~ "𝑫𝑶𝑳𝑳𝑯𝑶𝑼𝑺𝑬" ~ ─── 𝘿𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙈𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮 [𝑯𝒐𝒖𝒔𝒆𝒔; 1.0] - (+18)

𝐻𝑒𝓁𝒶

⚠ (TW: Violación) ⚠

Hola, este capítulo incluye contenido sensible como avise anteriormente, si eres alguien susceptible a este tipo de temas, te invito a que te saltes este capítulo.

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FREYA GRINDELWALD

—¡Freya, es hora de partir el pastel! —Un pequeño Frey me avisaba desde lejos dando pequeños saltitos en el mismo sitio causados por la emoción.

— ¡Ya voy! —Avise alejándome de mi pequeño grupo de amigas improvisado yendo tras mi hermano.

—Cariño, es hora de partir el pastel, ven aquí —Mi padre me tomó entre sus brazos subiéndome sobre un banquito para poder estar a la par de la venerable mesa con un gran pastel y a los lados miles de dulces variados, mi madre imitó el mismo acto con mi hermano y ahora estábamos a la par.

Todos los invitados estaban frente a nosotros con grandes sonrisas y los más adultos con copas en sus manos. Todos vestidos de una manera patéticamente cara y excéntrica. Desde el más grande hasta el más pequeño

El resto de los integrantes de mi familia se acomodó a nuestros lados,

Mi madre hizo girar dos veces su varita y todas las luces se apagaron automáticamente, comenzaron a entonar la ya conocida canción mientras los flashes chocaban con nuestro rostro, necesitábamos un recuerdo, aun así, la sonrisa no se borraba de nuestros rostros.

Estaba sonriente apreciando el pastel que quería, la decoración era perfecta y todo tenía mis colores favoritos en dualidad con los de mi gemelo, me sentía como una autentica princesa, flotaba en mi burbuja de ilusión cuando unos susurros me distrajeron.

Mi madre pregunto por lo bajo a mi padre —Perseo, ¿Dónde está Hela...?

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DRACO MALFOY

Eran las cinco de la mañana y estábamos en el patio de la cabaña apreciando el amanecer, recostados sobre unas sabanas en el pasto.

Freya no había podido dormir, y ya habían pasado dos días.

Sus ojeras estaban marcadas y sus ojos no tenían el brillo natural con el que solía cargar.

Solo me decía lo necesario y nunca la había visto de este modo que observar lo mal que se siente me hace arder en colera.

El teléfono de la cabaña suena y me levanto sacudiendo la tela de mi pantalón.

— Iré por algo para comer. — Ella asiente y yo solo le ofrezco una sonrisa triste.

Entro a la casa tomando el teléfono.

— ¿Quién es? — La voz de Hécate me desea buenos días antes de comenzar con la conversación.

— ¿Cómo esta ella? — Suspiro jugando con mis anillos.

—Como la mierda. — No soy bueno mintiendo y no voy a decir que está en el paraíso de sus sueños porque claramente, no lo está. — No ha dormido ya en dos días, y come tan poco que siento que en cualquier momento va a colapsar.