. Llevó una de sus manos hasta la de ella y apretó levemente para luego dedicarle una sonrisa.

— Ya estoy limpio, abue... — balbuceó — ya puedo ser feliz

INFERTIL | ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀsᴇ +21 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora