𝔏𝔢𝔱 𝔥𝔢𝔯 𝔤𝔬

Comenzar desde el principio
                                    

Y que mis manos estuvieran atadas no facilitaba la tarea.

- ¿A quién le perteneces Freya? - Susurro con un suave gemido ronco en mi oído.

Una cosa era que me gustara que me castigaran en medio del acto sexual, y otra muy diferente era rebajarme, eso si no me iba.

- A nadie. - Conteste con firmeza. Salió de mi antes de arrojarme a la cama nuevamente y girarme. Ahora me miraba fijamente a los ojos y él sabía cuánto me desesperaba el contacto visual.

- ¿En qué momento mi nombre cambió de "Draco" a "Nadie"? - Respondió acomodándose entre mis piernas, retuve la carcajada solo soltando una sonrisa. - Tu memoria es muy mala. Pero déjame ser sincero, me encanta recordarte a quien perteneces. - Se acomodo nuevamente en mi entrada, sujetó su miembro y acaricio mi clítoris con él.

- Mierda cuanto te odio. - Arquee mi espalda negándole mi contacto visual.

- Tu cuerpo no parece odiarme, en realidad todo lo contrario. Tu cuerpo me ama. - Ahora solo faltaba que yo lo hiciera, mala broma.

Entro nuevamente en mi con un solo embate, gemí su nombre levantando mis caderas.

- Suéltame ya. - Negó riendo mientras me seguía embistiendo con fuerza y posesión. Sus manos acariciaban mis senos aumentando mi disfrute y yo solo quería que me dejara tocarlo. - Draco suéltame...- Negó con la cabeza, sus manos bajaron hasta mis caderas sujetándolas como soporte para poder profundizar las embestidas.

- Carajo, quiero besarte. - Las palabras se deslizaron de mis labios dejándome expuesta, pero eso pareció funcionar. Tomo las llaves plateadas que estaban entre las sábanas y desabrocho las esposas, pero mi necesidad de sentir sus labios era tanta que antes de que soltara la otra lo atrajera a mi logrando mi objetivo.

Lo besé con fuerza mordiendo sus labios, siguió arremetiendo contra mí con vigor mientras yo marcaba su cuello, pero esta vez no eran simplemente marcas, eran mordidas suaves, pero a la vez nada discretas.

Enrolle mis piernas en sus caderas y con una simple jugada quede arriba teniendo todo el control.

Moví mis caderas con fuerza montándolo mientras mis manos acomodaban mi cabello para que no me fastidiara en el rostro.

- Mierda, si tan solo pudieras ver el espectáculo que me estás dando... - Sujetó mi cintura ayudándome con las embestidas, comencé a sentir el conocido cosquilleo en mi abdomen antes de apretarme en él, terminando ambos al mismo tiempo.

──────── ✧ ────────

DRACO MALFOY

Freya gimió por última vez cuando salí de ella. Había sido el tercer orgasmo de la noche, pero no aseguraba que fuera el último del día.

Caí en la cama justo a su lado. Tomé una camiseta sucia que se encontraba en mi buró y limpié su abdomen y piernas antes de volver a tirar la camiseta por cualquier lado.

Me sonrió con cansancio antes de acomodarse en mi pecho y le importo un carajo taparse con alguna sábana.

Acomodé una de sus piernas sobre mí comenzando a acariciarla con las yemas de mis dedos.

- Ni se te ocurra ponerme caliente otra vez porque creo que si tengo un orgasmo más voy a desmayarme. - Rei quitando las hebras de cabello que se le pegaban al rostro por el sudor.

- No es mi culpa que solo mi tacto te excite, Freya. - Bufo pasando su mirada por mi pecho hasta visualizar la cicatriz que se encontraba en este.

Soltó un suspiró con fastidio, una de sus manos recorrió mi abdomen hasta llegar a la cicatriz reciente y la acarició como si tratara de quitarla.

- Eya, por mucho que la acaricies no se irá. - Levantó la mirada antes de preguntar.

- ¿Quién te lo hizo? - Negué con suavidad, no podía decírselo. - Solo dilo, Draco.

- ¿Para qué mates al que me lo hizo? No cariño, así estoy bien. - Rio con suavidad.

- Admítelo, amarías que matará a alguien por ti. - Soltó acomodando mi cabello.

- ¿Es una propuesta? - Pregunte con tono coqueto guiñándole un ojo.

- Tal vez sea una promesa. - Tomo las sábanas cubriéndose para acomodarse boca abajo.

- No hay algo más sexy que tu prometiendo matar a alguien por mí. - Susurre en su oído apoyando mi cabeza en su espalda baja quedándome dormido entre las sábanas que ahora tenían el olor dulce de su perfume y las manchas de su labial.

Me agradecí a mí mismo por atesorar ese momento, por memorizar cada parte de lo que estaba a mi alrededor.

Freya prometió matar a una persona por mi... Fue muy inexacta esa vez, porque no solo mató a una, mató a más de las que te podrías imaginar, y tampoco querías ponerte a pensar cuántas yo había matado por ella.

Ahora me encontraba sentado en mi escritorio tratando de buscar una forma para volver a tenerla a mi lado, alguna forma de poder volver a tener las marcas de su labial en mis sábanas, o el aroma de su perfume en mi piel.

Pero era más que imposible.

Recordando todo lo que había pasado a su lado me arrepentía de no haberla tomado en ese instante y escapado con ella de todo lo que nos rodeaba. De irnos sin dejar un maldito rastro.

Tal vez si en ese momento hubiera tomado esa decisión, ahora tendríamos una linda familia con unos perfectos hijos que serían la viva imagen de Freya. Con un perro y tal vez un gato si es que alguno de mis hijos me lo pidiera, tendríamos la casa que ella siempre quiso y llenaría a mis herederos de regalos y caprichos innecesarios todos los días.

Pero todo eso solo era un "Pudo ser".

Un "Pudo ser" que nunca fue, porque ahora miraba el collar de mi chica que descansaba sobre la palma de mi mano. La esmeralda de color verde brillante que llevaba conmigo a todos lados como un recuerdo constante de que la había perdido.

De que por primera vez en mi vida había perdido la jugada y que mi apellido no era tan fuerte como pensé que era.

Solté un suspiro levantándome, me dirigí hasta la papelera sujetando el collar de la cadena dorada que sostenía la esmeralda.

Ya era momento de que la dejara ir.

Un escalofrío recorrió mi espalda obligándome a recordar, la cicatriz con sus iniciales que cargaba en mi piel comenzó a arder.

Ya era el momento de dejarla ir, pero simplemente no quería hacerlo. Ella me perteneció y siempre lo haría.

Tocaron la puerta, guardé la joya dentro de él bolsillo de mi pantalón cuando la mujer con cabello rubio entró a la habitación.

- ¿Osito, ya nos vamos? - Preguntó en voz suave, asentí antes de acercarme a mi escritorio para cerrar un cajón con llave, me levanté acomodando mi chaqueta y salí de la habitación.

~ "𝑫𝑶𝑳𝑳𝑯𝑶𝑼𝑺𝑬" ~ ─── 𝘿𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙈𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮 [𝑯𝒐𝒖𝒔𝒆𝒔; 1.0] - (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora