~ "𝑫𝑶𝑳𝑳𝑯𝑶𝑼𝑺𝑬" ~ ─── 𝘿𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙈𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮 [𝑯𝒐𝒖𝒔𝒆𝒔; 1.0] - (+18)

𝔉𝔲𝔱𝔲𝔯𝔢 𝔭𝔩𝔞𝔫𝔰

DRACO MALFOY

Unos días más pasan, y el "labor" me llama, así que de mala gana me levanto en medio de la madrugada.

— ¿Ideas? — Voldemort pregunta.

— Entrar a Hogwarts... Tenemos a gente ahí dentro Malfoy, Snape y ahora a la señorita Grindelwald—.

— ¿En qué momento piensas que eso es buena idea? — Eya aparece en la sala con dos tazas de café, una en cada mano, le sonrió con seriedad y continuo con lo mío. No hemos hablado mucho desde nuestro nuevo acuerdo de amistad, supongo que es lo que conlleva ser solo y estrictamente amigos.

De reojo logro notar como Tom estira la mano esperando por el café, pero Freya sigue de frente hasta llegar a mí. Me sonríe entregándome la taza.

— Solo dos de azúcar. — Susurra para mí, y continúa con su pequeño debate como si nada. — En ninguna circunstancia el adelanto de un plan nos llevará a la gloria, así que, si quieren seguir con vida y no perderla en medio de una emboscada imbécil, dejen de pensar como él. — Señala con la mirada al Mortífago que propuso el plan hace unos segundos.

Tom toma la atención y habla.

— Si queremos un camino libre, tenemos que arrojar a una pequeña piedra fuera del campo. Piedra nombrada Dumbledore.

Nadie entendió, así que Freya procede a explicar.

Rodea los ojos con fastidio explicando con exactitud el plan para el cual es requerido el armario evanescente.
— Es por eso por lo que, Malfoy, ha arreglado el artefacto. — Su voz se suaviza al mencionarme. — En la próxima fecha agendada se escogerá a un grupo con cuatro integrantes de los Mortífagos Élite, los cuales ingresaran al castillo con propósito principal: matar a Albus.

Entrego los planos del ala requerida estirándolos sobre la mesa.

Freya me da la palabra y comienzo a explicar el plan por realizar.

Las horas pasan, la una de la mañana se convierte en las cuatro y cuando el sol está por salir todos desaparecen regresando a los puestos principales.

Llegamos a mi habitación y nos quedamos unos minutos hablando de temas banales antes de que decida acompañarla a la suya.

Y en eso se resume toda mi enterneció con Eya en días.

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FREYA GRINDELWLAD

Me pongo la túnica de Slytherin y salgo corriendo con camino al comedor.

Subo las escaleras que sean necesarias y cuando estoy a nada de la puerta al que menos quiero ver se me aparece en medio como un maldito poste arruina planes.

— Freya, ya volviste — Chesnott aparece acompañándome insidiosamente al comedor, y yo que ansiaba tener un desayuno sin conflictos de interés.

— No Chest, soy una ilusión, en realidad estás en coma por la enfermedad en la que caíste hace unos días... No soy real, tienes que despertar. — Suelto en tono aburrido. Había olvidado contarle que llegué del baile de la Élite.

— No es gracioso Ella. — Rodea los ojos tomando mi rostro y besándome, no correspondo y con una sonrisa me alejó tratando de ocultar mi desagrado, odiaba los besos pastosos, y mucho más si venían de su parte.

Se sienta a mi lado sirviendo huevos fritos en su plato y un poco de tocino.

— ¿Cómo te fue, se lo están creyendo? — Quito algunos hebras de cabello que caían en mi rostro.

Mierda, lo había olvidado.

Hace unas semanas, antes del baile, planee una pequeña venganza contra Pansy y Malfoy. Se supone que no era muy grande, es decir, lo era, pero solo lo suficiente.

Claramente ese fue antes de que Draco le diera vuelta a todos mis planes y pensamientos como siempre suele hacerlo.

Lo de la "amistad" no es más que un juego que me dará tiempo necesario para conseguir lo que quiero, y aunque me joda admitirlo, en este momento Draco me va a interrumpir los planes y muchos más si decido oficializar la relación con él.

Asiento repetidas veces con una sonrisa fingida. — Ellos realmente piensan que los he perdonado... — Le cuento algunas cosas aleatorias sobre mis días en la mansión, evitando el claro hecho que encontré a mi querida madre cogiendo con el padre de Draco.

— Adoro como te queda el cabello corto, ha sido una buena decisión por parte tuya. — Sonríe mirándome con dulzura, asiento sonriente al igual que el pero la sonrisa se me quita inmediatamente cuando Astoria entra a la sala con la falda del uniforme más corta. Pero ese no es conflicto, este está en que la mirada de Gravy se posa en su culo con tan poca vergüenza.

Y de remate la marca morada se asoma por el cuello de su camisa.

Y listo, encuentro el hilo perfecto del cual jalar.

— Estas jediéndome, ¿verdad? — Dejo caer el tenedor sobre el plato causando el ruido estruendoso que lo alerta.

— ¿Qué, que pasa? — Me mira confundido tosiendo para recomponer su tono.

Rodeo los ojos tomando mi papel de novia celosa escandalosa y claramente falso.

— Cuando estés lo suficientemente concentrado en mí, y no en el culo de otras, me hablas. — Me paro del asiento despidiéndome dolorosamente de mi desayuno a la mitad, salgo de la sala con camino a mi primera clase del día.

Y es justo por esto y muchas razones más que necesito deshacerme de Chesnott Gravy y todo el que cargue su apellido.

Cuando me comprometieron con Chestnott nunca vi algo más atrás que una boda planeada y una vida insignificantemente aburrida, era mi futuro desde el momento en que acepté que pusiera ese jodido anillo en mi mano.

Pero, desde que entré a los Mortífagos siempre tuve un plan trazado, y durante todo este tiempo he luchado para mantener el puesto que tengo.

Siendo sincera, estoy más cerca de lo que alguna vez pensé, pero como todo en la vida, para realizar lo que deseo, necesito dinero, dinero en cantidades exuberantes, dinero que no esté relacionado ni a mí ni a mi familia.

Y para mi suerte, los Gravy tenían mucho de ese, ahora eran mi entrada perfecta para librarme de este puto infierno y convertirlo en mío.

***

— ¿Y cómo sé que no voy a estar relacionada con el asesinato? — cuestiono al pelirrojo frente mío el cual se fuma un cigarrillo en completa calma.

— Si supieras que vas a ser relacionada con el asesinato, ni siquiera me hubieras llamado. — Sonríe amistoso. — Es decir, Evanora, me estas pagando dos millones en moneda mágica, por esta cantidad te aseguro que la calidad de mi trabajo está más que garantizada.

Juego con mi labio inferior dudosa, pero si esto es lo necesario no voy a dudar en dar el paso.

— Tienes claro los puntos, ¿verdad? — el asiente. — ¿Las ubicaciones y coordenadas? — vuelve a asentir.

— Tengo todo preparado, absolutamente todo. — Suspiro sabiendo que esta es la mejor opción. — Si tienes alguna duda, ya sabes cual es el protocolo para contactarme.

Si despide y desaparece del lugar con facilidad.

No sé en que me estoy metiendo, solo espero que todo tenga que salir como debe.