𝔒𝔟𝔩𝔦𝔳𝔦𝔞𝔱𝔢

6.8K 618 399
                                    


FREYA GRINDELWALD

Cuando eres un niño, tus padres tratan de protegerte de todo lo malo, mantenerte a salvo y en calma, por qué ese es su deber.

Algunos sueltan su correa antes, y otros después.

O algunos se rehúsan a soltarla.

Pero, al fin y al cabo, siempre tienen que hacerlo.

Lo que pasa es que cuando tus padres sueltan la dichosa correa que te mantiene bajo sus órdenes, no piensan que te irá tan mal, o que desacataras las ordenes que te plantearon tan rápido. Ellos piensan que mantendrás sus enseñanzas bajo tu mirada y que las seguirás con esmero.

Y en la mayoría de los casos es así, o mínimamente parecido, ya que te programaron para eso, para obedecer.

Mi padre también pensó lo mismo, pensó que al soltar la correa no me iría tan mal, confío en mí y espero el mejor resultado de todo el esfuerzo que hizo al criarme. Pero yo solo hice todo lo contrario a lo que él me enseño.

Me enseñó a amar, y yo preferí odiar.

Me enseñó a ser leal, y yo traicione a todo el que me brindo confianza.

Me enseñó a persistir, y yo me rendí al primer intento.

Me enseño de bondad, y yo era el mismo diablo hecho persona.

El soñó con que su hija estudiara lo que quisiera estudiar, que fuera feliz y grande, que tuviera sueños claros y limpios.

Tal vez me imagino siendo directora de Hogwarts, o tal vez teniendo una cadena de tiendas en el callejón Diagon, o que llegara a inventar una opción o un hechizo que me hiciera millonaria y famosa.

Pero lo que obtuvo fue todo lo contrario. En vez de querer ser la directora de Hogwarts, ahora estaba planeando un atentado para atacarlo y conseguir el control del mundo mágico, en vez de tener una cadena de tiendas en el callejón Diagon, mandaba a que mis Mortífagos robaran productos de ese callejón, y lo último si lo cumplí, pero estaba segura que no del modo que él quería, pero lo hice Invente, inmensidad de pociones más mortales que una gota de cianuro puro, y cree un par de hechizos que se deshacían de cuerpos con facilidad y sin rastro alguno.

El punto es que habían decepcionado a mi padre de la forma más extremista posible.

Y por muy jodido que se escuche, no me afectaba ni un poco.

Me afligía más ver al rubio frente a mi pidiendo una respuesta que ni siquiera yo tenía.

— ¿Y porque no me lo contaste...? — Me pregunto con voz seria. Me quede callada con mala cara.

— ¿Ves, ves cómo te pones?, No debes tener esa actitud de hija de perra desalmada conmigo. Freya soy Draco, no Erlik, ni Perseo, no tienes por qué estar a la defensiva conmigo. — Estaba frustrado y trataba de contener todo su odio y descontrol dentro de él. No respondí y solo evité su mirada, no tenía nada que decir y no iba a ofrecer escusas que con el no colaban. — ¿Entonces por eso te fuiste, por esto me cambiaste, por ser la reina maldita que siempre quisiste y liderar tu propio grupo de almas condenadas? —.

— Yo no te cambie en ningún momento. — Respondí en voz clara.

— ¡¿No, estas segura?! — Y ahí estaba el Draco que todos conocían. — Porque pensé que estábamos mejor que nunca cuando desapareciste en medio de la noche dejándome el anillo y viniéndote a esconder a esta casa de los horrores.

No es que no supiera que decir, es que no tenía que decir.

— ¡Y sabes que eso no es lo que más me jode, me jode que no me hayas contado absolutamente un carajo de la maldición y dejaras que te amara sabiendo que morirías! — Se paso las manos por el rostro, — Dime ahora que hago yo con esto, dime que hago sabiendo que morirás y que no puedo hacer nada para arreglarlo. ¿Cómo esperas que me sienta cuando me escondes todo lo que está relacionada contigo? Te retraes en tu mundo esperando solucionarlo todo tu sólita, pero al final no resuelves ni la mitad de tus problemas.

— Nadie te obligo a que lo hicieras, nadie te dijo que sintieras lo que ahora sientes por lo tanto no es mi obligación solucionarlo. — ¿Qué mierda estaba diciendo?

Al parecer la maldición no solo acabo con mi humanidad, sino que también con mis neuronas.

— ¿Y crees que yo quiero sentirlo, crees que es algún tipo de privilegio amar a alguien como tú?

— ¿A alguien como yo...? — Fruncí el ceño

Negó con suavidad — No quieras victimizarte ahora, que tu comenzaste con el jueguito de quien lastima más al otro.

— Y que quieras que dijera, que lamento no habértelo contado, que te diga lo mucho que te quiero, ¿y que te joda más el día que muera? Porque eso sería mucho más cruel que lo que estoy siendo ahora, y yo no pienso ser tan bestia contigo. — Ahora era el que se quedaba callado. — Escucha, sé que todo esto es una mierda, pero no puedo hacer nada al respecto, y no te lo conté porque sabía que activarías tu modo héroe y quisieras hacer algo que ya no se puede. Siempre supe que esto llegaría en algún momento, no sabía cómo ni cuándo, pero iba a llegar y simplemente no quería que un día te levantarás y encontraras mi cadáver a tu lado. — Levanto su mirada. Sus ojos estaban brillosos y mordía su labio tembloroso.

— Calla. — Soltó como pudo, pero lo ignore.

— No, porque eso es lo que iba a pasar, ibas a despertar y te ibas a encontrar con que yo había muerto en medio de la noche o algo similar.

— Freya cállate.

— Por eso me fui, no porque no quisiera estar a tu lado, no porque no quisiera el anillo y todo lo que conllevaba tenerlo. Me fui porque voy a morir, Draco...Y te quiero demasiado como para dejar que te afecte algo de lo que tú no tienes la culpa.

—¡Solo cállate! — Camino hasta mi sujetando mi rostro entre sus manos con desesperación. — No quiero escucharlo. — Presiono sus labios contra mi frente tratando de relajar su respiración.

— Solo olvídalo. — Mi pedido, sonaba más como una orden. — Olvídame que yo ya lo estoy haciendo contigo Draco—.

— Tu no me olvidas ni, aunque te obliguen a hacerlo, Eva.  

~ "𝑫𝑶𝑳𝑳𝑯𝑶𝑼𝑺𝑬" ~ ─── 𝘿𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙈𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮 [𝑯𝒐𝒖𝒔𝒆𝒔; 1.0] - (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora