~ "𝑫𝑶𝑳𝑳𝑯𝑶𝑼𝑺𝑬" ~ ─── 𝘿𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙈𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮 [𝑯𝒐𝒖𝒔𝒆𝒔; 1.0] - (+18)

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FREYA GRINDELWALD

Era un imbécil, no media la consecuencia de sus actos en ninguna circunstancia.

¿Qué hubiera pasado si la maldición sí hubiera caído en él?

Mierda, ahora estaba más que jodida. Es que simplemente no lo podían lastimar, era algo que no me podía permitir y mucho menos ahora.

— ¿Y te pareció bien atacarlo con eso? — La señora con cabello plateado al frente mío me cuestionaba.

— Nana, casi muere. — Tomé un sorbo de mi taza de té cuando decidí que estaba un toque agrio, sujete el recipiente lleno de miel y agregue dos cucharadas más a la taza.

— En ningún momento contradije eso. — Aclaro. — Si, tu rubiecito casi muere por impulsivo, pero ¿enserio Freya? — Mi abuela tomó la pequeña licorera plateada agregándole con discreción un buen chorro a su taza.

— ¿En serio qué? — La mire confundida.

—"Simple mortal con problemas paternales" y no me hagas continuar... — Repitió lo que le había contado hace unas horas. — Es que ustedes dos son un desastre, no comen ni dejan de comer. Eya por qué tanta complicación, dile que ahora tú quieres algo serio y ya.

Reí con disimulo — Si claro, Nana. Y olvidemos que estoy comprometida y a nada de casarme.

— Nenita, pero si el italiano ni siquiera te gusta. Ve a los brazos de tu príncipe con cabello desteñido y se feliz.

— Acabo de mandarlo a la mierda, abuela. De seguro me debe de odiar más que antes.

—¿Odiarte? Te apuesto que lo último que hace es eso, pero sí debe estar resentido, es completamente normal y esperado. Pero a ti también ¿Quién carajos te manda a ofender con algo tan sensible como la familia, y si él hubiera dicho algo parecido?...

Me quedé en silencio acariciando a la bola de pelo ~Loki~ sobre mis piernas.

— Escucha Freya, la abuela buena onda se acabó. — Me miro con atisbo de enojo. — Cariño, la jodiste y por muy enojada o exasperada que hayas estado en ese momento no hay ni un gramo de justificación para que lo dijiste. — Esclareció. — Si tienes poderes que prácticamente vienen del inframundo. Pero amor, creo que hasta el mismo Ares tiene más autocontrol que tú.

Solté un suspiro frustrado.

— Me pregunto si lo quería... — Mi abuela sonrió apuntándome con el dedo índice.

— Lo sabía, esa cara de confundida tenía que venir de algo... Cariño suéltalo, que para eso estoy aquí.

— Es que yo... Nana, ya sabes la historia, no puedo y él es tan, joder siento que él, no lo sé, a veces simplemente me hace creer que, si puedo lograrlo, que lo de maldición solo era una broma de mal gusto. Me hace sentir esas cosas que describen los libros de romance, las mariposas en el estómago y las manos sudorosas. — Solo hablaba y hablaba sin parar. — Cuando me mira... Puedo olvidarme de todo y me confunde tanto con sus actitudes. — Comienzo a imitarlo como una imbécil. —"Freya quédate, no Freya aléjate es por tu bien, trato de protegerte. Sabes que Freya, olvídalo no puedo estar alejado de ti, así que regresa a mi"—Termino con mi acto patético. — Es tan indeciso, posesivo y malditamente perfecto, es que si vieras los hoyuelos que se le hacen en las mejillas cuando logró que ría, o lo rosa que se ponen sus mejillas cuando el invierno comienza.

— Cariño— Rio con ternura—. Así se siente querer a alguien. Y sobre lo de tu maldición, tú padre aseguró que en cada caso es diferente. No te dejes llevar por las palabras de alguien que no seas tú, pero si quieres sacarte esa espina, consúltalo con tu padre.