~ "𝑫𝑶𝑳𝑳𝑯𝑶𝑼𝑺𝑬" ~ ─── 𝘿𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙈𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮 [𝑯𝒐𝒖𝒔𝒆𝒔; 1.0] - (+18)

𝔗𝔯𝔲𝔰𝔱

FREYA GRINDELWALD

Me reí por última vez recordando como golpeé el piso hace unas horas.

Draco me hacía sentir bien.

Me sentía querida, cuidada y sobre todo protegida.

Limpio mis heridas, me abrazo diciendo cosas lindas al oído recordándome lo importante que era para él.

《Pero él te engaño...》

Mi mente lo repetía en bucle justo cuando estaba por olvidarlo.

Pero yo a él...

Yo a él le quería, o eso creía.

Y querer era perdonar.

O por lo menos Perseo esa era lo que predicaba.

Estaba confundida, estaba tan confundida, dolida y sola, pero Malfoy estaba ahí.

Nada me costaba darle una última oportunidad. Planteo tan bien las disculpas que soltó, revolviendo todo en mi cabeza.

Al fin y al cabo, con o sin segunda oportunidad iba a seguir con él y a su lado, por más que luchará contra mí.

Dejé las circunstancias aparte y seguí burlándome de mi misma.

- Freya...- Me llamo mirando hacia el techo. Su actitud cambió drásticamente haciéndome tambalear con la decisión ya tomada.

- ¿Hmm? - No vocalice palabra, solo solté ese murmuró rápido.

- Soy un Mortífago.

Me quede tensa en mi sitio con los ojos bien abiertos y el corazón a mil.

Mi mirada fue hacia su brazo y no había nada, no tenía el tatuaje. Podía ser una broma, pero su tono me decía lo contrario.

Volteo el rostro dirigiéndome la mirada.

Y en ese momento las piezas del rompecabezas se juntaron completado lo que faltaba.

《 -Pero ¿quién se supone que es? Si voy a trabajar con él, necesito conocerlo.

- Lo harás en su momento, no seas desesperada Evanora. 》

Me senté en la cama tapando mis pechos con las sábanas tratando de buscar alguna pieza de ropa que ponerme encima.

《 - Él está más cerca de lo que crees, hasta es posible que ya se conozcan.

- Es estúpido que lo hagas tan misterioso. Avanzaríamos mucho más si supiera su nombre y ubicación.

- Todo tiene sentido en mi plan, y por ahora te quedas callada porque no quiero tu intervención. 》

Tomé su camisa sin fijarme bien y me la puse rápidamente levantándome de la cama.

- ¡Eya, Eya! - Me toma del brazo evitando que siguiera con el camino al baño.

Carajo, carajo, y mil veces carajo.

¿QUE MIERDA HACIA?

Tenía que decirle, el me lo había confesado y lo más justo es que yo revelará mi puesto, pero...

- Necesitaba decírtelo, si realmente quería hacer las cosas bien, tu debías saberlo. - Me retuvo con los ojos oscurecidos y la piel fría.

Ay que estúpida era, es que en serio hasta a veces me sorprendía de lo imbécil que podía llegar a ser.

Tenía todos los síntomas ahí; La ira, la agresividad, los ojos oscuros, las pocas palabras, poco afecto.

Todo, todo estaba ahí.